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El éxito de la reunificación alemana no borra la frontera entre este o oeste

EFE

Berlín —

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La reunificación alemana, que este año cumple su 25 aniversario, es una historia de éxito, a pesar de que en innumerables aspectos, desde el desarrollo demográfico hasta la economía o la agricultura, las cifras muestran la persistencia de la antigua frontera que separó el este y el oeste del país.

“Hasta que las partes antes separadas realmente crezcan juntas se necesitará al menos otra generación”, concluye el informe “Así va la unidad”, elaborado por el Instituto Berlín para la Población y el Desarrollo.

Que desde la temporada 2008-2009 no haya ningún club de fútbol de la antigua Alemania comunista que juegue en la Bundesliga es sólo una anécdota; el instituto ha analizado 25 áreas y ha comprobado que en pocas han desaparecido las diferencias entre la ex República Democrática de Alemania (RDA) y la occidental República Federal de Alemania (RFA).

Entre 1991 y 2013, los cinco estados del este perdieron dos de sus 14,5 millones de habitantes, mientras crecía la población en el oeste de Alemania en 2,5 millones.

La principal consecuencia fue el envejecimiento de la población en el este, ya que quienes emigraron eran principalmente jóvenes, un fenómeno acompañado en los primeros años de una radical caída de la tasa de fertilidad, que ya se ha recuperado.

Es el área económica la que más claramente muestra la brecha del país: un trabajador cobra de media en el este tres cuartas partes del salario del oeste; la productividad es menor en la antigua Alemania comunista; y el paro, que se disparó en ese territorio tras la reunificación hasta doblar las tasas occidentales, sigue siendo superior (8,8 % frente a 5,6 %).

La mayoría de las grandes industria nacionales radican en el oeste del país, donde el patrimonio medio de los hogares sigue duplicando al del este.

También hay diferencias en el papel de la mujer y la familia, aunque, en este apartado, es el oeste el que se ha acercado a las concepciones previas del este, al disminuir, por ejemplo, el número de madres que consideran que deben quedarse en casa al cuidado de los hijos mientras el padre trabaja.

A pesar de ello, siguen siendo las madres que trabajan en el este, y las que lo hacen a jornada completa.

Las tasas de abandono escolar son mayores en los estados orientales, aunque los estudios PISA revelan que es en ese territorio donde los alumnos muestran las competencias más altas.

La inmigración también divide a Alemania; mientras que en varios estados del oeste la tasa de habitantes con raíces extranjeras es del 25 %, el porcentaje se sitúa entre el 4 y el 5% en el este, donde las encuestas revelan una mayor xenofobia.

“Los resultados nos han sorprendido a nosotros mismos; tanto en el desarrollo demográfico, como en la economía, la riqueza, la tasa de actividad o el tamaño de las explotaciones agrarias, en todo se dibuja casi exactamente la antigua frontera”, señala el director del Instituto Berlín, Reiner Klingholz, aunque puntualiza en el prólogo del estudio que no es siempre el este el que sale perdiendo.

A más tardar en 2040, cuando el país celebre unido sus bodas de oro y la mayoría de los residentes hayan nacido ya tras la reunificación, habrá una nueva Alemania, destaca el investigador.