Ubicado entre cañones, construcciones de siglos pasados y silenciosos paisajes que lo hacen parecer sacado de un cuadro, As Ermidas es uno de esos rincones de Galicia que se resisten al paso del tiempo. Este pequeño núcleo perteneciente al municipio de O Bolo, en la provincia de Ourense, guarda entre sus calles empedradas y montes verdes un tesoro arquitectónico y espiritual. Se trata del Santuario de Nuestra Señora das Ermidas, una joya del barroco gallego que sorprende por su majestuosidad en un entorno tan aislado.
Aunque el santuario es la gran estrella del lugar, As Ermidas ofrece mucho más. Su entorno natural, su historia y el estilo de vida pausado de sus escasos habitantes convierten este enclave en un destino perfecto para los que buscan autenticidad, belleza y silencio.
Un santuario inesperado en el corazón del valle
El Santuario de As Ermidas es una de las construcciones religiosas más destacadas del barroco gallego. Lo primero que llama la atención de quienes se acercan a As Ermidas es el contraste entre la grandiosidad del santuario y la humildad del entorno.
La iglesia, cuya construcción se inició en el siglo XVII y fue declarada Bien de Interés Cultural en 2006, destaca por su imponente fachada barroca de granito, flanqueada por dos torres que parecen custodiar la entrada a otro tiempo. En el interior del templo se conservan varios retablos de gran valor artístico, siendo el más notable el de la imagen de la Virgen de As Ermidas que preside el Altar Mayor. El exterior también guarda elementos singulares, como el pavimento de cantos rodados que cubre el recinto del santuario o el cruceiro barroco que preside la plaza central.
Además, el origen del santuario está envuelto en leyendas y tradiciones populares. Se cuenta que en una gruta del lugar apareció una imagen de la Virgen. El lugar se convirtió así en centro de peregrinación, especialmente en torno al 8 de septiembre, día en que se celebra la festividad de la Natividad de la Virgen. Aunque hoy la afluencia ha disminuido, aún se conservan muchas de esas tradiciones, y la festividad sigue siendo un momento especial para los vecinos del municipio de O Bolo.
Refréscate en la playa fluvial de As Ermidas
Más allá del santuario, durante los meses de verano, As Ermidas ofrece un plan perfecto para quienes buscan tranquilidad y naturaleza. Ese es su playa fluvial. Situada a orillas del río Bibei, es un lugar ideal para darse un baño en sus aguas frías y cristalinas, rodeado de vegetación y sin aglomeraciones.
Muy cerca del cauce, el visitante puede descubrir antiguos molinos hidráulicos rehabilitados, testigos del pasado agrícola de la zona. En su día, estos pequeños edificios eran esenciales para moler grano o producir aceite, y hoy forman parte del paisaje cultural que se puede recorrer paseando junto al río.
El acceso es cómodo, cuenta con una zona de aparcamiento cercana, y el entorno natural invita a pasar una jornada diferente, lejos del ruido y el calor de la ciudad.
Una joya escondida entre montañas y ríos
Para llegar a As Ermidas hay que desviarse de las rutas principales y adentrarse en una carretera estrecha que serpentea entre montes y cañones. No obstante, el viaje, sin duda alguna, vale la pena. El entorno natural que rodea al pueblo es de una belleza casi salvaje, dominado por el cañón del río Bibei, cuyas aguas han esculpido un paisaje de paredes verticales, bosques de robles y senderos que invitan al paseo y la contemplación.
La comarca en la que se encuentra As Ermidas, conocida como Valdeorras, es también famosa por sus vinos con denominación de origen, en especial el godello, una variedad blanca que ha ganado reconocimiento internacional.
Como añadido, los visitantes pueden aprovechar la cercanía para recorrer algunas rutas de senderismo, como el camino que sigue el curso del río Bibei o los antiguos caminos de peregrinación que conducen al santuario desde diferentes puntos de la provincia. Son recorridos que no solo permiten admirar la naturaleza, sino también descubrir otras aldeas con encanto, antiguos molinos, puentes y ermitas.
No te olvides de cruzar el puente romano
A pocos kilómetros de As Ermidas, el cañón del río Bibei esconde el Puente Bibei, una obra de ingeniería romana que ha resistido el paso de casi dos mil años. Construido entre los años 114 y 119 d. C., durante el mandato del emperador Trajano, este puente formaba parte de la Via Nova, una calzada romana que unía Braga (en la actual Portugal) con Astorga.
A pesar del tiempo y de algunas reformas a lo largo de los siglos, su estructura original se conserva prácticamente intacta. De hecho, junto con el puente de O Freixo sobre el río Arnoia, es uno de los pocos de su época en Galicia que siguen en funcionamiento.
En 1931, el Puente Bibei fue declarado Monumento Histórico-Artístico. Junto a él, todavía se conservan dos elementos que recuerdan su origen: un miliario romano del tiempo del emperador Vespasiano y una columna dedicada a Trajano, colocada como testimonio de la importancia de esta infraestructura.
Un castillo con historia en lo alto de O Bolo
A escasa distancia de As Ermidas, en lo alto de una colina, se levanta el castillo de O Bolo, una construcción medieval que domina el paisaje desde hace más de 800 años. Levantado entre los siglos XII y XIII, el castillo tuvo un papel importante en la defensa de la zona, aunque con el paso del tiempo sufrió daños y acabó en estado de abandono.
Su recuperación en el siglo XXI permitió abrirlo de nuevo al público. Hoy alberga un museo con recursos interactivos donde se puede conocer la historia del edificio, su arquitectura y la vida en la comarca durante la Edad Media. Uno de los grandes atractivos es subir a la torre principal, desde donde se obtiene una panorámica espectacular del entorno. Es una parada muy recomendable para completar la visita a este rincón de Galicia.