Si vas a visitar espacios naturales, recuerda la importancia de respetar el entorno y sigue las guías y recomendaciones oficiales para no poner en peligro el lugar ni tu integridad física.
A veces, los paisajes más sorprendentes no están en lugares remotos ni en parques naturales de renombre, sino escondidos a pocos kilómetros de pequeños pueblos con nombre modesto. En el interior de la provincia de Valencia, el municipio de Quesa guarda un tesoro que, aunque cada vez más conocido, conserva el encanto de lo auténtico. Se trata de un paraje donde el agua ha esculpido formas caprichosas en la roca durante siglos, dando lugar a un conjunto de piscinas naturales que invitan al descanso y al baño.
En plena naturaleza, rodeados de pinos, plantas aromáticas y barrancos de piedra, los Charcos de Quesa se han convertido en uno de los destinos más deseados para quienes buscan una escapada refrescante lejos del bullicio. La combinación de aguas limpias, sombra natural y un paisaje abrupto y sereno hacen del lugar una joya para bañistas, senderistas y amantes del entorno rural. Cada charco tiene su propio carácter: algunos son tranquilos y pequeños, otros más amplios, y uno incluso cuenta con una cascada que se precipita desde varios metros de altura.
Lejos de ser un espacio únicamente de recreo, este enclave también tiene un valor ecológico importante y se encuentra en una zona protegida por la Red Natura 2000, una red europea destinada a garantizar la conservación de la biodiversidad. Esa condición especial lo convierte en un lugar que debe disfrutarse con respeto, sin olvidar que su equilibrio depende de la responsabilidad de quienes lo visitan. Los Charcos de Quesa no son solo un destino para el verano: son una invitación a reconectar con lo esencial.
El entorno natural de la zona
El paraje de los Charcos de Quesa se encuentra en un entorno montañoso y tranquilo, rodeado de naturaleza. El protagonista del lugar es el río Grande, también conocido como río de las Cuevas, que ha ido formando con el paso del tiempo varias pozas de agua entre las rocas. Estas piscinas naturales están rodeadas de vegetación mediterránea, con pinos, arbustos, plantas aromáticas y zona de sombra que hacen más agradable la estancia.
Se trata de un espacio con gran valor ambiental, incluido dentro de la Red Natura 2000, una iniciativa europea para proteger la biodiversidad. El área está catalogada como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), lo que significa que en este entorno viven especies y hábitats que merecen especial cuidado.
Por este motivo, aunque se permite el baño y hay zonas habilitadas para el descanso y el ocio, es importante actuar con responsabilidad: no dejar basura, no molestar a los animales y respetar la vegetación. El entorno es bonito y accesible, pero también frágil, y su conservación depende del comportamiento de todos los visitantes.
Los cuatro charcos de Quesa
El paraje natural de Quesa está formado por cuatro charcos o piscinas naturales creadas por la erosión del río Grande. Cada uno tiene un tamaño, forma y profundidad distinta, lo que permite a los visitantes elegir el que mejor se adapte a sus preferencias. En todos está permitido el baño, y en los meses más cálidos son una opción muy popular para refrescarse en plena naturaleza. Estos cuatro charcos son:
- Charco de la Horteta: es el primero que se encuentra al llegar al paraje, ante de la zona recreativa. Está algo apartado del resto y suele tener menos agua, por lo que no siempre está en condiciones para el baño. Aun así, es un rincón bonito para parar a descansar o hacer fotos, ya que está rodeado de vegetación y tiene un ambiente tranquilo.
- Charco de las Fuentes: es la poza más grande del conjunto y una de las más visitadas. Dispone de una pasarela de madera que permite cruzarlo sin meterse en el agua. En la parte baja del charco hay una zona habilitada para que las mascotas puedan bañarse, lo que lo convierte en una opción ideal para quienes viajan con perros. Tiene zonas más profundas y otras más accesibles, por lo que es apto para todo tipo de visitantes.
- Charco de la Bañera: es de tamaño más reducido, pero muy pintoresco. Perfecto para quienes buscan un rincón más tranquilo y acogedor. Aunque no tiene mucha profundidad, sus aguas limpias y su entorno rocoso lo hacen ideal para relajarse o darse un baño corto.
- Charco del Chorro: situado en la parte más alta del recorrido, es uno de los puntos más llamativos del paraje. Su principal atractivo es una cascada de unos siete metros que cae directamente sobre la poza. Es una de las zonas más fotografiadas y suele tener bastante afluencia, sobre todo en verano. Aunque no es muy profunda, su entorno natural y la caída de agua hacen que sea uno de los favoritos para bañarse y disfrutar del paisaje.
Servicios y actividades recomendadas
Los Charcos de Quesa son conocidos por sus piscinas naturales, pero también ofrecen otras actividades para disfrutar al aire libre. Además de bañarse, que es lo más popular en verano, se puede pasear y disfrutar del entorno en familia o amigos.
Desde el área recreativa salen varias rutas de senderismo señalizadas. Por ejemplo, el sendero PR-CV 203, que lleva hasta las pinturas rupestres del Abrigo de Voro, un importante vestigio arqueológico. También está el PR-CV 204, que conecta el pueblo con el paraje de los Charcos siguiendo el curso del río.
En el área recreativa hay servicios básicos como mesas con sombra para comer, fuente de agua, baños, zona para niños y aparcamiento. Todo está adaptado para personas con movilidad reducida, por lo que cualquiera puede visitarlo cómodamente.
Ubicación y acceso a los Charcos de Quesa
Los Charcos de Quesa están situados en la comarca del Canal de Navarrés, a unos siete kilómetros del pueblo de Quesa, en el interior de la provincia de Valencia. Se puede llegar fácilmente en coche, ya que el camino está asfaltado y bien señalizado desde el municipio. Al final del recorrido hay una zona de aparcamiento cerca del área recreativa.
Durante la temporada alta, se cobra una pequeña ecotasa: un euro por persona y dos euros por coche. Este apoyo ayuda a mantener limpio y cuidado el paraje. La zona también cuenta con señalización clara para facilitar la llegada tanto en coche como a pie.