Si vas a visitar espacios naturales, recuerda la importancia de respetar el entorno y sigue las guías y recomendaciones oficiales para no poner en peligro el lugar ni tu integridad física.
La isla de La Palma, en el archipiélago canario, tiene un relieve definido por su historia volcánica. Sus laderas son abruptas y gran parte del terreno está formado por coladas de lava que han dado forma al paisaje durante siglos. En medio de este escenario, existen varias opciones de senderismo que permiten recorrer distintas formaciones geológicas. Entre ellas, destaca un itinerario que atraviesa parte del Parque Natural de Cumbre Vieja, donde se concentran varios volcanes y cráteres que configuran buena parte del relieve de la isla.
El paisaje natural combina zonas de bosque, tramos volcánicos y miradores abiertos hacia el océano. La altura y la orientación de las laderas hacen que el clima cambie a lo largo del recorrido, lo que influye en la vegetación y en la facilidad de tránsito por los senderos. Los caminos habilitados están pensados para permitir un paso seguro sobre distintos tipos de terreno, desde ceniza volcánica hasta lava solidificada.
Los senderos más conocidos combinan subidas y bajadas que conectan núcleos de población con áreas protegidas. Están gestionados por autoridades locales y se encuentran dentro de parques naturales o espacios con regulaciones ambientales. Esto asegura que quienes los recorren tengan información sobre la duración aproximada, el nivel de dificultad, la altitud máxima y los puntos de interés geológico y ecológico, sin afectar la integridad del entorno.
Ruta de los Volcanes
La Ruta de los Volcanes recorre la dorsal de Cumbre Vieja y permite atravesar varios volcanes históricos y recientes. En total, la ruta completa alcanza unos 22 kilómetros, aunque es posible recorrer solo tramos más cortos según el tiempo disponible y la preparación física de cada persona. El tramo más habitual empieza en el Refugio del Pilar y termina en Los Canarios, con una distancia cercana a 16 kilómetros. Si se continúa hasta el Faro de Fuencaliente, la caminata cubre los 22 kilómetros completos.
El recorrido se considera de dificultad media-alta por la composición del terreno. Además, alterna tramos de ceniza volcánica, lava solidificada y pendientes pronunciadas. El desnivel acumulado llega a casi 2.000 metros, con el punto más alto en el volcán de Las Deseadas, que se eleva a 1.945 metros. Los primeros kilómetros son de subida constante, mientras que la segunda mitad consiste en descensos prolongados hasta la costa. Por eso se recomienda llevar calzado adecuado, suficiente agua y revisar el clima antes de iniciar la caminata.
En el camino se encuentran varios volcanes destacados, como San Juan (también llamado Hoyo Negro), Duraznero, Martín y Las Deseadas, además de cráteres menores. El volcán Martín se ubica a 1.600 metros y su última erupción registrada fue en 1646. La ruta permite observar tanto coladas recientes como formaciones más antiguas, y apreciar la disposición del relieve en dirección al océano. Los tramos elevados alternan con llanuras, ofreciendo distintas perspectivas sobre la isla y sobre áreas de bosque de pino canario hacia el final del recorrido.
La mayor parte del sendero se encuentra dentro del Parque Natural de Cumbre Vieja, que regula el acceso a determinadas zonas y establece normas para proteger el entorno. La señalización ayuda a orientarse y contribuye a reducir el impacto ambiental. No hay fuentes de agua en el camino, así que es necesario llevar líquido y algún alimento ligero. Además, se recomienda mantenerse en los senderos habilitados y respetar la flora y fauna para preservar la seguridad y el medio ambiente.
La ruta se puede ajustar según la condición física y el tiempo disponible. Es posible recorrer solo parte del itinerario o completarlo en un día. La combinación de volcanes, coladas de lava, cráteres y bosques permite observar de cerca el relieve volcánico de la isla y entender cómo se ha ido formando a lo largo del tiempo. Cada tramo ofrece detalles distintos del paisaje, desde el bosque de pinos hasta las zonas más volcánicas, permitiendo una experiencia completa para quienes deciden recorrerlo.