En el corazón de los Alpes suizos, encontramos una joya de la ingeniería moderna que permite a los visitantes hacer un viaje único: subir a Jungfraujoch, la estación de ferrocarril más alta de Europa. Hablamos del Jungfrau, un tren cremallera que recorre las montañas del área de Jungfrau-Aletsch, declarada primer Patrimonio Mundial Natural alpino de la UNESCO en 2001.
El viaje puede comenzar en las terminales de los pueblos alpinos de Grindelwald o Lauterbrunnen, dos de los destinos turísticos más populares de Suiza. Tras llegar al puerto de montaña Kleine Scheidegg, el tren se interna en la montaña Eiger a través de un túnel. “Este se construyó entre 1896 y 1912, y tiene una longitud de 7 kilómetros”, señala la Oficina de Turismo del país en su página web.
Durante el trayecto, el ferrocarril hace un par de paradas para que los viajeros puedan ver en detalle las montañas nevadas. Además, el viaje permite acceder a uno de los paisajes más importantes de la zona con unas vistas espectaculares, ya que la estación de Jungfraujoch se ubica a nada más y nada menos que 3.454 metros sobre el nivel del mar.
¿Qué hacer en Jungfraujoch?
Subir en el tren del Jungfrau es una experiencia en sí misma, ya que permite contemplar paisajes de película como el glaciar Aletsch que, con casi 24 kilómetros, es el más largo de los Alpes. Sin embargo, una vez en Jungfraujoch, los viajeros también pueden hacer otro tipo de actividades.
Por ejemplo, pueden visitar el observatorio Sphinx. Este nombre viene de la cumbre montañosa en la que está ubicado, a unos 3.571 metros sobre el nivel del mar, lo que lo hace uno de los observatorios abiertos al público más altos del mundo. Cuenta con un mirador que ofrece una vista privilegiada de los Alpes. Además, es un sitio que genera mucha curiosidad porque allí se han grabado películas como El gran hotel Budapest, del director Wes Anderson.
Otro de los reclamos turísticos de la zona es el Palacio de hielo, una serie de pasillos y galerías que contienen esculturas de hielo, excavados en el glaciar Aletsch. Es importante llevar ropa de abrigo porque en el interior del palacio hay temperaturas bajo cero para mantener las estructuras de hielo en perfecto estado.
En Jungfraujoch también se encuentra la Alpine Sensation, un pasillo de 250 metros en el que, a través de distintos murales, se explica cómo se construyó el túnel de 7 kilómetros por el que sube el tren cremallera entre 1896 y 1912. Además, alrededor de la estación también hay caminatas que permiten explorar un poco más la zona y disfrutar de los paisajes montañosos desde distintos puntos de vista.