El Mercado Central se convertirá en el centro gastronómico más grande de Canarias

Mercado Central.

Iván Alejandro Hernández

Las Palmas de Gran Canaria —

El Mercado Central, ubicado en en la zona comercial de Mesa y López en Las Palmas de Gran Canaria, fue fundado en 1957 y es el más grande de la ciudad capitalina. Desde hace varios años ha tenido la intención de adaptarse a los nuevos tiempos para atraer más público y competir a través de la creación de un centro gastronómico de inversión privada. Ahora, tras superar las trabas burocráticas y con el proyecto ya presentado al Ayuntamiento, se prevé que esté acabado y en funcionamiento en 2017, según el gerente del mismo, Fernando García.

Históricamente los mercados han sido el alma de los pueblos o las ciudades, un lugar que suponía el punto de encuentro de los vecinos, generalmente en la plaza, donde todos se conocían y, además de comprar, se socializaba.

“Es cierto que se ha perdido ese concepto de plaza que a mi entender se debería recuperar como punto de encuentro, pero para ello hay que dinamizar los mercados y adaptarlos a los tiempos que corren”, explica García.

El Mercado Central cuenta con 125 puestos y locales comerciales (algunos vacíos) una galería comercial, una planta principal y una planta alta. Además está en una situación privilegiada en la ciudad desde su nacimiento, el tercero después del de Vegueta y el del Puerto. Era donde se marcaban los precios para el resto de recovas e incluso suministraban sus productos al resto de la isla hasta la creación del Mercalaspalmas, cuando en los '90 muchos mayoristas que operaban en el edifico se fueron o se transformaron en minoristas.

A pesar de las circunstancias actuales, el Mercado Central sigue contando con un alta afluencia de público debido a su ubicación, sus dimensiones y a que cuenta con un aparcamiento en el sótano.

Pero la cooperativa que gestiona el centro, creada en 1997, lleva varias años buscando nuevas fórmulas para tratar de atraer más público, como los turistas o la gente joven, y su opción ha sido utilizar su planta alta como centro gastronómico, cediendo el espacio a un grupo de inversores para su explotación.

“El interior de la planta alta se vacía de puestos de venta tradicional y se monta un centro gastronómico al estilo del mercado de San Miguel (Madrid), es decir, se ubicarán puestos de restauración y zonas comunes, sin que nadie tenga su parcela para sus clientes y con un servicio de recogida de mesas común, para comer in situ o para llevar a casa”, relata García.

Para ello se han tenido que superar “innumerables obstáculos con la administración”, narra García, para que algún inversor quisiera seguir adelante con el proyecto

La cooperativa gestora del Mercado Central se encuentra en la fase de preparar la documentación sobre los puestos para los inversores, ya que los antiguos comerciantes ya llegaron a un acuerdo para traspasarlos, unos porque se jubilan y otros se trasladan a los locales vacías de la primera planta.

Pero además de esta iniciativa, que supondrá el 49% de la actividad del edificio sin perder su función primordial, la cooperativa quiere remodelar el Mercado Central para que vuelva a ser cómo en sus origines.

“Ahora el edificio es rojo en el exterior y se ha tapado incluso un mural de Pepe Dámaso en la fachada principal, debajo del arco, para poner en su lugar un cajero automático. Recuerdo que hablé con el artista y me confesó que fue su primer trabajo, le comenté el proyecto y ya se está solicitando presupuesto a una empresa de cerámica valenciana para hacerlo de este material bajo supervisión de Dámaso”, cuenta García.

Esta iniciativa, que supone una inversión privada de más de cinco millones de euros, cambiará los horarios del centro, que actualmente opera en la franja de siete de la mañana a dos de almediodía y según su gerente “aproximademente abriremos a las 08:00 horas y cerraremos a las 20:00/20:30 horas, aunque aún no está definido del todo”.

La intención es que los tenderos tradicionales sigan manteniendo su horario, que difícilmente puede ser otro ya que deben adaptarse a los del Mercalaspalmas, lo que significa que han de adquirir el producto a las 03:30 horas para montar la tienda a las 05:00 horas y estar operativos a las 07:00 horas. Sin embargo, quien quiera o pueda tendrá la posibilidad de vender también por la tarde cuando finalice la obra.

Además del interior y la fachada, la actuación comprende también la azotea, donde se construirá “un jardín en la terraza con dos kioskos con terraza para tomar café o helado” dice García.

Con esta obra, el Mercado Central se suma a la iniciativa del Mercado del Puerto, abriéndose a la restauración, pero dejando claro que “no será un lugar de copas”, sino que la finalidad es la de “llenar el centro de actividades, como exposiciones o cata de vinos, que se complementen con la restauración y el comercio tradicional para atraer un público más joven y a turistas que quieran conocer la comida típica de Canarias”.

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