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El Gobierno de Aragón ensalzará la figura de Luis Buñuel tras años de “abandono institucional”

Luis Buñuel.

Elisa Alegre Saura

Teruel —

Escribía el cineasta Luis Buñuel en sus memorias: “Pese a mi odio a la información, me gustaría poder levantarme de entre los muertos cada diez años, llegarme hasta un quiosco y comprar varios periódicos. No pediría nada más”. Si lo hubiera hecho estos últimos años quizás hubiera pensado que en Aragón prácticamente se le había olvidado, a pesar de los esfuerzos de un centro humilde en sus dimensiones pero ambicioso en su concepción.

El Centro Buñuel Calanda (CBC) nació como un lugar de referencia para los entendidos y para quienes quieren acercarse a su obra. Su creación en la localidad natal del artista fue uno de los hitos principales del “Año de Buñuel”, para dar una estabilidad a la proyección e investigación de su figura y su trabajo. El entonces príncipe Felipe lo inauguró en febrero de 2000, y en él se combinan espacios expositivos permanentes, con un fondo documental de consulta, una sala multiusos y una sala de sonorización y montaje. Un espacio “moderno, muy bien dotado y que debe ser fuente de cultura para toda la Comarca”, asegura el director general de Cultura del Gobierno de Aragón, Nacho Escuín.

El anuncio de que el Ejecutivo volverá a apoyar el centro llegó este verano después de visitarlo con motivo de la celebración del Festival que recoge “las películas que le gustaría ver al cineasta turolense”, y que se exhiben cada año bajo el nombre de “22xDonLuis”.

“Hay que volver a dibujar la figura de Buñuel como creador porque había quedado olvidada durante los últimos cuatro años”, reprocha Escuín al anterior Ejecutivo autónomo (PP-PAR). El Gobierno de Aragón renovará el convenio para financiar el centro y sus actividades, acuerdo que ya estuvo en vigor con el anterior gobierno socialista en el Ejecutivo aragonés.

Ya hay nuevos proyectos sobre la mesa, asegura el director del centro, Javier Espada, como la presentación de libros sobre el cineasta y trabajos relacionados con su trayectoria. “Pese a la crisis y el abandono institucional ha sido un centro muy dinámico”, defiende este cineasta, al tiempo que reivindica la “descentralización cultural, no todo tiene que estar en Madrid, Roma o París”.

El centro no solo divulga la figura de Buñuel como cineasta entre los turistas que acuden a Calanda (Teruel) tras la llamada de los tambores que él contribuyó a difundir por todo el mundo, sino que es un lugar de investigación y escenario de presentaciones y actividades relacionadas con el cine.

La última, la presentación el pasado mes de octubre del libro Un perro andaluz, con prólogo de Luis Alberto Cabezón. Un cuerpo de poemas agrupados del propio Buñuel antes de que se convirtiera en director de cine, que nunca fueron publicados en conjunto sino en revistas. Trabajo que incluye también el proyecto artístico denominado La jirafa, que fue encargado por André Bretón a Luis Buñuel para una fiesta en Francia en 1933. Junto a la presentación del libro, se proyectó además el corto Pepin Bello, el hombre que nunca hizo nada, del director Álvaro Merino.

En este centro han nacido también proyectos que viajan a todo el mundo, como el documental Tras Nazarín, dirigido por el propio Javier Espada, que, a partir de las fotografías hechas por Buñuel de las localizaciones exteriores para la película Nazarín, hace un recorrido por los inicios del Buñuel exiliado en México. La cinta reivindica de nuevo el papel de Buñuel, figura clave del movimiento surrelista del siglo XX, que no ha sido reconocido aún en este país. “El sector conservador lo trató mal” después de que tuviera que exiliarse por sus ideas con el régimen de Franco, y eso ha lastrado la proyección de su figura, recuerda Espada. “Hay una generación de cineastas que han crecido sin Buñuel, pero, pese a ello, su labor es muy importante”, y el trabajo del centro es que la aportación de este calandino universal sea reconocida.

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