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“Para nosotros, tocar la música de 'Star Wars' es como interpretar la quinta de Beethoven”

Constantino Martínez-Orts, en plena actuación de la Film Symphony Orchestra.

Óscar Senar Canalís

Zaragoza —

Constantino Martínez-Orts (Valencia, 1977) desprende entusiasmo y profesionalidad al otro lado de la línea telefónica. Pillamos al director de la Film Symphony Orchestra (FSO) en su tierra, recién llegado de Sevilla y Málaga, donde ha estado promocionando la gira de conciertos que recala hoy en Zaragoza. Pero... ¿Actos promocionales? Es la primera pista de que este no es un proyecto al uso. La propuesta de la FSO, llevar a auditorios las mejores bandas sonoras del cine, mueve masas en una disciplina poco acostumbrada a ello en los últimos años.

El Auditorio de Zaragoza se llenará esta noche (20:30, entradas desde 26 euros) de sonidos muy reconocibles, desde la marcha imperial de Star Wars, del maestro John Williams, al tema central de Los Vengadores, del también clásico Alan Silvestri. Habrá también hueco para sonidos menos populares y que, sin embargo, por su calidad entran en el programa, como la banda sonora de El Bosque.

Dicen que allí donde va la FSO tiene fans... ¿Os sentís estrellas del rock?

Ya me he acostumbrado a este fenómeno, aunque ciertamente es extraño. Para un director de orquesta que viene de la clásica, de hacer ópera, zarzuela, conciertos sinfónicos... Esto no es lo habitual. Pero cuando interpretas música de cine, tocas bandas sonoras de películas y series que tienen muchos aficionados que lo viven con intensidad. Es algo bueno y bonito, así que cuesta poco habituarse.

¿Cómo surge el proyecto de la FSO?

Nace de mi pasión por el cine y su música. Desde bien pequeño me enamoré de las bandas sonoras y, pese que mi formación fue clásica, me fui al extranjero, a Londres y a Nueva York, para especializarme en composición y dirección de orquesta para cine. Tras tres o cuatro años fuera de España, regresé con la idea de crear una orquesta de este tipo. Tuvimos la oportunidad de organizar un concierto para la última Mostra de Cine de Valencia, y ese fue el detonante. Me di cuenta de que era el momento, de que en España no había nada igual, y de que era necesario un proyecto que tratara la música de cine con el cariño y respeto que necesita, porque siempre ha estado considerada como un género de segundo orden. Parte del éxito de la FSO reside en que tratamos una partitura de Jerry Goldsmith o James Newton Howard como si fuera una sinfonía de Strauss o de Chaikovski. El público no es tonto y nota que nuestros conciertos son sinceros, además de que hay buenas interpretaciones.

¿Ya se puede poner a John Williams, autor de la música de Star Wars o Indiana Jones, al mismo nivel que los compositores clásicos?Star WarsIndiana Jones

John Williams es el maestro de maestros. No distingo entre música de cine o música sinfónica; la música es buena o mala, está más o menos inspirada. Y en el caso de John Williams o Alan Silvestri, sus oberturas o títulos de crédito no tienen nada que envidiar a los clásicos.

¿Son las bandas sonoras la forma de acercar al gran público la música sinfónica?

Vengo de la música clásica, y me daba pena ver auditorios medio vacíos, con un perfil de público de una edad y un contexto sociaeconómico muy determinados; con poca gente joven, que está muy distanciada del repertorio habitual... Parte de mi inquietud con este proyecto era acercar un instrumento analógico como es una orquesta, en lucha con el mundo digital, a todos los públicos, a los jóvenes y a la gente que no tiene conocimientos de música y puede pensar que un auditorio es solo para entendidos y élites. Queremos democratizar la música sinfónica y nuestro vehículo es el cine. Sin embargo, no creo que sea la única manera. Para llenar auditorios hay otras fórmulas y hace falta una reflexión para saber cómo vender mejor la música clásica.

Otra forma es convertir el concierto en todo un espectáculo.

Hacemos un concierto sinfónico al uso, pero intentamos darle una vuelta de tuerca a la orquesta, quitarle el corsé para acercarla al gran público. El concierto se convierte en una fiesta del cine a la que acude gente disfrazada y en la que la gente puede interactuar. El público lo agradece y se siente partícipe.

¿Qué momento atraviesa la música de cine? Las superproducciones siguen tirando de los grandes compositores de hace décadas.

Por una parte, los veteranos están muy en forma. Silvestri, que ya está en edad de jubilación, compone como si tuviera 30 o 35 años, suena muy actual. Lo mismo pasa con John Williams. Por otro lado, hay una gran cantera de jóvenes y talentosos compositores, tanto fuera como dentro de España, que están creando bandas sonoras muy interesantes que demuestran que el mundo de la composición para cine está muy vivo y evoluciona constantemente.

¿A quién destacarías de entre esos nuevos autores de música de cine?

Aquí en España tenemos compositores que hacen obras muy interesantes, como Alberto Iglesias, Fernando Velázquez, Javier Navarrete o Víctor Reyes. A nivel internacional, tenemos al francés Alexander Desplat, que ha sido una revelación con el Oscar por El Gran Hotel Budapest, o al sueco Johann Johansson. En nuestro programa incluimos a los dos, a Desplat con la música de Imitation Game y a Johansson con La Teoría del Todo, dos partituras nominadas en 2015 a los Oscar y que son espectaculares.

¿Las bandas sonoras se han abierto nuevos horizontes en estos últimos años con las series de televisión?

Actualmente las series son grandes producciones que no envidian al cine en cuanto a bandas sonoras. También se escribe música muy interesante para videojuegos, con partituras tan espectaculares como la de Legend of Zelda. Las empresas que producen series o videojuegos se han dado cuenta de que una buena banda sonora, trabajada desde su creación hasta que la graba una orquesta sinfónica, da una factura muy superior al producto final. Y así debe ser: hay apostar por la calidad en el género audiovisual.

¿Hay alguna banda sonora que nos hayamos perdido porque la película se la pegó en taquilla?

Por supuesto, y por eso intento rescatar la mejor música de cine. Este año incluimos la música de El Bosque, que estuvo nominada en 2004 a los Oscar. Es una partitura de James Newton Howard con un solo de violín que pone los pelos de punta y una sección central con toques siniestros espectacular. La película pasó sin pena ni gloria, pero su banda sonora tiene algunos temas exquisitos.

¿Con qué sintonía se enardece el auditorio?

Con los clásicos con los que hemos crecido, que son la banda sonora de nuestras vidas: Star Wars, Superman, Indiana Jones... Es ir a tiro hecho. Son títulos que ni incluimos en el programa porque el público ya se los espera. Para nosotros, tocar Star Wars es como interpretar la quinta de Beethoven. Pero estamos contentos de incluir en el programa apuestas como la música de La Teoría del Todo. Este año esta es la pieza que el público más aplaude; cuando la interpretamos se genera un silencio que hace que te des cuenta de que está tocada por el dedo divino de la inspiración.

¿Y cuál es tu favorita?

¡Ah, eso es imposible! Soy incapaz de dar un título solo, hay tanta música de cine tan buena...

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