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Fujikura plantea una deslocalización para final de año que afecta a 50 trabajadores

Fujikura ya trasladó de la producción de las fábricas de Alcañiz, Zaragoza y Ejea de los Caballeros.

Marta Salguero

Lo que están viviendo los trabajadores de la empresa Fujikura Automotive Europe en Zaragoza se resume en una sola palabra: deslocalización.  No es algo nuevo para ellos, ya lo han sufrido en los últimos años con el traspaso de la producción a otros países  y ahora esta amenaza vuelve a estar sobre la mesa. A final de año quedará muy poco de lo que fue esta empresa en Aragón –antigua ACE-, que apenas diez años  atrás empleaba a un millar de trabajadores. 

Primero fue el cierre y traslado de la producción de las fábricas de Alcañiz (2007), Zaragoza (2008) y Ejea de los Caballeros (2009) y ahora le ha tocado el turno a los servicios que todavía se prestan en la planta de La Puebla de Alfindén. La dirección de esta firma de cableado controlada desde 2006 por el grupo japonés ha comunicado al Comité de Empresa su intención de desmantelar los departamentos de Compras, Aprovisionamiento, Planificación Logística, Control de la Producción, Ingeniería de Procesos y Proyectos, Cotización, Calidad, Secretaría de Dirección y Recursos Humanos. Esta medida afecta a 50 trabajadores de una plantilla de 120.

Los empleados afectados han recibido una propuesta por parte de la empresa para continuar su trabajo en otro país, principalmente en Rumanía y Marruecos, pero hasta ahora prácticamente ninguno ha aceptado.

“Esto es un ejemplo de la volatilidad del mercado, en cualquier momento se puede transferir una producción de un lado a otro, incluso a los trabajadores. Se nos está aplicando  la última reforma laboral de Rajoy, que permite a la empresa aplicar la movilidad geográfica sin ninguna justificación”. Con la anterior normativa, la empresa debía justificar pérdidas o una previsión de las mismas, para trasladar a sus empleados de su lugar habitual de trabajo, una condición que se suprimió en el nuevo texto.  Además, este no es el caso de la empresa, ya que, según fuentes sindicales,  los beneficios de la compañía han aumentado un 2 % en el último año.

Aunque la empresa no ha comunicado despidos, sino su intención de deslocalizar los servicios y de recolocar a los trabajadores, hasta el momento todos los casos a los que se les ha ofrecido esta movilidad geográfica han acabado en despidos. Son trabajadores de mediana edad, entre 30 y 45 años, muchos con  hijos, a los que no le resulta fácil cambiar de vida en tan solo tres meses, el tiempo dado por la empresa para tomar la decisión de aceptar o rechazar el nuevo puesto.

Despidos sin negociación colectiva

Desde el Comité de Empresa lamentan la falta de transparencia de la dirección y critican que no indicaran claramente desde el principio su intención de deslocalizar estos departamentos. “Es más, lo negaban”, señalan.

Las primeras propuestas de movilidad geográfica llegaron al Dde Ingeniería de Desarrollo y Proceso de la sección de Inyección, a principios de año, en febrero. Afectaron a ocho trabajadores, que fueron despedidos unos meses después al no aceptar la propuesta.  Después, continuaron con dos personas más de Ingeniería de Proceso, a quienes se les ofreció un traslado a Marruecos,  que tampoco aceptaron.

Desde ese momento, la empresa empezó a “tantear” al resto de la plantilla, alegando que no se trataba de una deslocalización completa sino de casos puntuales. “Se nos negaba que iba a implicar a más gente, evidentemente no somos tontos y lo sabíamos”. Finalmente, el 23 de septiembre la empresa comunicó  a los representantes sindicales que la planta de La Puebla Alfindén dejaba de “ser operativa y pasaba a ser administrativa”,  en un encuentro en el que también mostró su voluntad de continuar con todos los empleados y recolocarlos en Barcelona, Rumanía, Marruecos,  Ucrania, Alemania o Rusia.  A esta noticia, se suma el cierre del almacén del polígono de Malpica (para trasladarlo a Algeciras) que distribuye material a las plantas de Volskwagen, Audi, Seat o Porche en Europa.

Esta decisión de la empresa ha caído como un jarro de agua fría a los trabajadores, cada vez más “desmotivados”  y “cansados” de esta incertidumbre.  Desde el Comité de Empresa, critican que la dirección no haya abordado estos despidos con una negociación colectiva con los sindicatos y haya optado por un goteo incesante de despidos, “negando hasta el último momento de que se trataba de una deslocalización”.

Por su parte,  los representantes de los trabajadores han trasladado una propuesta a la dirección con tres puntos. En primer lugar, reclaman a la empresa la posibilidad de recolocar a las personas afectadas en los servicios que  mantienen en Zaragoza: Finanzas y Sistemas Informáticos. En segundo lugar, proponen la posibilidad de trabajar desde casa, ya que gran parte de su jornada la realizan ya en las plantas de otros países, a las que viajan con frecuencia y, por último, plantean una plataforma para los desplazados con las mismas condiciones laborales.

Por ahora, están a la espera de que la empresa les haga llegar una respuesta oficial, ya que, después de un mes, todavía no han obtenido ninguna valoración al respecto.

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