Peligran los comedores escolares de los pequeños municipios de la provincia de Huesca

Desde hace dos años el Gobierno de Aragón no paga la ayuda para mantener los comedores escolares de los pequeños municipios. Ahora, además, plantea un convenio con el que pretenden que sean los padres y los ayuntamientos quienes sufraguen los comedores. Fernando Sabés, alcalde de San Esteban de Litera, una localidad altoaragonesa donde viven 508 personas, asegura que “peligran los comedores escolares de los pequeños municipios de la provincia de Huesca”.

Esta semana, varios alcaldes de la provincia de Huesca han manifestado su rechazo al convenio que ha elaborado el servicio provincial de Educación. Además de Sabés, Rosana Marcos, alcaldesa de Pozán de Vero; Santos Larroya, alcalde de Azara; Lourdes Pena, de Tolva; Juan Manuel Ramiro, de Chimillas; Joaquín Til, de Lupiñén, y el teniente de alcalde de Robres, Domingo Lecina. Los primeros ediles coinciden en manifestar que el convenio “no sirve para nada” y han comenzado a devolverlo al servicio provincial sin firmar.

A la escuela de San Esteban de Litera asisten 15 alumnos. El comedor escolar es de gran ayuda para los padres porque les permite mantener su actividad laboral. En el pueblo no hay alumnos desplazados. El alcalde muestra su enfado por el desconocimiento de la administración autonómica. “Nos venden que costearán el comedor de los alumnos desplazados, que ya es su obligación, y el resto lo tenemos que pagar entre padres y ayuntamientos”. El Gobierno de Aragón ayudaba a estos comedores desde hace ocho años, pero todavía les debe el importe de los cursos 2013/2014 y 2014/2015.

Sabés explica que el comedor escolar se puso en marcha por petición de los propios padres del municipio: “Los padres nos dijeron que o bien poníamos un comedor escolar o difícilmente podrían ellos conciliar su vida laboral con el horario escolar de sus niños y que por tanto se verían obligados a llevar a los alumnos a municipios más grandes”.

“Pasamos de 4.700 euros en ayudas en 2011, a 3.600 en 2012, a 1.100 en 2013 y a cero en 2014, y por supuesto todas estas rebajas sin comunicación alguna”, dice Juan Manuel Ramiro, alcalde de Chimillas, un pueblo cercano a la capital oscense. “No se potencia para nada la escuela rural y lo que se quiere, entiendo yo, es una eliminación progresiva por inanición para terminar por agrupar a los críos en los grandes núcleos, añade.

“Imaginémonos que se cierran las escuelas por falta de comedor y por falta de críos en los pueblos a 20 kilómetros alrededor de Huesca, esos 24 críos de Bolea, 26 de Lupiñén, los de Chimillas... Es muy fácil acogerlos en los colegios de Huesca”, comenta con preocupación Joaquín Til, alcalde de Lupiñén.