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Paco Padrón, condenado a dos años de cárcel por abusar de un menor

El periodista Francisco Padrón ha sido condenado por el juzgado de lo Penal 4 de Santa Cruz de Tenerife a dos años de prisión por un delito continuado de abusos sexuales, y a una falta de vejaciones, por la que se le impone una multa de 8 euros diarios durante diez días. A su vez, ha sido absuelto de otro delito de abusos continuados y de otros seis delitos de abusos, por los que la Fiscalía le pedía un total de 13 años.

En la vista oral, celebrada hace dos semanas, todos los denunciantes se desdijeron de las declaraciones efectuadas ante la Policía y la jueza instructora de la causa que incriminaban de forma directa a Padrón, por lo que los testimonios indiciarios de seis de los menores, que denunciaron haber mostrado partes de sus cuerpos al acusado y dejarse tocar a cambio de dinero, quedaron en nada, pero no ocurrió lo mismo con un menor que, entre sus 13 y 15 años acudió con frecuencia a la finca de Padrón, Palo Guanche, en el municipio de La Esperanza, con la excusa de hacer labores de mantenimiento.

La magistrada Nuria Barabino Ballesteros fundamenta en su fallo que, pese a lo declarado por este joven en la vista oral, la coherencia de sus manifestaciones anteriores, así como las declaraciones de una testigo hermana de la víctima y de una trabajadora social del Equipo de Menores de El Rosario, permiten otorgar mayor credibilidad a lo dicho en la fase de instrucción que en el plenario.

“Un señor muy rico que es el jefe de Canal 7”

Según la sentencia, a la que ha tenido acceso CANARIAS AHORA, el procesado contactó con este menor en 2002 en una gasolinera de la Esperanza. “Un señor muy rico, que tiene varios coches de los denominados 4 por 4” fue la primera descripción de este menor. Añadió que Padrón le dijo que era el “jefe de Canal 7” y que retransmitía partidos de fútbol, tras lo que le dio su número de teléfono y le ofreció trabajo en su finca.

La situación en la familia del niño no era precisamente buena. Sólo entraban cada mes los 500 euros que la hermana mayor cobraba por su trabajo. Así que un día la víctima llamó a Padrón: “Paco, necesito dinero” y este le ofreció regar las plantas de su jardín. Cuando ni siquiera había comenzado la tarea, el acusado se dirigió al niño, “qué grande eres, que si todo lo tienes igual de grande?”

El niño se dejó tocar los brazos en esa ocasión. Luego, cada vez que necesitaba dinero, según sus primeras declaraciones, “hacía una llamada, colgaba y a continuación era Paco quien se ponía en contacto con él. ”Qué piernas más grandes tienes, déjame ver tus ingles“ y ese fue el primer tocamiento en sus genitales.

Tocamientos que la magistrada no duda en calificar de libidinosos y que fueron en aumento. El denunciante recibía 100, 200 y hasta 300 euros por cada día en la finca. Incluso llegó a visionar un vídeo pornográfico de contenido homosexual junto con otro menor, hasta que un día quiso ir a más y el denunciante le rechazó.

La hermana mayor de esta víctima se comenzó a preocupar al ver a su hermano pequeño con ropa de marca y cantidades de dinero que no se correspondían con los trabajos de jardinería que el chico decía que llevaba a cabo en la finca. Poco a poco, el menor fue admitiendo que también cobraba por enseñar partes de su cuerpo y dejarse tocar. “Manejaba cantidades de dinero que no eran normales”.

Según las palabras de otra testigo, trabajadora social, el entorno de este menor era el propio de una familia desestructurada, con un padre alcohólico y cocainómano, y una madre bajo tratamiento psiquiátrico a causa de los malos tratos.

El caso es que el menor, conforme más dinero tenía, más arisco se iba volviendo, hasta el extremo de intentar agredir a la directora de su colegio, cometer un delito de robo y presumir de lo fácil que era ganar dinero con Paco. “Acompaño a un señor a su finca y me da dinero”, llegó a espetarle un día a su madre, que fue la primera que alertó a los servicios sociales de El Rosario de que algo raro ocurría con su hijo, que vestía ropa de marca, manejaba hasta 500 euros y, sin embargo, tenía que ir al comedor del colegio por falta de alimentos en la casa.

Siete años para una causa fácil

La magistrada condena a dos años de cárcel a Padrón por este delito de abuso sexual continuado. En el fallo explica que rebaja la condena un año por quedar probado que ha habido dilaciones indebidas, nada menos que siete años para instruir una causa sencilla, aunque algunas de estas dilaciones se debieron a los continuos intentos por parte de la defensa del acusado de que la causa fuese sobreseída, con el alegato de que no había indicios suficientes de delito.

También le condena a una falta de vejaciones por pedirle a un amigo de la anterior víctima que le mostrase parte de su cuerpo. La sentencia no es firme y contra ella cabe recurso de apelación.

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