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Aceituneros del mundo en el campo cordobés

Aceituneros del mundo en el campo cordobés

EFE

Córdoba —

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En la recogida de la aceituna en Córdoba trabajan temporeros llegados de países africanos y de Rumanía que sacaron adelante las cosechas cuando el “boom” de la construcción dejó la recolección sin manos nacionales y ahora conviven en cuadrillas multiculturales en los pagos de la sierra Subbética.

El secretario general de la Denominación de Origen Protegida (DOP) del aceite virgen extra de Baena, compuesta por 60.000 hectáreas de pagos de cooperativas olivareras situados al sur de la provincia de Córdoba, entre la Campiña y las estribaciones con la serranía Subbética, José Manuel Bajo, considera que se trata de una zona “solidaria”.

“Es una denominación de origen solidaria, porque aun habiendo recuperado a trabajadores nacionales en la recolecta, los olivareros siguen contando con inmigrantes para la cosecha”, ha declarado Bajo, quien también ha resaltado que “la solidaridad es recíproca porque quienes llegan de otros países también demuestran su generosidad adaptándose y echándonos una mano en lo que se necesita”.

Ha declarado que las empresas, fundamentalmente cooperativas olivareras, cuentan con cuadrillas donde “la integración es total, nunca hemos tenido ningún problema con nadie”.

De hecho, los trabajadores del Centro de Inmigrantes de Cruz Roja Baena han confirmado a Efe que hay temporeros, sobre todo de países africanos, asiduos todas las campañas, incluso han relatado el caso de un chico marroquí asentado ya en la localidad de Baena que se ha profesionalizado como trabajador agrícola en distintas recolectas de la zona.

Por el centro, en el que ofrecen duchas, alimentos y ropa de abrigo, han pasado esta campaña un centenar de trabajadores temporeros, algunos de los cuales pernoctan unas tres noches hasta que encuentran alojamiento, casi siempre con otros compatriotas, ya que el lugar es prioritariamente sitio de acogida para extranjeros solicitantes de alguna protección internacional que sí pueden permanecer hasta un máximo de tres meses mientras se regulariza su situación administrativa.

En una visita a esta sede de la institución humanitaria, muchos de ellos han contado, en declaraciones a Efe, que llegaban de Senegal, Ghana, Guinea Ecuatorial, Mauritania y Argelia a “buscarse la vida”, como temporeros o simplemente estaban de paso hacia Madrid o Barcelona, pero se lamentaban por que los empresarios cordobeses no accedieran a contratarles sin tener su documentación en regla, algo para lo que debían esperar hasta la resolución administrativa pertinente.

En Cruz Roja les prestan asistencia administrativa con los trámites y apoyo jurídico pero a quienes han invertido todos sus ahorros en venir a España les cuesta aceptar que sin un documento no puedan trabajar, único motivo para el que han venido, para poder tener un futuro para ellos y para sus familias que dejan en sus países de origen.

Jossef es un joven de Ghana que lleva dos años en Córdoba a quien Cruz Roja presta asistencia que sí cuenta con su documentación en regla y trabaja como recolector de aceitunas en Baena pero que ha confesado; “me gustaría dedicarme a las frutas porque es lo que hacía en mi país” y además, quiere instalarse en Málaga o en Melilla porque le gusta la playa; una vez allí, dice que le gustaría traerse a su familia.

Felipe Núñez de Prado, uno de los gerentes de la empresa olivarera familiar que lleva siete generaciones trabajando los pagos de la sierra Subbética cordobesa, en una visita un día de jornal a las tierras albarizas de sus olivos, ha valorado como “positiva” la experiencia de contar con manos extranjeras, en su caso, una treintena de trabajadores de nacionalidad rumana, que varean codo a codo con los trabajadores del municipio que han vuelto al campo a consecuencia de la crisis de la construcción de 2007.

“En pleno auge de la burbuja inmobiliaria nos encontramos sin trabajadores para recoger aceituna y tuvimos que contactar con la organización agraria Asaja para que nos facilitara los trámites de la contratación en origen”, ha indicado Felipe, quien ha comentado que aunque actualmente hay trabajadores nacionales demandantes de empleo, su empresa sigue siendo fiel a los temporeros que le salvaron la cosecha en 2007 quienes “llegan todos los años con muchísimas ganas de trabajar y aprenden rapidísimo las labores que les enseñamos”.

Para ellos, el olivarero ha habilitado un cortijo del siglo XIX con habitaciones, aseos, cocina e instalaciones para que después del tajo puedan descansar tranquilos hasta la mañana siguiente.

Molda, un trabajador de Rumanía, cuenta que lleva cinco años viniendo a los pagos de Núñez de Prado y que le gusta trabajar en el campo y que después de tanto tiempo ha estrechado vínculos con vecinos de Baena, compañeros con los que coincide cada temporada.

El aceite de la DOP de Baena, plurivarietal en esencia, refleja esa armonía de la diferencia tanto en sus cuadrillas como en el gusto a distintas materias de la tierra que el paladar encuentra en este oro líquido cordobés.

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