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“La línea prioritaria del BNG es organizar a la sociedad para responder a las políticas neoliberales”

Xavier Vence, en un momento de la entrevista

David Lombao

El Portavoz Nacional del BNG subraya que la “prioridad” de la actividad política de la formación debe ser constituirse en alternativa “a las políticas agresivas del PP y de la derecha” mientras intenta contactar mejor con la ciudadanía, sin “aislarse” e intentando salvar los obstáculos sociales y “mediáticos” que “opacan” su mensaje.

En un momento convulso en lo social y en lo económico, ¿cuál debe ser el papel del BNG y de su militancia en los movimientos de respuesta a los recortes, de defensa de los servicios públicos...?

Esa es una de las líneas prioritarias de trabajo que salieron de la asamblea. Una estrategia de dedicación absoluta de la militancia a dinamizar todos los movimientos sociales y sindicales que sirvan de bandera, de instrumento para contrarrestar las políticas agresivas del PP y de la derecha, tanto a nivel estatal como gallego. La línea prioritaria del BNG es ser capaz de organizar la sociedad para dar respuesta a las políticas neoliberales. No es algo que arranque de esta asamblea, de hecho lo venimos haciendo desde bastante antes; militantes del BNG trabajan muy activamente en el campo sindical, en los movimientos sociales, en la lucha contra la estafa de las preferentes, en el movimiento contra los desahucios, en los movimiento laborales específicos como el del naval, plataformas comarcales de reivindicación de una estrategia de reindustrialización, en el mundo rural, en la pesca... El BNG está trabajando en todos esos frentes y esa es, sin duda, la prioridad para una organización nacionalista y de izquierda.

Estas posiciones las ligan con la defensa de la soberanía. Hay quien dice que no toca hablar de soberanía hoy por hoy de crisis mientras el Estado, por su parte está perdiéndola en el marco de la UE...

Nosotros vinculamos las dos cosas. El diagnóstico que tenemos de la crisis actual es que estamos delante de la crisis del modelo de globalización neoliberal, que lo que significa, en esencia, es la liberalización completa de los flujos de capitales y mercancías, de suerte que los países han ido perdiendo capacidad de control de la economía. Eso es erosión de la soberanía, por lo tanto, la crisis actual es de soberanía. Creemos que la recuperación de la soberanía es clave para que los países puedan empezar a reconstruir su tejido productivo y la capacidad, por lo tanto, de crear empleo. Reconstruir su sistema financiero para ponerlo al servicio de la inversión productiva. Eso es lo que significa la soberanía, romper el molde de la globalización neoliberal, que arrasa con todo. Las dos cosas van estrechamente ligadas, pero hay que dar respuesta a las cuestiones de corto plazo y erguir las alternativas más estratégicas, las que representan las soluciones de fondo.

El debate soberanista está también en Catalunya y Euskadi, pero a otros ritmos. ¿Qué papel puede desempeñar Galicia?

El gran drama de este país es que tiene la urgente necesidad de aprovechar toda su capacidad de autogobierno para dinamizar la economía y los sectores productivos, para consolidar un sistema financiero que nos están robando de forma obscena... En vez de estar haciendo uso de esas competencias y defendiendo nuestros intereses como país tenemos un Gobierno que se está haciendo cómplice fabuloso del Gobierno central en la estrategia de recentralización de la economía, de la política y del sistema institucional. Es dramático para el país, y lo que nosotros formulamos es que Galicia tiene que erguir otra bandera: la de la defensa de los intereses del país frente a Madrid y Bruselas, y en ese sentido tenemos que ponernos en linea con otros movimientos nacionalistas que están madurando en Europa, como Escocia, Flandres, Catalunya o Euskadi. Esta es una línea esencial de cara al futuro para poder mantener capacidad productiva y empleo y salir de la crisis mínimamente protegidos. Por eso hace falta participar en ese proceso de redefinición institucional de Europa y del Estado español. Claro está que teniendo la mayoría absoluta el PP el panorama a corto plazo no es positivo, pero tenemos que trabajar con ese horizonte.

El PP y el propio presidente sustenta que Galicia no esté en esa dinámica, precisamente, en esa mayoría absoluta. Dice que su labor está avalada por las urnas y que no cabe otra dirección...

Lo que ocurre es que está siendo irresponsable con los intereses del país, dejándolo caer a cachos. Lo que queda del sistema financiero está sentenciado por el Gobierno central, el Banco de España y la banca española. Novagalicia Banco acabará saldado a una entidad financiera española. Está aprovechando la mayoría absoluta no para defender los intereses del país y sentar las bases de la recuperación sino todo el contrario, para que Galicia sea dócil en ese proceso pilotado desde Madrid. Es la gran responsabilidad que tiene Núñez Feijóo y quienes lo eligieron, pero la población empieza a percibir que esa no es la vía y que las consecuencias de la hegemonía del PP están siendo nefastas para el país. Eso es lo que queremos llegar a transmitir, para que la ciudadanía cambie de opción política.

La Asamblea Nacional en la que fue elegido llegó en un momento duro, con el BNG pasando a ser cuarta fuerza del Parlamento. ¿Sirvió esa asamblea para suturar heridas e inyectar optimismo?

Yo creo que sí. El BNG pasó página de la fase de divisiones internas, se abrió una nueva etapa de cohesión muy clara. También se hizo balance de los métodos de trabajo y de organización que llevó a introducir cambios importantes en cuanto al estilo de trabajo en la sociedad, en los movimientos sociales, con voluntad de abrir la organización a los simpatizantes, de establecer un diálogo más fluido tanto físicamente como a través de la red con la ciudadanía... Son algunas de las conclusiones del proceso de debate, que marcan una puesta al día tanto en lo organizativo como en el enfoque del trabajo en la sociedad, con la convicción de que tenemos que estar mucho más imbricados, más mezclados con toda la población en todo tipo de actividades y movimientos sociales. Tenemos que tener una actitud cooperativa, proactiva y dinamizadora que evite cualquier tipo de aislamiento a respecto de las preocupación de las sociedad.

Entre las primeras labores que abordó estuvo el inicio de los contactos con otras fuerzas del nacionalismo. ¿Qué disposición encontró?

La acogida está siendo positiva, hay muchos sectores sociales en el ámbito del nacionalismo y en sectores que no estaban tradicionalmente vinculados a él que están teniendo una acogida muy favorable a nuestro discurso y a las propuestas que estamos lanzando. La semana pasada se constituyó en Santiago la Iniciativa por la Soberanía, a la cual se sumó mucha gente de diferentes organizaciones nacionalista y de muchísima gente que no es militante de ninguna organización. Y eso está permitiendo que se empiece a crear un verdadero movimiento cívico que pueda poner en marcha un proceso de debate alrededor de los problemas de la recentralización que está impulsando el PP y alrededor de lo que significa una alternativa soberanista para el país. Es necesario que ese espíritu se extienda por todo el país para que se incorpore aún más gente. Quizás hay algunas reservas por parte de alguna organización que está relativamente recelosa de que se pueda reconstruir y retejer todo el espacio nacionalista, hay algunas prevenciones y mensajes que intentan dificultar la difusión de ese espíritu de regeneración del nacionalismo. Pero, de todas formas, va cuajando en la sociedad más sensibilizada con el problema nacional y empieza a haber capacidad de restablecer vínculos.

Es de suponer que espíritu de “retejer” es lo que estuvo sobre la mesa en su encuentro con Xosé Manuel Beiras... ¿Esas reticencias de las que habla las encontró en Anova?

Acordamos abrir una jornada de contactos con todas las organizaciones nacionalistas e independentistas y en esa fase estamos. La reunión con Beiras fue de carácter estrictamente personal y la idea es que haya en el futuro, tal como le ofrecimos, un encuentro formal entre las dos organizaciones. La cuestión, y eso lo percibí claramente en esa conversación con Beiras, es que Anova tiene que aclarar hacia donde quiere bascular de forma más clara. Yo tengo claro, por la información que voy teniendo, que ahí dentro hay diferentes sensiblidades y apuestas estratégicas. Hay algunas personas que apuestan más claramente por mantener un perfil nacionalista y otras que apuestan por construir una alianza muy estable con Izquierda Unida. Para quien apuesta por esa alianza con IU, un proyecto como Iniciativa por la Soberanía, abrir un debate claramente nacional en el país para enfrentar el neocentralismo e incorporar a Galicia al proceso de debate de cambio institucional en la UE y en España no es lo que más satisface, porque IU tiene una posición algo reluctante al debate nacional. Vamos a ver que pasa. Yo entiendo que en la asemblea nacional de Anova, a principios de junio, eso quedará más claro. Pero sé que hay una parte de Anova que ve con buenos ojos el inicio de un proceso de diálogo entre el nacionalismo y una cierta recuperación de un espíritu de unidad.

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