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“La única forma de reducir la propaganda en una guerra es que haya muchos periodistas sobre el terreno”

Mónica García Prieto

Marcos Pérez Pena

“Siria es un tablero de juegos, como lo fue la guerra civil libanesa. Y esta guerra tiene mucho más potencial desestibilizador que cualquiera otro conflicto de la zona. La guerra va durar años”. Mónica García Prieto vive en Beirut desde 2007 y desde allí lleva años informando sobre el terreno de las primaveras árabes y en los últimos tiempos, sobre todo, de la Guerra de Siria. La periodista recogió el jueves el IX Premio José Couso de Libertad de Prensa que entrega el Colexio de Xornalistas de Galicia y reivindicó la importante labor de los freelance para informar de lo que allí sucede. De hecho, declaró que entiende el galardón como “un reconocimiento general a la cobertura de la crisis de Siria”, donde trabajan periodistas freelance que “no encontraron cabida en medios convencionales”.

Mantuvo un encuentro con periodistas en Compostela, en el que destacó el paulatino empobrecimiento de la información internacional y de la cobertura de los conflictos armados: “Casi ningún medio está cubriendo la guerra de Siria, que es el conflicto más importante que tenemos abierto en estos momentos. Ni siquiera la CNN, que puede mandar un equipo una vez al año y el resto del tiempo lo cubre con freelances”. Mónica García destaca que “desde el 2001 con las Torres Gemelas y sobre todo desde el 2003 y la invasión de Irak ha cambiado completamente el periodismo internacional”. Y concluye que “la única forma de reducir la propaganda en una guerra es que haya muchos periodistas sobre el terreno”.

Uno de los cambios más importantes fue la práctica de empotrar los periodistas en las unidades militares norteamericanas -viajar con ellos, ser protegidos por ellos- como garantía para obtener información en primera línea. “En una guerra es muy difícil separar el periodismo civil del militar, sobre todo desde que los redactores comenzaron a ir empotrados. Vas con un chaleco y un casco como los de los soldados. Por mucho que lleves ropa civil a mí me parece entendible que sean disparados. Y si no vas empotrado, vas acompañado por un camión lleno de soldados”. Mónica García afirma que “eso hizo que se perdiera el respeto por el reportero de guerra y además creó la paranoia de que es muy peligroso trabajar en una guerra”.

“Siempre lo fue, por supuesto”, pero todo eso acabó produciendo, por una parte, que los grandes medios dejaran de enviar periodistas y cubrieran los conflictos por agencias o a través de freelances. Otro de los cambios es que los grandes medios comenzaron a trabajar en grandes centros fortificados y a pagar mercenarios armados para los traslados: “pagas 3000 euros para un trayecto que puedes hacer en taxi por 30. Se ha creado un gran negocio alrededor de los corresponsales de guerra”, explica. “Yo como freelance tengo un planteamiento diferente: voy a un hotel pequeño e intento pasar desapercibida. Vestir como una mujer local, no hablar en público para que no se note mi acento e ir sólo acompañada por personas de la zona”.

“Como los medios cada vez envían menos gente esto ha creado un espacio libre para los freelances, pero estos están mal pagados y no tienen apoyos. Y más en Siria donde no funcionan las agencias de seguridad -mercenarios- con las que trabajan los grandes medios”, cuenta, “y así como en Bosnia había cientos de periodistas sobre el terreno y también en Afganistán o Irak, en Siria hay muy pocos que lo cubran in situ. Todo esto provoca que la guerra se cubra mal, con piezas sueltas y de poca profundidad y sujetas a la propaganda de las dos partes”.

El trabajo de una periodista en la guerra

El trabajo de Mónica pasa por seguir el gran curso de la guerra: “hay que estar atenta la cómo evolucionan las frentes, que en Siria cambian muy rápido, porque hay combates todos los días y todos los días se gana o se pierde terreno”. Pero también contar las muchas historias personales o locales: “Yo estoy en Beirut y voy a Siria cuando tengo un contacto. Pero en Beirut ha llegado ya un millón de refugiados procedentes de Siria: son el 25% de la población actualmente. La gente mendiga para que le alquilen un cuarto, duerme en la calle, acampa donde puede o alquila un trozo de tierra para hacerlo”.

¿Cómo fluye la información en una guerra? “La versión del régimen llega por la agencia oficial Sana. Y las de los rebeldes, como no tienen agencias o medios de comunicación, te llegan por Skype o por las redes sociales”. La periodista añade que “ahora los rebeldes tienen muchas más conexiones por satélite y se ha multiplicado el número de personas que te mandan información. Y no sabes qué creer. Cada información que llega tienes que contrastarla por dos o tres vías. O llamas a alguien por el terreno: después de dos años tengo una red de personas que conozco por toda Siria”.

La fiabilidad de las informaciones que se difunden por las redes sociales es uno de los puntos clave en estos momentos. Han sido varias las informaciones difundidas por los medios occidentales contra el régimen de Assad que partieron de vídeos falsos o de informes poco contrastados. “Lo primero es rectificar. La Guerra de Iraq se sustentó en una mentira”, afirma y explica que “soy muy cauta con los videos que me llegan de los rebeldes sirios pero compruebo si son reales o no por los uniformes y sobre todo por los acentos”. También afirma que “hay muchas cosas a las que no se les está dando la importancia que merece. Por ejemplo la matanza de Bayda realizada por Assad, de la que casi no se habló porque coincidió con el atentado de Boston”

El futuro de la guerra

Mónica García Prieto augura que la guerra durará años: “Siria es un tablero de juegos. Como lo fue la guerra civil libanesa. En Oriente Próximo, desde la invasión de Iraq, que es la caja de Pandora que destapa los odios entres sunís y chiís, hay una guerra fría entre ellos. Qatar y Arabia quieren que Siria esté gobernados por los sunís. E Irán quiere mantener su arco de poder entre Siria, Iraq e Irán. Teherán fue el único que ganó en Iraq pero no se está metiendo directamente. Sí están entrando en cambio en Siria gente de Hezbola y milicias chiís desde Iraq”.

“Se están destapando odios y heridas que nunca se cerraron. Tanto Iraq como el Líbano tuvieron sus guerras civiles entre sunís y chiís. Y se cerraron en falso, como sucedió en España. En Iraq va a explotar una guerra civil y en Libano ya está empezando con enfrentamientos en Trípoli”. Y concluye: “Assad va a morir matando y el país está destruido con matanzas sectarias en un y en otro bando. No tenía que haber habido guerra civil y si la ha habido ha sido por la retórica del régimen, que asociaba todos los movimientos de protesta en su contra con los terroristas salafistas. Pero en realidad los activistas que protestaban contra la dictadura ya se están desentendiendo y dicen: esta ya no es mi revolución, esto es una matanza sectaria”.

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