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Por qué votaré ‘no’ en la consulta de Izquierda Unida

Felipe Ramos

Los y las militantes de Izquierda Unida estamos convocados, entre el 2 y el 4 de mayo, a aprobar, o rechazar, “una coalición electoral con Podemos y otras fuerzas de cara a las elecciones del 26 de junio”. Una coalición que no se habrá concretado en los aspectos programáticos, políticos y jurídicos en el momento en el que las bases de IU estemos votando. 

Se nos pide desde la dirección de IU que hagamos un acto de fe y que apoyemos una coalición electoral sin conocer ni la letra grande, ni la pequeña, del posible acuerdo, confiando ciegamente en la negociación individual de nuestro Secretario de Organización para que consiga garantizar “la visibilidad de cada fuerza política en la campaña y en el posterior espacio institucional y político, que respete la propia identidad de cada fuerza política que tiene sus propios programas, y sus propios liderazgos”. 

Somos muchos los y las militantes de IU que consideraremos que esta consulta, como sí hará Podemos con sus inscritos, debería realizarse una vez se haya alcanzado un hipotético acuerdo, y no antes. En este momento de la negociación, cuando no conocemos más que titulares de periódicos y declaraciones de buenos propósitos de dirigentes de ambas formaciones, la consulta más bien parece que se organiza con el objetivo de reforzar la posición interna de la candidatura que encabezará Alberto Garzón a la Coordinación de IU en la próxima Asamblea Federal, más que a tener en cuenta la opinión de las bases sobre un posible acuerdo político. 

La actitud de desprecio de parte de la dirección de Podemos a nuestra organización, la opa hostil desarrollada para captar cuadros políticos procedentes de IU, los vaivenes programáticos o las imposibles condiciones impuestas para concurrir el 20-D nos obligan a ser cautos. Sobre todo, porque se nos pide que apoyemos una coalición sin saber qué formaciones políticas la integrarán, con qué programas comunes, con qué nombre o, sin ni siquiera saber en qué circunscripción y en qué lugar se presentará nuestro candidato a la Presidencia del Gobierno de España, Alberto Garzón. 

¿Por qué no se plantea una consulta a las bases una vez se cierre un acuerdo? ¿Por qué sólo va a ser ratificado por el Consejo Político Federal? Es que, acaso, ¿se teme consultar a las militancia un acuerdo con Podemos y otras fuerzas que no cumpla lo aprobado en los órganos federales de representación de Izquierda Unida? 

En una reciente tribuna, Alberto Garzón nos emplazaba a “ser audaces y valientes a la hora de trabajar con otros proyectos distintos en el marco de la ruptura con el régimen”. Un noble propósito que debe ser concretado, porque qué ruptura con el régimen supone confluir con formaciones que no cuestionan la existencia de la OTAN, plantean el mantenimiento de los conciertos educativos con la Iglesia o rechazan la nacionalización de sectores estratégicos, como el energético. 

Nuestra militancia de oro se merece que se le consulte sobre un acuerdo concreto y no que se le pida que firme un cheque en blanco para consolidar una posición política en el seno de nuestra organización. Negarse a apoyar una confluencia, se nos presente como se nos presente, no es “desembocar en el fortalecimiento del lado amable del régimen”. Entregar una organización como Izquierda Unida, su militancia y su base social a un proyecto político indeterminado, sí.

 

*Felipe Ramos Pérez es concejal de Izquierda Unida Canaria (IUC) en Los Llanos de Aridane, miembro del Consejo Político Nacional de IUC y apoya el documento político 'IU, sí; con más fuerza' para la XI Asamblea Federal de IU.

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