La autora Araceli Esteves cree que escribir microrrelatos es “adictivo”

La autora Araceli Esteves (Barcelona, 1960) se confiesa “enganchada” a los microrrelatos, un género que considera adictivo porque hace que el escritor vea “gérmenes” de pequeñas historias en todo lo que le rodea y que actualmente está en auge debido a la falta de tiempo de los lectores.

Bajo el título de “Fisuras en el aire”, Esteves ha reunido en un libro (editado por Eugenio Cano en su colección “Caminos del bosque”) 102 dos microrrelatos en los que intenta representar “las grietas por las que se conectan las distintas realidades”.

“Es muy fácil traspasar a través de estas fisuras de un estado a su antagónico, de la realidad a la fantasía, de la vigilia y al sueño o a la pesadilla, entre la vida y la muerte”, ha explicado la autora en una entrevista con Efe.

“Una frase en el autobús, una noticia en un periódico, un sueño, una experiencia..., veo gérmenes de posibles microrrelatos en todo, que se quedan a veces en gérmenes pero otras no”, ha indicado Esteves, quien trabaja posteriormente en concretar esa idea y darle un final inesperado.

Según la autora, el trabajo del escritor de microrrelatos es “mucho de poda”, porque la concisión es indispensable y “lo que no suma, resta”. Y también requiere un tipo de público, un “lector activo” que complete una historia en las que el final o el comienzo son inciertos y en las que se juega mucho con la elipsis.

El azar, el amor, la enfermedad, el deseo, la locura, el viaje, la familia, la pareja, el miedo, el tiempo, la maldad, la depresión, o la euforia son algunos de los múltiples temas de las breves historias de Esteves, que comenzó a escribir hace cuatro o cinco años en un blog.

La respuesta inmediata de los lectores de su blog le dio “mucho juego” de tal forma que además de en internet, “una red bastante buena para los microrrelatos”, ha pasado a la edición en papel en algunas antologías, como “Velas al viento” (Cuentos del Vigía) y “Mar de Pirañas” (Menoscuarto), aunque “Fisuras en el aire” es el primer libro que escribe en solitario.

También ha publicado sus relatos en prensa escrita de Latinoamérica y Estados Unidos.

Según Esteves, el microrrelato es “independiente y diferente” no tiene por qué ser un paso previo hacia la novela o una literatura más extensa, además de ser un género que empieza a estar de moda por la falta de tiempo y las prisas de los lectores que pueden dedicar unos minutos a leer un par de estas breves e inquietantes historias.

Su relato más pequeño no ha ocupado más de una línea, lo que califica de “hiperbreve”, una especie de “puñetazo” o “dardo” con el que quiere provocar la expectación del lector. ¿Y cuál es el límite máximo?: una página o una y media y si la historia que se cuenta pide más, ya no será un microrrelato.