Iglesias apuesta por trabajar poco a poco para acercarse a 6 millones de votos, sin obsesionarse por “devorar” al PSOE

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, considera que a partir de ahora su partido tiene que hacer un “trabajo de hormiguita” para, poco a poco, acercarse a los seis millones de votos, y no “obsesionarse” por “devorar al PSOE como un buitre”.

Es más, cree que “el PSOE va a resistir, no es el PASOK, tiene un suelo de 4,2 o 4,3 millones de votos que va a mantener siempre”, y que a partir de ahora el desplazamiento del voto no se contará en millones, sino “en decenas de miles o centenares de miles”.

Iglesias ha apostado por rehuir la “tentación del ave rapaz” y mirar más bien al ciudadano que ya no quiere votar al PSOE pero tampoco a Podemos. “A lo mejor nos votan, sin demasiado entusiasmo, dentro de dos años o dentro de tres”, ha dicho. También espera tener a su favor el movimiento demográfico y que más jóvenes vayan incorporándose al censo electoral.

En esa estrategia, ha dicho que desean ser “muy respetuosos” y no pretender ser lo que no son, incluso ha avisado de que si pretenden pasar por “un PSOE más joven, con menos corbata”, la gente va a decir que les están tomando el pelo.

Con todo, cree que aunque Podemos logre “cierta superioridad electoral” respecto al PSOE, seguramente necesitará entenderse con los socialistas para poder gobernar, según ha dicho en una entrevista en 'Los Desayunos de TVE', recogida por Europa Press.

Iglesias ha reconocido que en Podemos hay debate sobre qué debe ser el partido en el futuro y cómo deben organizarse, pero ha negado que eso se traduzca en “pablistas” y “errejonistas”, en alusión a quienes son más cercanos a su 'número dos' Íñigo Errejón.

Y ha añadido que su reto en el futuro es integrar, más que a las personas, las diferentes ideas. Según ha dicho, se plantea este reto “una vez que parece que está asumido” que él debe seguir al frente del partido.

EN MADRID HUBO COMPETICIÓN DE LIDERAZGO, “SIEMPRE DESAGRADABLE”

Preguntado si eso ha quedado dirimido a raíz del proceso de primarias en Madrid, ha evitado vincularlo expresamente pero ha reconocido que ese proceso anticipó algunos debates que se vivirán en el ámbito estatal y que además hubo una “competición de liderazgo, no sólo de ideas”, que es algo que “siempre es muy desagradable y tensiona mucho la organización”.

Según ha dicho, gente no piensa como él en todo considera importante que siga siendo el líder de la organización, pero eso es independiente que los debates que surjan sobre cómo debe organizarse Podemos y cómo relacionarse con los movimientos sociales.

Así, ha dicho que él asume “como desafío” poder integrar las diferencias que surjan a lo largo de esos debates, y que se siente “cómodo” con Errejón y también con otros como Miguel Urban (anticapitalista) o Pablo Echenique. La “coralidad”, a su juicio, es buena para Podemos.

Por otro lado, ha negado que Podemos sea un partido “populista”, en el sentido “de demagogia, de dar soluciones simples a problemas complejos”. Y ha añadido que “nadie en su sano juicio” reconocería esto.

“TRANSVERSAL” ANTES QUE “RADICAL DE EXTREMA IZQUIERDA”

También ha dejado claro que si le preguntan si prefiere ser “radical de extrema izquierda” o “tranversal”, la pregunta condiciona las respuestas, está claro que apuesta por la transversalidad, pero que eso no es parecerse a otros partidos sino “a la gente”. Transversal, ha añadido, es manifestarse ante las sedes de Gas Natural por la muerte en un incendio de una anciana a la que habían cortado la luz.

A su modo de ver, izquierda y derecha “explican algunas cosas”, pero lo que pasa en España se explica mejor “hablando de mayorías sociales y minorías elitistas”.

Por otro lado, ha asegurado que Podemos no siente “ninguna presión” por competir con el PSOE por ver quién es el líder de la oposición, y que son más bien los socialistas, y tambien Ciudadanos, los que “siempre están viviendo la ilusión de ser una cosa y la contraria” después de haber permitido gobernar a Mariano Rajoy.

Por último, ha relatado que la presidenta del Congreso, Ana Pastor, le llamó el jueves por la tarde para disculparse por el hecho de que senadores del PP se hubieran sentado en escaños de Podemos, cosa que calificó de “bochornoso”.