El PSC acusa a la CUP de “venderse” al Govern por unos ingresos “ridículos”

La portavoz económica del PSC en el Parlament, Alicia Romero, ha acusado hoy a la CUP de “venderse” al Govern por unas modificaciones fiscales que aportarán unos ingresos “ridículos” a las arcas de la Generalitat.

En declaraciones a Efe, Romero ha considerado “muy insatisfactorias” las medidas fiscales acordadas entre el Govern y la CUP en el marco de la negociación presupuestaria para 2017, entre ellas la creación de un impuesto sobre “activos no productivos”, como bienes inmuebles, embarcaciones, coches de lujo y aeronaves que están a nombre de personas jurídicas pero que no se usan para actividades económicas sino con fines particulares.

Todos estos cambios fiscales, incluidos en la ley de acompañamiento de los presupuestos para el año que viene, aportarán unos 181 millones de euros anuales cuando estén en pleno funcionamiento, a partir de 2018, y unos 121 millones ya en 2017.

Romero ha advertido de que, si se aplicara una “reforma fiscal a fondo”, modificando al alza el impuesto de sucesiones, el impuesto de patrimonio o el tramo autonómico del IRPF, los ingresos adicionales podrían ascender hasta los 1.000 millones de euros.

Justamente en el pleno de ayer el PSC presentó una moción en la que se instaba al Govern a retocar el tramo autonómico del IRPF para incrementar los tipos a las rentas más altas y modificar los impuestos de patrimonio o de sucesiones y donaciones, una propuesta que obtuvo el respaldo de la CUP y de Catalunya Sí Que Es Pot, pero que fue tumbada con los votos de Junts pel Sí y el PPC.

Para Romero, la CUP no ha sido “nada valiente ni ambiciosa” en su negociación presupuestaria con el Govern y se ha conformado con unas modificaciones fiscales “totalmente insuficientes”.

Los anticapitalistas, ha denunciado la diputada del PSC, “siempre hablan de la derecha catalana, pero al final han sido incapaces de arrancar una propuesta más ambiciosa para hacer políticas sociales, se han vendido al demonio”.

Según Romero, o la CUP “no ha jugado bien sus cartas” en la negociación o ha “puesto por delante el proceso soberanista” y ha renunciado a “presionar más” al Govern.