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La lucha anticorrupción en Senegal, ¿un ajuste de cuentas político?

La lucha anticorrupción en Senegal, ¿un ajuste de cuentas político?

EFE

Dakar —

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¿Es la lucha anticorrupción del nuevo Gobierno de Senegal justicia o una “caza de brujas”? Esa es la duda que divide al país tras la detención de Karim Wade, hijo del expresidente Abdoulaye Wade, por supuesto enriquecimiento ilícito.

Para el Foro Civil, sección senegalesa de la organización anticorrupción Transparencia Internacional (TI), la actitud del Ejecutivo de Dakar pone de manifiesto la voluntad de erradicar la corrupción y la impunidad.

Según el Índice de Percepción de la Corrupción de 2012 publicado por TI, Senegal ocupa la posición 94 con una calificación de 36 puntos sobre 100 en una lista que incluye 176 países.

“Apoyamos esta política del Gobierno. Pensamos que la Justicia está haciendo su trabajo, pues la detención de Karim Wade es un caso inédito en África”, comenta en una entrevista con Efe Thialy Faye, miembro de la dirección del Foro Civil.

Junto a otras siete personas, Karim Wade, ministro durante el régimen de su padre (2000-2012), espera en la prisión capitalina de Rebeuss su próxima comparecencia ante el Tribunal Penal contra el Enriquecimiento Ilícito (CREI, en su acrónimo francés).

“Por fin llegó la hora de la rendición de cuentas”, celebra Ndeye Fatou, responsable financiera de una empresa estatal de medioambiente, quien no confiaba en las promesas de lucha contra la corrupción anunciadas por el presidente senegalés, Macky Sall, elegido para el cargo en las elecciones de marzo de 2012.

Pero la posición del Gobierno es firme: la ministra de Justicia, Aminata Touré, apodada la “Dama de Hierro”, ha asegurado que todos los autores de delitos económicos comparecerán ante los tribunales, aunque ha pedido paciencia para acometer ese ingente trabajo.

El propio presidente Sall reafirmó, el pasado 21 de marzo, en una reunión del Consejo de Ministros su “voluntad firme e infalible” de erradicar la corrupción en todas sus formas.

“Las prácticas de corrupción son incompatibles con la dinámica de anclaje del buen gobierno que constituye la orientación mayor de nuestra política”, dijo Sall en un comunicado oficial.

Sin embargo, desde el exgobernante Partido Democrático Senegalés (PDS) de Wade estos pasos no se perciben como justicia, sino como ajusticiamientos.

En opinión del PDS, la actitud del Gobierno no es más que una “caza de brujas” y la representación de la “justicia de los vencedores”.

“La detención de Wade es un acto político”, denunció el pasado abril el coordinador general del PDS, Oumar Sarr.

Como protesta, ese grupo político convocó, el pasado 23 de abril, una manifestación secundada por miles de personas para exigir la puesta en libertad de Karim Wade y de todos los detenidos por delitos relacionados.

El primogénito del expresidente senegalés dejó su empleo en un banco londinense en 2002 para sumarse al equipo de su padre, veterano de la oposición elegido jefe de Estado en el año 2000.

Asesor financiero, Wade hijo se convirtió en 2004 en el presidente de la Agencia para la Organización de la Conferencia Islámica (ANOCI), con el fin de encargarse de la realización de importantes obras inmobiliarias y viales para acoger la cumbre de la Organización de la Cooperación Islámica (OCI).

La cumbre de la OCI, celebrada con tres años de retraso a consecuencia de las obras, desembocó en una polémica alimentada por denuncias de “escándalo financiero”, ya que varias obras proyectadas quedaron sin edificar.

Apodado “ministro del Cielo y de la Tierra” por la prensa satírica, Wade ocupó las carteras ministeriales de Infraestructuras Estatales, Transporte Aéreo, Energía y Cooperación Internacional entre 2007 y 2012, cuando su padre fue derrotado por Sall en las urnas.

Según las investigaciones del CREI, Wade acumuló, en los últimos diez años, un patrimonio que se calcula en más de mil millones de euros en concepto de participaciones en numerosas empresas en África, Asia, Europa y América y en cuentas en paraísos fiscales.

Pero el hijo mayor del expresidente no fue el único que, presuntamente, desvió caudales públicos: los anteriores responsables de empresas públicas como la Lotería Nacional Senegalesa y la Agencia de Regulación de Correos y Telecomunicaciones también están bajo custodia.

Y en la fila para comparecer ante el CREI esperan su turno, al menos, cinco exministros del régimen de Abdoulaye Wade.

Por Saliou Traore

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