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El diálogo de la ONU en Libia vuelve a encallar, frenada por el tema militar

El diálogo de la ONU en Libia vuelve a encallar, frenada por el tema militar

EFE

Túnez —

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Las delegaciones del este y el oeste de Libia que negocian un nuevo acuerdo de paz bajo auspicio de la ONU abandonaron hoy Túnez después de que anoche cerraran la segunda ronda de diálogo sin acuerdo alguno y sin fecha para sentarse de nuevo a la mesa.

Fuentes próximas a la delegación del oeste, que representa al llamado gobierno de Acuerdo Nacional sostenido por la ONU en Trípoli, confirmaron a Efe que la discusión ha encallado y señalaron que el obstáculo mayor radica en la cuestión militar y el liderazgo del que se espera sea el Ejército unificado de Libia.

“En el tramo político se ha avanzado. Ya hay acuerdo para elegir un nuevo órgano de gobierno transitorio formado por un presidente y dos vicepresidentes. Habrá un representante del oeste, otro del este y uno de sur”, explica.

“Falta resolver la cuestión técnica de como se elegirán los tres puestos. Quien será el presidente y quienes los vicepresidentes, y las competencias finales que tiene cada uno. Ahí no hay acuerdo”, agregó la fuente, que prefirió no ser identificada.

Un miembro de la delegación del este, que igualmente no quiso ser identificado, señaló a Efe en el hotel de las negociaciones, en el norte de Túnez capital, que no se ha podido progresar mucho más en este planteamiento debido, sobre todo, a las diferencias sobre el futuro ministerio de Defensa.

Un bloqueo que admitió, aunque sin facilitar razones ni detalles, el enviado especial de la ONU para Libia, Ghassam Saleme, artífice de una nueva negociación que arrancó hace casi un mes, en medio de un extremado optimismo.

“Existen varias áreas de consenso.... pero hay otras partes que necesitan ser discutidas con los líderes políticos en el interior de Libia”, señaló escuetamente a los periodistas.

El diplomático libanés presentó a finales de septiembre un nuevo plan de acción para tratar de sacar a Libia de la división y la guerra que padece desde que en 2011 la OTAN contribuyera al triunfo de los rebeldes frente a la dictadura de Muamar al Gadafi.

El plan, que trata de enmendar el acuerdo forzado por la propia ONU en diciembre de 2015 y que dio lugar a la formación del actual gobierno en Trípoli, plantea crear un nuevo marco de consenso entre el este y el oeste que permita convocar elecciones legislativas el próximo verano.

Pero apenas un mes después de retomado el diálogo, parece haberse atorado en el mismo lugar que el acuerdo que se pretende reformar: el papel que se reserva para el mariscal Jalifa Hafter, hombre fuerte del país.

Antiguo camarada de Al Gadafi, al que en 1969 ayudó a hacerse con el poder, el militar fue reclutado por la CIA en la década de los pasados ochenta y trasladado al estado norteamericano de Virgina, donde se convirtió en uno de los principales opositores en el exilio.

Regresó a Libia en marzo de 2011, apenas un mes después de que estallara la revuelta, con ayuda de Egipto y Estados Unidos, y cabildeó entre los rebeldes hasta que en 2014 fue nombrado jefe del Ejército regular Libio (LNA), adscrito al Parlamento de Tobruk, en el este Libia.

Tres años después, y con ayuda de Rusia, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, no solo domina la actividad del único organismo con legitimidad democrática en Libia, también controla la mayor parte de sus recursos energéticos y cerca de un 70 por ciento del territorio nacional.

En 2015, se posicionó en contra del pacto de Acuerdo Nacional que ahora se renegocia y que forzó el entonces enviado de la ONU, Bernardino León, ya que en el capitulo ocho se le despojaba del cargo de jefe del Ejercito, que debía ser de designado por el nuevo gobierno.

“El capítulo ocho sigue siendo el principal obstáculo para el acuerdo. Hafter ha consolidado suposición en estos dos años, tiene más armas, más fuerza y más territorio. No encuentra ningún motivo para ceder”, explica a Efe un diplomático árabe inmerso en el diálogo.

“El problema es que la mayoría de las milicias se oponen a Hafter y no están dispuestas aceptar ponerse bajo su mando, especialmente en la ciudad de Misrata. Están muy divididas pero este es su único punto de acuerdo. El no al general”, subrayó.

En este ambiente de creciente pesimismo, responsables de la ONU en Túnez confirmaron a Efe que Saleme viajará a Trípoli la semana próxima para tratar de acercar posturas a día de hoy aún muy distantes.

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