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El fiscal pide 122 años para el etarra Sergio Polo por atentado en 1995 en León

El fiscal pide 122 años para el etarra Sergio Polo por atentado en 1995 en León

EFE

Madrid —

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La Fiscalía de la Audiencia Nacional ha pedido 122 años de cárcel para el etarra Sergio Polo por el asesinato, el 22 de diciembre de 1995, del comandante del Ejército Luciano Cortizo Alonso en León al estallar una bomba lapa en su vehículo en el que viajaba con su hija, que resultó gravemente herida.

La causa por este atentado, que se juzgará próximamente, fue reabierta hace dos años después de que fueran hallados indicios contra Polo y la jefa de ETA María Soledad Iparraguirre, Anboto, -presa en Francia-, a raíz de la revisión que las fuerzas de seguridad hacen de los atentados de la banda sin resolver.

En relación con el asesinato del comandante Cortizo, la Guardia Civil desveló en un informe que en el registro del domicilio de Pasajes de San Pedro (Guipúzcoa) alquilado por Sergio Polo se ocuparon “numerosas evidencias, documentos y efectos” contra los dos etarras como responsables del atentado.

En su escrito de calificación, la Fiscalía, además de la pena de prisión, pide que se prohíba al acusado viajar a León durante 10 años desde su excarcelación, y que indemnice a la viuda con 180.000 euros, a su hija en la cantidad de 25.000 por las lesiones causadas 200.000 por las secuelas, y 160.00 por el fallecimiento de su padre.

Según el relato del fiscal, en fechas previas al 22 de diciembre de 1995, María Soledad Iparaguirre, Anboto, entregó a Sergio Polo material explosivo para asesinar al comandante del Ejército de Tierra Luciano Cortizo, dándole instrucciones precisas.

Polo, residía en aquellas fechas en un piso que había alquilado en el Barrio de Trintxerpe, de Pasajes de San Pedro (Guipúzcoa), y ahí guardó el material explosivo y elaboró el artefacto para cometer el atentado: una bomba de las denominadas “lapa”.

El artefacto estaba compuesto con una carga explosiva de entre 1.200 y 2.000 gramos de cloratita, tenía un dispositivo de iniciación mecánico-eléctrico; y como dispositivo de iniciación antimovimiento, tenía un tubo de plástico transparente, una bola de acero y sus contactos eléctricos.

Días antes del crimen, se trasladó desde San Sebastián a León, utilizando el transporte público, y vigiló al comandante Cortizo hasta detectar el vehículo que usaba habitualmente para sus desplazamientos en la ciudad de León, un Ford Orion.

Una vez localizado el vehículo, que se encontraba estacionado en la calle de Álvaro López Núñez desde las 17.30 horas del 21 de diciembre de 1995, el etarra, utilizando un destornillador especialmente preparado para forzar las cerraduras de los vehículos Ford, accedió por la noche y “con la intención de acabar con la vida del comandante, así como de cualesquiera personas que se introdujeran en el vehículo o estuvieran en sus proximidades, colocó bajo el asiento del conductor la bomba lapa”.

Sobre las 13.20 horas del 22 de diciembre de 1995, el Comandante y su hija María Beatriz se introdujeron en el vehículo y cinco minutos después de arrancar y tras circular unos 300 metros hizo explosión el artefacto.

En ese momento el coche se encontraba detenido ante un semáforo situado en la calle Ramón y Cajal, a la altura de la confluencia de las calles Renueva y Abadía, de León.

A consecuencia de la detonación, el comandante, que tenía 44 años, falleció en el acto, y su hija, que tenía 18 años, resultó herida de gravedad necesitando varias intervenciones quirúrgicas y resultando con secuelas. Igualmente resultaron con lesiones personas que transitaban por la calle en el momento de producirse la explosión

Para la Fiscalía, los hechos son constitutivos de un delito de asesinato terrorista (30 años de cárcel), cuatro delitos de asesinato frustrado (20 años cada uno), y un delito de tenencia de explosivos (12).

Además de a la familia del fallecido, el fiscal pide también indemnización para heridos de menor gravedad y para la reparación de los daños materiales.

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