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Hooters, la cadena de restaurantes acusada de machista que quiere abrir en España

Una 'Hooters Girl'

Angy Galvín

Camareras atractivas con uniformes escotados y ajustados. Este es el principal reclamo de Hooters, la cadena de restaurantes fast-food que tantas críticas ha recibido por el tipo de camareras que contrata en sus locales. La empresa estadouniense ha sido protagonista de una polémica reciente: ha decidido no abrir un local en el centro comercial Vilamarina de Viladecans (Barcelona) este verano –hubiera sido su único establecimiento en España porque la multinacional tuvo un restaurante en Gran Canaria que acabó cerrando–.

Su director en España, Julio Arias, ha negado que la decisión se deba a las críticas de diversos colectivos, que tachan a la compañía de machista. Según Arias, no se instalarán en Viladecans por “problemas de espacio en el local” que habían escogido. Ahora, Arias ha anunciado que abrirán un establecimiento en Cataluña el próximo invierno y que siguen trabajando “con la máxima ilusión” en su instalación. La compañía tiene entre sus planes abrir 14 locales en el país en los próximos 7 años. 

Hooters, que se enfoca a una clientela masculina, sirve comida rápida a sus clientes –es famoso por sus alitas de pollo–. También ofrece la posibilidad de ver en directo eventos deportivos en pantalla gigante. Tan solo contrata a mujeres para servir las consumiciones y la comida, si bien pueden trabajar hombres en otros cargos –como cocineros, por ejemplo. Las chicas visten una camiseta blanca escotada y unos shorts naranjas ajustados, imitando el estilo de las 'cheerleders'.

“El espíritu que se transmite es de deportividad, un ambiente sano, divertido, agradable, joven. Aunque puede resultar un poco chocante un país en el que aún no ha llegado Hooters, una marca con más de 30 años de historia y 400 restaurantes. Normalmente, el público termina adaptándose a la filosofía Hooters”, comentó a la Sexta Víctor López, director legal de la empresa en España. La firma ya está presente en otros países como Reino Unido, Alemania, Suiza, Austria, Hungría, República Checa y Rusia.

Las 'Hooters Girls'

En su página web, la empresa se dirige a las chicas que desean formar parte del equipo: “¿Quieres saber un hecho divertido sobre las Hooters Girls? No pueden creer que en realidad se les paga para pasar un buen rato. Pero ciertamente lo hacen. Conocidas y amadas en todo el mundo, son un icono internacional y orgullosas embajadoras de la marca”. “Ser una Hooters Girl es un honor concedido solo a las mujeres más entretenidas, orientadas a las metas, glamurosas y carismáticas”, las cuales “tienen ese regalo especial para hacer que cada huésped se sienta bienvenido”, apunta la compañía. 

La cadena estadounidense compara en un vídeo los dos tipos de camareros que existen: por un lado, los trabajadores habituales de la restauración y, por otro, sus Hooters Girls, que con una sonrisa de oreja a oreja se proclaman “iconos de América”. Mientras que el primer tipo de camarero tan solo “sirve comida”, las chicas de la firma estadounidense “sirven diversión”. Las camareras aseguran que estar en sus restaurantes es “más que un trabajo” y que se sienten “parte de una comunidad”.

Además, las empleadas afirman que, gracias a su ocupación, tienen acceso a una gran variedad de oportunidades. “Tuve la oportunidad de estar en una película con Adam Sandler, lo cual fue increíble, algo que nunca olvidaré”, comenta una de ellas. “Somos unas mujeres fuertes, independientes y trabajadoras”, añade otra. Entre diversas “oportunidades”, las camareras comentan la ocasión de posar en calendarios –la cadena de restaurantes tiene el suyo propio–, conocer a personas, viajar o protagonizar anuncios de televisión. 

En su canal de YouTube, Hooters ha publicado vídeos en los que sus camareras enseñan cómo usar un Hula Hoop, cómo se debe servir una cerveza o cómo deshuesar un ala de pollo.

El rechazo institucional, activista y político

“Si mi hija quisiera ser camarera en Hooters, me pensaría si dejarla o no”, comentó un responsable de la multinacional en España a la Cadena Ser. El directivo, cuyo nombre no ha transcendido, culpabilizó al alcalde de Viladecans y a los medios de comunicación de la apertura frustrada: “Entre el alcalde y los medios de comunicación nos lo habéis tumbado”.

El edil del municipio, Carles Ruiz, comentó que “la línea de negocio (de Hooters) es muy disonante con la vocación familiar” del espacio comercial. Además, aseguró que le resultaba “incómodo que se utilice el cuerpo femenino como gran reclamo, cuestión que no sintoniza con el trabajo que realizamos en el municipio por la igualdad de oportunidades y por situar a la mujer lejos de ser un objeto de marketing”.

Además del alcalde y de los medios, la empresa se ha encontrado con el rechazo de las organizaciones de la mujer y de colectivos activistas, que se oponen a la compañía por la cosificación sexual de las mujeres. El Institut Català de les Dones afirmó que si el trato de Hooters se considera discriminatorio será sancionable, en aplicación al código de buenas prácticas que está elaborando el ente.

Asimismo, los cuatro principales partidos españoles han mostrado su rechazo a la instalación de la compañía. En declaraciones a la Cadena Ser, Marta González, diputada del Partido Popular, aseguró que “el sexismo que llevan impregnadas esas imágenes (de Hooters) resulta bastante insultante y me parece que en esa materia también se encontrarían con problemas legales en lo que se refiere a protección de la imagen de las mujeres”.

Así se pronunció Ángeles Álvarez, portavoz socialista de Igualdad en el Congreso: “Yo he estado viendo los vídeos y tengo que decir que hay más imágenes en las que sale el pecho de las camareras que los productos que venden. Es evidente que están haciendo un uso sexista del cuerpo de las mujeres y si la selección del personal va a estar ajustada a esos parámetros, estarían incumpliendo por completo la normativa española”.

Podemos manifestó una postura semejante a la de los socialistas y Ciudadanos, si bien considera que “es muy importante combatir el sexismo cultural” y que “hay que garantizar que en ningún momento se denigra específicamente a ninguna trabajadora”, matiza que “se trata de una empresa privada y no creemos que haya que intervenir”, según Marta Martín, portavoz adjunta de Igualdad del grupo parlamentario.

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