Cristian Tekila, el bombero que compuso el nuevo himno de la liga de baloncesto “entre fuego y fuego”

Sara Rojas

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La vida de Cristian Tekila está marcada por la música. Pero también por el fuego. Este cantante, compositor y bombero de la Brica (unidad especializada en extinción de incendios) vive entre dos mundos que, para él, “son lo mismo”. Una dualidad con un denominador común: el sacrificio. Una en lo físico y otra, en lo mental, explica a elDiario.es Andalucía el artista sevillano. Sacrificio que también palpita en un deporte como el baloncesto y que Cristian identificó y se llevó a su terreno a la hora de componer 'De Tres', la canción que ha escogido la Liga Endesa ACB como himno para su nueva temporada.

Por eso, junto a referencias al baloncesto como “mate”, “cancha” o “meterla de tres”, en el tema se pueden escuchar frases que aluden al esfuerzo, así como a su propia trayectoria profesional y vital: “aquí se juega duro o no se juega”, “gratis no hay ná'” o “una vida entregá”. La de Cristian Uribe - conocido dentro y fuera del escenario como Cristian Tekila - arranca en un barrio humilde de la capital andaluza: Guadaíra Sur. Como él mismo cuenta, lleva dedicándose profesionalmente a la música desde los 19 años y desde los 24, al servicio de la ciudadanía garantizando su seguridad.

La “chulería” que desprendió sobre la cancha el día que estrenó su tema en el Palacio de los Deportes de Sevilla, contrasta con la emoción que arroja su voz cuando recuerda las palabras de orgullo que le transmitieron sus amigos el día que cantó 'De Tres' ante miles de personas. “Yo he sido el fracaso escolar que llegaba al colegio, se sentaba atrás del todo, se ponía los cascos y se ponía a escribir”, confiesa el bombero.

“Una vida entregá” a la música

Si en el plano artístico, ser la voz y el rostro de la Supercopa de España de baloncesto es el mayor hito de Cristian Tekila, en lo profesional, el bombero de la Brica destaca como “medalla personal” haber participado en la unidad que sofocó el mayor incendio forestal registrado en la historia reciente de Chile. Pero hasta llegar aquí, vivió encuentros y desencuentros con la música.

El atrevimiento que lo caracteriza lo llevó a pinchar por primera vez en una discoteca de Matalascañas “sin haber visto un plato” en su vida. Se subió a la cabina para sustituir al tocadiscos habitual y, con la ayuda de un DJ reputado de la época, logró que le dieron la oportunidad de seguir pinchando los fines de semana. A partir de ahí, recorrió la geografía andaluza actuando como DJ en “las mejores salas” de la región.

Con el tiempo, algunas voces de su entorno empezaron a sugerirle que “buscara un trabajo normal”, bromea Cristian al recordar este capítulo de su historia. Por entonces, se estaba formando la Unidad Militad de Emergencias (UME) y vio la oportunidad de virar hacia otro sector que, como ya presentía, le haría sentir emociones similares a la música. “Aprobé para Madrid, así que dejé la música, lo dejé todo y me fui para allá”, explica el artista sevillano.

Aun así, nunca pudo desvincularse del mundo de la canción. En la capital del país conoció a compañeros de la UME que compartían su misma pasión. Juntos aprovechaban las guardias para aprender a tocar la guitarra viendo vídeos de Youtube. De ahí surgió el grupo Revolución Sur que llamó la atención de una multinacional y llegaron a lanzar varios discos. Decidió entonces cambiar el rumbo de nuevo: “Nos iba muy bien, así que dejé la UME para volcarme en la música”.

Sin embargo, poco después se declaró la pandemia de Covid-19, “y yo me quedo sin poder comer”, asegura Cristian. Se vio obligado a regresar a su ciudad natal para “buscarme la vida”. Empezó entonces a prepararse las oposiciones para el Infoca mientras vendía chucherías en un kiosko que había montado “con el dinero que me quedaba”. Y en esas andaba cuando lo llamó un productor con el que había trabajado años antes para proponerle que creara un tema para la ACB. “Dame tres semanas”, le pidió Cristian, “y me dijo vale, tienes una”, rememora Tekila.

El juego de componer

Este rapero sevillano concibe el acto de componer “como un juego”. “Hay días que me apetece jugar al rock y otros al flamenco”, cuenta. Empezó rapeando, y más tarde entró en contacto con el flamenco, el blues, con la guitarra y el piano. “Hago mezclas extrañas que no sé cómo definirlas”, pero que tienen su sello personal y que pueden ir desde “una balada piano” a “un tema de rap agresivo de los 90”. Para el reto de la ACB, se propuso crear una pieza a medida de la liga de basket más importante de España.

Contaba como referente con 'Juega', el tema del rapero Nach que se convirtió en 2009 en un himno del baloncesto. Pero como “no podía superarlo”, apostó por “llevarlo a mi terreno”. Entabló conexiones entre su vida, su profesión y el deporte al que tenía que representar con su canción y pensó entonces que afrontar una competición es similar al sentimiento que aflora “cuando tienes que apagar un incendio”. De ahí, la potencia que imprime la base y la letra impregnada de fuerza, como quien “llega a un partido o a un incendio en el que sabe que tiene que darlo todo porque ha habido mucho sufrimiento y preparación detrás”, narra el autor de 'De Tres'. En definitiva, se trata de transmitir la idea de que “tienes que exprimirte al máximo para poder luego brillar”.

En conversación con este periódico, confiesa que cuando lo llamaron hace un año para decirle que habían seleccionado su tema “no me lo podía creer”. Y siguió sin dar crédito hasta que salió a la cancha a cantar el día en que arrancó la Supercopa. “Como tengo tanta mala suerte, siempre pensé que en algún momento iban a elegir uno mejor”, reconoce. Pero se dio cuenta de que “iba en serio” cuando grabó el videoclip y se subió al escenario “con todo el miedo” a estrenar el tema que había creado para la ACB. Entonces fue consciente de que “esta vez no me ha tocado perder”, cuenta Cristian agradecido.

A pesar de estar acostumbrado a subirse al escenario, era la primera vez que actuaba en solitario. “Al principio eché de menos tener a mi gente detrás”, confiesa. Esas miradas de complicidad que calman los nervios antes de empezar. Pero llevaba a su equipo en su mente y en su camiseta. Pensó que mientras que él rapeaba, “mi gente estaba apagando un incendio” y entonces empezó a disfrutar.

Ahora Cristian Tekila siente que ha encontrado el equilibrio y aunque le haya surgido una nueva oportunidad en el campo de la música, por el momento está convencido de que no va a abandonar la unidad de bomberos forestales. Eso no quita, como él mismo dice, que “entre fuego y fuego” continúe “el juego”.

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