SALUD LABORAL

La Junta de Andalucía dejó caducar el plan contra la silicosis sin cumplir sus objetivos

Néstor Cenizo

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Han pasado casi 15 años desde que se diagnosticó el primer caso de silicosis por aglomerados de cuarzo en Andalucía y en este tiempo la administración autonómica, gobernada hasta 2019 por el PSOE y después por el PP, ha irritado a los afectados por su inacción, rayana con la displicencia. Mientras la actuación preventiva obtenía unos resultados magros, la Junta colmaba de parabienes a Francisco Martínez-Cosentino, el artífice del boom de las encimeras de Silestone, y de subvenciones a su empresa. Un informe autonómico al que ha tenido acceso este medio señala que los casos de “neumoconiosis por polvo de sílice” en Andalucía eran 1.110 a 30 de junio de 2021, y que no han parado de crecer en el último lustro.

El Programa Integral de Silicosis de Andalucía (PISA) es la clave de bóveda de la acción pública. Fue aprobado en 2017 y estuvo en vigor hasta 2021. Fijaba metas, prioridades, líneas de acción y actividades para disminuir la incidencia de la silicosis en el sector del “corte, tallado y acabado de piedra”, pero su eficacia ha sido escasa. “Lo hicieron para sacarse la foto. No se hizo nada, no tenía presupuesto. Por ejemplo, tenían un tríptico para difundir, lo cambiaron para actualizarlo y no se supo nada más”, lamenta Francisco Torrico, presidente de la Asociación de Perjudicados por la Silicosis en Andalucía (APSA).

Ahora, ni siquiera existe plan. El actual Gobierno autonómico no lo ha renovado. Fuentes de la Consejería de Empleo explican que siguen haciendo labor preventiva y resaltan que el peso del PISA recaía sobre la Consejería de Salud, mientras que la Consejería de Salud no contesta y remite a Empleo. El pasado 30 de enero Torrico se reunió con el presidente Juan Manuel Moreno para pedirle una mesa con la participación de todos los actores. En esa reunión estaba también Jorge del Diego, director general de Salud Pública. Es decir, de la Consejería de Salud.

“La Junta de Andalucía se esconde. Las consejerías no se coordinan. Si se pusiera en marcha el PISA estaría contento, pero no se hace nada. Cero. No existe ni un grupo de trabajo de seguimiento y no ha habido reuniones en todos estos años. Enviamos una carta en julio de 2020 dirigida a la Consejería de Salud para que nos atendiera y hasta hoy, nada”, denuncia Juan Carlos Lebrón, de UGT.

Los impulsores de la reciente Declaración de Granada, suscrita enero por asociaciones de afectados, médicos, sindicatos y académicos, la han remitido a ambas consejeras, al director gerente del SAS o al director del Instituto Andaluz de Prevención de Riesgos Laborales, entre otros, y hasta ahora no han recibido ni una sola respuesta.

El informe de seguimiento

Mientras PISA estuvo vigente el problema de la silicosis se agravó en Andalucía. Este medio ha tenido acceso al informe de seguimiento y evaluación de noviembre de 2021. APSA y los sindicatos lo rechazaron porque contenía un resumen de actuaciones que no se correspondían con la realidad. Ni siquiera los citaron para valorar el informe.

El documento recoge hasta 23 acciones en las que “perseverar”, una manera de decir que no se han cumplido los objetivos. “Las propuestas son las mismas del PISA porque no se avanzó nada”, lamenta Lebrón. Por ejemplo, no se creó un registro de trabajadores expuestos, ni se elaboró un protocolo para casos sospechosos, ni se identificó en el SAS un “referente” para el seguimiento. Tampoco hubo “formación real”, coinciden Torrico y Lebrón.

Además, sobreestima el impacto de otras acciones. Por ejemplo, aventura que las publicaciones en redes sociales por la Consejería de Empleo “pudieron llegar a decenas de miles de personas”, pero en Facebook no se publicó nada y en Twitter solo se lanzó la aprobación del plan, con seis retuits. De la línea de subvenciones para modernizar los sistemas de manipulado del aglomerado de cuarzo se aprovechó el 66% (400.000 de 600.000 euros ofrecidos).

El informe sí constata que el sector tiene un bajo cumplimiento de la normativa de prevención, como han denunciado reiteradamente los trabajadores. Los técnicos visitaron 302 empresas desde 2017 y tuvieron que realizar requerimientos al 72% (el 100% de las que visitaron en Almería, donde está Cosentino). En torno al 10% de los requerimientos están relacionados con los “niveles de exposición a agentes” y otro 10% con las condiciones de higiene en el lugar de trabajo. Un 5%, con los medios de protección personal.

Reconocimientos y subvenciones

Los primeros casos de silicosis entre trabajadores de los aglomerados de cuarzo empezaron a diagnosticarse en Chiclana, allá por 2009. Al principio los neumólogos del Hospital Puerta del Mar no se lo podían creer: ¿quién podía pensar que un marmolista gaditano de 30 años que se ahogaba al mínimo esfuerzo, sufriría silicosis, la enfermedad de los mineros? Antonio León y su equipo recorrieron una veintena de marmolerías gaditanas, y resultó que aquello no era una rareza.

En siete meses habían encontrado seis casos, con una media de 29 años. Fueron saliendo por decenas (hoy son cientos en Cádiz) y luego aparecieron en Montemayor (Córdoba) o, incluso, en la sede en Cantoria (Almería) de Cosentino, el gran fabricante español de los aglomerados, cuyo máximo responsable acaba de ser condenado por no informar durante años a cinco trabajadores de una marmolería viguesa del riesgo de trabajar con su producto, que conocía al menos desde el año 2000. Cosentino aduce que esa condena no es extrapolable a otros casos, que la responsabilidad principal es de las marmolerías y que la prevención de riesgos ha mejorado mucho.

Mientras la Junta de Andalucía nombraba Hijo Predilecto a Francisco Martínez-Cosentino, en febrero de 2019, enfermos de silicosis a las puertas del Teatro de la Maestranza entregaban octavillas con la esquela de una decena de fallecidos. Este medio ya había informado de la querella interpuesta por las viudas de dos de ellos. Por Andalucía exige ahora la retirada de la distinción.

Cosentino, que en 2021 facturó 1.401 millones de euros y pretende salir a bolsa, tiene más de 4.500 trabajadores (unos 2.300 en Andalucía) y es el gran poder económico en la comarca del Almanzora, donde muchos tienen algún familiar trabajando en la empresa. Además, patrocina y subvenciona eventos y actividades de todo tipo. Martínez-Cosentino es Hijo Predilecto en muchos de los pueblos y doctor honoris causa por la Universidad de Almería. Hace tiempo que Cosentino es una multinacional con presencia en decenas de países, capaz de anunciarse en la Superbowl.

A este reconocimiento público se añade el impulso económico de las subvenciones con las que ha sufragado parte de su estructura productiva. En 2010, 19 millones del Gobierno de España para una fábrica de micronizado de cuarzo, según informó la prensa local. Un año después, cinco millones de la Junta de Andalucía para un plan de inversiones con nuevas fábricas, plantas y plataformas en su sede.

Susana Díaz realizó a la sede de Cantoria una de sus últimas visitas como presidenta de la Junta de Andalucía. Alabó la “combinación del compromiso y la responsabilidad social” en Cosentino. Ya se habían publicado los primeros reportajes de Interviú que alertaban de los riesgos por inhalación del polvo de sílice que emanaba de las encimeras de Silestone al cortarlas.

Proyectos “de interés autonómico” y la polémica participación en el CAEROL

El Gobierno de Moreno ha profundizado en esta senda. Nada más llegar, en junio de 2019, declaró de “interés estratégico” para Andalucía el ambicioso proyecto de Cosentino, que prevé invertir 719 millones de euros para aumentar su capacidad productiva. Y en diciembre de 2021, el Consejo de Gobierno declaró el proyecto “de interés autonómico”, un paso más que le permitirá acortar los trámites administrativos. Ahora, la Junta de Andalucía mira con preocupación las informaciones sobre una de las mayores empresas de Andalucía, donde Cosentino mantiene su sede fiscal.

Para los afectados, fue un golpe bajo el anuncio por sorpresa de la intención de constituir el Centro Andaluz de Enfermedades Respiratorias de Origen Laboral (CAEROL), en marzo de 2022. No se contó con las asociaciones de afectados, los sindicatos o los expertos del Hospital Puerta del Mar, con prestigio internacional, pero sí con Cosentino.

“Resulta paradójico que la empresa que registra el mayor número de casos de silicosis reconocidos como enfermedad profesional en Andalucía sea la más adecuada para actuar como referente en materia de seguridad y salud laboral”, advierte la Declaración de Granada, que alerta del riesgo de que la industria condicione la agenda investigadora del futuro Centro.

Su creación avanza lentamente, pero la condena a Martínez-Cosentino arroja nuevas dudas. La Universidad de Córdoba explica que el origen del CAEROL está en la “confluencia de la interacción entre empresa y personal investigador de la UCO, el interés de la Consejería en el objeto de trabajo, y las posibilidades estratégicas” de tener un referente nacional en la investigación de la silicosis en Andalucía. “La financiación privada de este tipo de iniciativas no merma la independencia en el trabajo de los grupos de investigación implicados. La iniciativa privada no participa ni en los trabajos de investigación ni en la gestión de este tipo de centros”. 

Más de 1.100 casos en Andalucía

Una de las grandes dificultades en la lucha contra la epidemia de silicosis por los aglomerados de cuarzo es conocer su dimensión real. El informe de seguimiento y evaluación del PISA recoge algunos datos hasta ahora desconocidos que reflejan “claramente” el aumento de la incidencia de la silicosis en Andalucía desde 2017. El más relevante permite concluir que la magnitud del problema es mucho mayor que los 590 partes de silicosis profesional en Andalucía recogidos por la Seguridad Social. En realidad, hay 1.110 “casos prevalentes [existentes]” a 30 de junio de 2021, según los datos del SAS contenidos en el informe. Solo en 2020, último año cerrado, se diagnosticaron 90 casos de “neumoconiosis por polvo de sílice” en Andalucía.

Los afectados son jóvenes, generalmente de 35 a 44 años (45,2% del total). El 61,44% llevaban en su empresa menos de diez años y el 38,8% menos de cinco, lo que refleja la rapidez con la que se desarrolla esta silicosis.