Michael Grecco y las fotos que captaron la esencia íntima y salvaje del punk

Néstor Cenizo

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Rostros desencajados. Lou Reed empapado en sudor. En el backstage, alguien se dispone a esnifar una raya de cocaína. Wendy O. Williams destroza a martillazos un televisor. Con una cámara 35 mm colgada al hombro, Michael Grecco (1958) vivió intensamente el punk sin morir en el intento. Cada noche se despojaba de su traje de joven colaborador de Associated Press, se enfundaba las botas y la camiseta, y entraba en los garitos de Boston armado de una cámara. Un Peter Parker pasado de vueltas. Un club kid que documentó para la historia aquellas noches salvajes. Se hace difícil pensar que nadie pueda captar hoy momentos de tal intimidad en artistas de renombre.

“Estaba fascinado por ese mundo y eran mis amigos. Bebíamos, reíamos, nos drogábamos”, explica Grecco, que este viernes presentó en La Térmica de Málaga la exposición Days of Punk, un recorrido por más de un centenar de imágenes, hasta ahora inéditas en España, capaces de capturar con descarnada violencia el hedonismo y la energía del punk. De tan físicas, producen una especie de sinestesia: se palpan y se huelen.

Sin límites y una pelea con Billy Idol

Para Grecco, por entonces un muchacho educado en la tradición conservadora de una familia italiana del Bronx, aquello era mucho más que un trabajo. Al principio estaba ligeramente impresionado. “En casa me decían cómo ser y cómo no ser”. El punk, al contrario, era libre, un gargajo en la cara a las normas establecidas. Le decía “Viste como quieras. Di lo que quieras. Haz lo que quieras”.

“No creo que nadie pueda entenderlo si no estuvo allí. La radio y la música populares eran conservadoras. Y luego tenías gente chillando en el escenario diciendo ”¡Quiero matar!“ y quiero unas vacaciones en Camboya, como los Dead Kenedys, todas esas letras de cabreo y frustración. Era un contraste que tú ya no puedes entender, porque ya has escuchado a Nirvana, que viene de aquí. Estás acostumbrado a esa actitud. Pero en los 70, cuando escuchabas a Ramones beat on the brat with the beisball bat te reventaba la cabeza”.

“Mi cámara era una manera de conectar con ellos”, dice. Ante su objetivo pasaron todas las estrellas del punk, el post-punk y la New Wave. Hay en la muestra imágenes de The Clash, Devo, The Dead Kennedys, Ramones, Billy Idol, The Cramps, Killing Joke, Talking Heads, The Buzzcocks o Elvis Costello, en concierto o en el backstage, borrachos, drogados o drogándose, sucios o sudados, rompiendo cosas o, simplemente, descansando. Transmiten una desconcertante intimidad. La pregunta sale sola: pero... ¿Cómo le dejaron hacer esa foto? “Era su amigo, su compañero, su invitado. Salíamos cada noche, y no había distancia”“, dice el autor.

Ni siquiera la condición indomable y caótica del punk y sus estrellas suponía un problema. No había límites. “Puedo contarte miles de dificultades de mi vida como fotógrafo, pero no con ellos. Esto era una comunidad. Nadie era difícil”. Solo recuerda una pelea con Billy Idol, paradójicamente su mejor amigo de la escena. Una vez quiso atizarle con un botellero metálico:

-         ¡Tu novia solo quiere hacerse una foto conmigo!, le ladró.

-         Pero Billy, si yo no tengo novia…

“Para reconciliarse, se fue y me regaló una bolsita de cocaína”, remata Grecco.  

“Cubría esto como si fuera una comparecencia del Presidente”

Más allá de su complicidad con el retratado, las fotografías de Grecco exhiben una notable maestría técnica. Los encuadres son complejos y perfectos, y el color, cuando existe, recoge todos los matices de la escena. La mayor parte de las imágenes son en blanco y negro, más versátil. Cargaba varias cámaras, y llevaba siempre en la cabeza cómo había preparado cada una. “Cubría esto como si fuera a cubrir una comparecencia del Presidente”, recuerda.

Algunas de estas fotos fueron publicadas en fanzines locales o en los folletos publicitarios de algunas emisoras locales. Pero la mayoría permanecieron durante años en su archivo, guardando la intimidad de sus protagonistas. 163 fueron incluidas en el libro Punk, Post Punk, New Wave: onstage, backstage, in your fase, 1978-1991 (Abrams Books), y de ahí se han extraído 107 para la muestra. Fue inaugurada en Photo London y podrá verse en Málaga hasta el próximo 26 de junio, comisariada por Mario Martín Pareja.

De club kid a fotógrafo de las estrellas

A raíz de las fotos exclusivas de la boda de Caroline Kennedy, Grecco descubrió la nueva vocación con la que haría carrera. “En 1987 me mudé a Los Angeles, y nunca eché la vista atrás. Quería ser fotógrafo de famosos. Me di cuenta de que tener la confianza de alguien es lo más importante. Cualquiera puede hacer fotos de alguien sobre el escenario, pero tener acceso y una relación con alguien es lo importante. Y ese tipo de fotografía me permitía mucha más creatividad”.

De los antros de Boston y los fanzines ignotos, Grecco pasó a retratar a Scorsese, Spielberg, Tarantino o Will Smith para Vanity Fair, The Guardian, Esquire o Rolling Stone, y a trabajar en campañas millonarias de Apple, HBO, Kodak, IBM, Yahoo! o Pfizer.

También se adentró en la industria del porno retratando a sus estrellas en Naked Ambition: An R-rated Look at an X-rated Industry. Pero esa es otra historia. “Me encantan las subculturas y fotografiarlas, pero esta es la única de la que fui parte. De las demás fui observador. Nunca fui una estrella del porno, pero sí un punker”. Y lo fotografió para contarlo.

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