Terrorismo

Para que los mayores no olviden y los jóvenes conozcan: 25 años del asesinato del matrimonio Jiménez-Becerril por ETA

Antonio Morente

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Soledad Becerril, que fue alcaldesa de Sevilla entre 1995 y 1999, recuerda que las escaleras de acceso a la casa consistorial hispalense estaban chorreando de agua por la lluvia que no paraba, y pese a ello la gente hacía grandes colas para acceder al interior. Allí estaba instalada la capilla ardiente del concejal del PP Alberto Jiménez-Becerril y su esposa, la procuradora Ascensión García Ortiz, que horas antes habían sido asesinados por dos pistoleros de ETA en la calle Don Remondo, cerca de la Catedral y no muy lejos de la sede del ayuntamiento hispalense. Era el 30 de enero de 1998, hace ahora 25 años, un día en el que Soledad Becerril era alcaldesa pero en el que casi ejerció como madre de la ciudad, una jornada en la que no pudo evitar un llanto desconsolado no ya por el compañero de partido, sino por el amigo al que un cobarde tiro en la nuca le segó la vida.

Ha pasado un cuarto de siglo pero no hay que olvidar, dice Soledad Becerril. “Hay que mantener vivo el recuerdo”, proclamar que “no los hemos olvidado ni a ellos ni al servicio que prestaron a la sociedad”. Y para eso, para que no se apague la memoria de los que lo vivieron y para que los más jóvenes conozcan qué ocurrió aquel día, este lunes se ha inaugurado una pequeña exposición a pie de calle en la céntrica Puerta de Jerez de Sevilla en la que se recuerda a Jiménez-Becerril y García, Alberto y Ascen (de 37 y 38 años de edad), con el contexto de lo que significó la batalla de la sociedad española contra la banda terrorista.

“El terrorismo es una barbarie que no tenemos que olvidar”, apunta el comisario de la muestra, José Luis Aguinaga. Lo de no olvidar va dirigido a los mayores, porque con los más jóvenes lo que se trata es de contarles lo que pasó. “Hay que intentar llegar a gente con 20 o 30 años”, insiste, y pone el ejemplo de alguien que sume ya tres décadas, lo que significa que tenía 5 años cuando asesinaron a Alberto y Ascen o 19 cuando ETA dejó las armas en octubre de 2011.

Y si el objetivo es que no caiga en el olvido lo que pasó hace un cuarto de siglo, no debe extrañar que la exposición organizada por la Fundación Alberto Jiménez Becerril se llame precisamente 25 años in memoriam y que gire sobre tres ideas: memoria, dignidad y justicia. La muestra, que puede verse hasta el 28 de febrero, está formada por 24 paneles que recogen documentos fotográficos y periodísticos que repasan sobre todo la trayectoria personal y profesional de Alberto Jiménez-Becerril, aunque no se deja de lado a Ascensión García Ortiz. Los textos hacen también un recorrido por la lucha contra ETA con textos también traducidos al inglés dirigidos a los muchos turistas que transitan por la zona porque “si uno va a Rumanía o Polonia y se encuentra algo así también quiere saber”, explica el comisario.

Homenaje en el Parlamento

Concejal desde 1987, Jiménez-Becerril formó parte del gobierno de la ciudad desde 1991 gracias al pacto entre el PA y el PP que le dio la Alcaldía al andalucista Alejandro Rojas Marcos, alianza que en 1995 se renovó con Soledad Becerril como regidora. Antes, entre 1989 y 1990, fue también parlamentario andaluz, lo que ha llevado a la Cámara a aprobar que se rotule con su nombre el Salón de Usos Múltiples –el espacio más importante del edificio de las Cinco Llagas tras el salón plenario– en recuerdo del que es el único diputado autonómico asesinado por ETA. En el momento de su muerte, era segundo teniente de alcalde, delegado de Hacienda y portavoz municipal del PP.

La fecha para formalizar este recuerdo en el Parlamento andaluz todavía no está fijada, aunque el presidente de la Cámara, Jesús Aguirre (PP), aprovechó la inauguración de la exposición para recordar que con este paso, y en ese afán por recordar a Alberto y Ascen, “nosotros lo vamos a hacer a diario”. En el acto estuvo, Alberto Jiménez-Becerril, hijo de la pareja y asimismo presidente de la fundación que lleva el nombre de su padre, además de la hoy adjunta primera al Defensor del Pueblo y exeuroparlamentaria por el PP Teresa Jiménez-Becerril, además de los consejeros de Justicia, José Antonio Nieto, y Desarrollo Educativo, Patricia del Pozo.

Manifestación multitudinaria

El comisario explica que la muestra, además de un recordatorio, es también un homenaje “a una sociedad que no se puso de rodillas y al final ganó” al terrorismo etarra. Una sociedad como la sevillana, como los cientos de miles de personas que el 31 de enero de 1998 se lanzaron a la calle “para defender nuestra convivencia y mostrar nuestro rechazo al terrorismo”, tal y como animaba a participar el bando municipal que firmó ese mismo día la alcaldesa. “El terror ha sembrado el luto en nuestra ciudad”, empezaba el texto, en el que se recordaba que el doble asesinato había dejado tres huérfanos (de 8, 7 y 4 años de edad).

Se declararon dos días de luto oficial y por la capilla ardiente de la pareja, a la que se le concedió la medalla de la ciudad a título póstumo, pasaron más de 45.000 personas pese a la intensa lluvia. Poco menos de dos meses después, los responsables del atentado eran detenidos, desmantelándose así un comando Andalucía que integraban Mikel Azurmendi y José Luis Barrios, cada uno condenado a 30 años de prisión, además de Maite Pedrosa, a la que se le impusieron 12 años de cárcel como cómplice. Los dos pistoleros fueron trasladados el pasado mes de diciembre a cárceles cercanas a Euskadi en puertas del 25 aniversario de un crimen que autorizó el por entonces jefe militar de ETA, Javier Arizcuren Ruiz Kantauri.

El doble asesinato se cometió sobre la 1 de la madrugada en la calle Don Remondo, donde este lunes se ha vuelto a hacer una ofrenda floral tras una misa en la Catedral, como todos los años. El grupo municipal del PP, por su parte, también llevó flores al cementerio de San Fernando, mientras que el PP como partido cerraba la jornada con otro acto homenaje con toda la plana mayor de la provincia y también Soledad Becerril, retirada de la primera línea y que en estos eventos siempre tiene que recordar que no eran familiares por mucho que compartiera apellido con Alberto. “Recuerdo muy bien la noche y el día posteriores”, recuerda la exalcaldesa, “cómo la ciudad se echó a la calle y la de jóvenes que participaron, son imágenes que tengo grabadas y que no olvidaré nunca”. “Parece que fue ayer”, suspira, pero han pasado 25 años y por eso es tan importante no olvidar.

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