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La memoria que la democracia no puede borrar

Mayte Pérez

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Hace cincuenta años falleció el dictador. Teruel, un símbolo de la Guerra Civil por la devastadora batalla que asoló la ciudad y costó miles de vidas en un invierno helado, especialmente duro, sufrió bajo la dictadura años de dolor, silencio y olvido. Sin embargo, la llegada de la democracia transformó esta realidad. El compromiso socialista con el estado del bienestar, y especialmente en Teruel, materializado en proyectos e iniciativas que sitúan a la provincia como referente en diversos ámbitos como la paleontología, la agroalimentación, el turismo, la aeronáutica y la astrofísica, lo ha hecho posible.

Estos logros han sido posibles gracias al esfuerzo colectivo y a la libertad conquistada con la democracia. La auténtica evolución de nuestra tierra no provino de la imposición, sino de la voluntad democrática. Por ello, es esencial recordar de dónde venimos, para reforzar y consolidar nuestra democracia, especialmente en el contexto actual marcado por amenazas internacionales y el auge de la ultraderecha en España. Solo así podremos evitar repetir los errores del pasado.

Con este objetivo de no olvidar, durante el Gobierno de Javier Lambán se aprobó la Ley 14/2018, de 8 de noviembre, de Memoria Democrática, que garantiza los principios de verdad, justicia, reparación y la no repetición de los hechos traumáticos del pasado. En este marco, se impulsó el proyecto del Museo de la Guerra Civil en Teruel, un proyecto ambicioso, destinado a rescatar la memoria no solo de aquella batalla sino con el objetivo de convertirla en un espacio de aprendizaje, dignidad y referencia internacional.

Sin embargo, la realidad actual muestra cómo estas iniciativas incomodan, molestan a la derecha, con un Partido Popular que, lejos de diferenciarse, pretende emular a Vox. El Sr. Azcón ha decidido dar la espalda a la memoria democrática. Su primera medida en los primeros meses de gobierno fue la derogación de la Ley de Memoria Democrática en Aragón, anunciada precisamente un 20 de noviembre, en un gesto provocador y cargado de simbolismo, despreciando los avances logrados en la recuperación de la memoria y la dignificación de las víctimas. Avances impulsados por el gobierno anterior y por las entidades memorialistas de Aragón, cuyo compromiso y trabajo ha sido ejemplar y digno de reconocimiento.

El segundo gran retroceso es el estancamiento del proyecto del Museo de la Guerra Civil en Teruel. Desde la llegada del nuevo gobierno, su ejecución se ha ralentizado, anunciando prórroga tras prórroga, generando incertidumbre sobre su relevancia y sobre la importancia del proyecto para convertir Teruel en un referente de la memoria democrática.

Frente a quienes desean volver al silencio y al olvido, ahora ya sin disimulo y complejos, seguimos defendiendo que la democracia es la que ha permitido que Teruel avance con dignidad, orgullo y ambición hacia el futuro.

La memoria no se borra, se honra, se protege y se transmite. Es una obligación ética para con las generaciones que nos precedieron y una responsabilidad ineludible con las que nos sucedan.

* Mayte Pérez es senadora autonómica por el PSOE y fue secretaria general del PSOE de Teruel entre 2018 y 2025