Así fue el alud de Panticosa: la fractura de una placa a 2.200 metros que arrastró a un grupo de esquiadores

El alud que este lunes causó la muerte de tres esquiadores de travesía en el pico Tablato, en el entorno del Balneario de Panticosa, se produjo por la fractura de una placa de hielo y nieve que se deslizó ladera abajo y arrastró al grupo cuando ascendía a unos 2.200 metros de altitud, en una zona de alta montaña muy frecuentada durante el invierno.

La avalancha sorprendió a un grupo de seis personas que practicaban esquí de travesía. Tres de ellas —dos hombres y una mujer— fallecieron, mientras que otra mujer resultó herida leve por hipotermia. Los otros dos integrantes del grupo salieron ilesos y fueron quienes lograron dar el aviso al 112, en torno a las 13:00, y facilitar la localización exacta del accidente.

Según explicó el delegado del Gobierno en Aragón, Fernando Beltrán, se trató de “un deslizamiento bastante largo de hielo y nieve”, un tipo de avalancha de placa habitual en episodios de frío y nevadas alternas. Este fenómeno no siempre implica grandes acumulaciones, pero sí una gran capacidad de arrastre, suficiente para sepultar o desplazar violentamente a quienes se encuentran sobre la ladera en el momento de la fractura.

Entre las víctimas mortales se encuentra Jorge García Dihinx, pediatra del Hospital San Jorge de Huesca, muy conocido tanto en el ámbito sanitario como en el montañero, y su pareja, Natalia Román, también experta en actividades de montaña. El tercer fallecido es Eneko Arrastua, un montañero de 48 años de Irun. García Dihinx era un gran aficionado al deporte de la nieve y autor de la web lameteoqueviene, un portal de referencia sobre meteorología en montaña, además de contar con una amplia comunidad en redes sociales.

Operativo de rescate

Tras la alerta, la Guardia Civil activó un complejo operativo de rescate con los Grupos de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) de Panticosa, Jaca y Huesca, la Unidad Aérea y un médico del 061. La intervención se desarrolló en una zona de alta montaña, a entre 2.200 y 2.400 metros de altitud, y en condiciones “totalmente invernales”, lo que complicó notablemente las tareas. El jefe del Greim, el teniente Baín Gutiérrez, explicó que se trató de un rescate “muy complicado”, tanto por “el lugar” como por “la altitud”, y detalló que el alud alcanzó unos 300 metros de ancho, cerca de 700 metros de longitud y hasta 12 metros de profundidad en algunos puntos.

Los especialistas comprobaron que dos de los fallecidos habían sido rescatados inicialmente por sus propios compañeros, que resultaron ilesos, aunque no pudieron hacer lo mismo con un tercero, que quedó completamente sepultado bajo la nieve. Este último fue localizado por los equipos especializados tras el despliegue del operativo, en el que participaron 14 especialistas y dos perros, con apoyo aéreo. De haberse prolongado la búsqueda, estaba previsto incorporar más efectivos de otros Greim.

“Habiendo nieve, el riesgo cero no existe”

El jefe del Greim subrayó que las víctimas formaban parte de “un grupo de expertos” y recordó que “cualquier persona no puede adentrarse en una zona tan alta”. En este sentido, incidió en que, tras varios días de fuertes innivaciones, el manto nivoso se encontraba en plena transformación: “Cuando hay fuertes innivaciones, la nieve se va transformando”, explicó, aunque precisó que se trata de una zona que no suele ser especialmente propensa a aludes.

Gutiérrez insistió también en la importancia del autosocorro y del material de seguridad en este tipo de actividades. “Habiendo nieve, el riesgo cero no existe”, afirmó, al tiempo que recordó la necesidad de portar y saber utilizar equipos como el detector de víctimas de avalanchas, que permite localizar a personas sepultadas en los primeros minutos, cuando las posibilidades de supervivencia son mayores. En este caso, no pudo confirmar si el grupo contaba con este dispositivo, ya que la investigación sigue abierta.

El director general de Interior del Gobierno de Aragón, Miguel Ángel Clavero, explicó que, aunque “la cantidad de nieve no era muy grande”, durante los días de frío y nevadas es habitual la formación de placas en láminas, estructuras inestables en las que una de las capas puede fracturarse. “Una de ellas se rompe y desliza sobre las otras y arrastra a los que están encima de la placa”, señaló al detallar lo ocurrido en el pico Tablato.

El accidente se produjo pocas horas después del lanzamiento de la campaña Montaña Segura y de la publicación del boletín de peligro de aludes de la Aemet. Ese informe situaba al Pirineo Gállego con un peligro notable: nivel 2 sobre 5 por debajo de los 2.100 metros y 3 por encima de esa cota, con especial atención a las placas de viento y la nieve húmeda, dos de los principales factores desencadenantes de avalanchas.

Los técnicos advertían de la presencia de placas difíciles de identificar, especialmente en laderas orientadas al norte y oeste, frágiles ante cargas ligeras como el paso de un esquiador. En cotas superiores a los 2.100 metros, el manto nivoso superaba los 60 centímetros de espesor, con una estructura de capas que favorecía la inestabilidad pese a la ausencia de nuevas nevadas.

Fernando Beltrán insistió en la necesidad de extremar la precaución en la montaña: “No nos vamos a cansar nunca de lanzar todos los avisos de precaución en la montaña independientemente de que se vaya equipado, independientemente de que las condiciones puedan parecer razonables. El riesgo cero no existe y en este caso se ha producido por la fractura de una placa, ha arrastrado tanto hielo como nieve y se ha producido ese arrollamiento de las personas con este resultado fatídico”.