Opinión y blogs

Sobre este blog

Con luces cortas, mal. Con las largas, peor

1 de septiembre de 2025 22:45 h

0

Luces cortas y luces largas. Con las cortas vemos un desastre tras otro. Y con las largas atisbamos un futuro aún más complicado. ¿Cómo denominar sin dramatismos el terrible destrozo causado por los incendios? No es hora de buscar culpables, dicen los culpables. Claro que es éste, cuándo si no, el momento exacto para denunciar a los cuatro vientos, y quizá ante los tribunales, a esos incompetentes políticos que llenan las autonomías dirigidas por el PP, tipos miserables que a su inanidad aportan el plus de chulería que de siempre ha lucido la derecha más reaccionaria de este país. ¿Se acuerdan del Prestige, de la DANA? Presumen, además, de buenos gestores, como hiciera el ínclito Cristóbal Montoro, ya vendremos nosotros a solucionar los problemas que crea la izquierda, dijo un día. Llevándose la pasta a cascoporro, se supone. Para qué repetir las sucias acusaciones al Gobierno central, apadrinadas por el sumo pontífice Alberto Núñez Feijóo, la desvergüenza llevada a extremos peligrosos, el gato de Schrödinger ya muy dentro y poco fuera de la caja del fascismo, arrastrado del ronzal por un cada día más fanatizado Abascal.

¡Ah, si además echamos un vistazo al exterior! Allá el monstruo naranja afianzando día a día su deriva para emular a su admirado Vladímir Putin, ante el asombro y la parálisis interna de un pueblo como el norteamericano que no sabe reaccionar ante las agresiones burdas y chocarreras de un Trump enloquecido. Pero no solo le lamen las botas en el interior, que hay que ver qué espectáculo tan lamentable ha dado Europa ante el amo del universo, un bochorno que no nos merecemos los 450 millones de ciudadanos que pensábamos que esta Unión Europea que tanto ha costado construir aún conservaba algunos átomos de dignidad. Von der Leyen, Rutte, Meloni y tutti quanti, sin olvidar a Macron o Merz nos han mostrado su verdadera cara, humillados de rodillas ante el gran payaso salvaje tras engullir, como hambrientos, el trágala de los aranceles. ¡Pobre, pobre Europa, y pobre, pobre Ucrania!

Ya, Netanyahu y Gaza, por supuesto. De nuevo la miseria europea, incapaz de plantar cara a la bestia sanguinaria y ni siquiera tratar de poner fin al genocidio y la hambruna. Sánchez, cuando menos, ha aportado algunos gramos de decencia en esta triste historia. ¿De verdad queremos estar en esta Europa ruin que deja hacer al gobierno israelí lo que le viene en gana, vulnerando todos los tratados internacionales de los que Bruselas dice sentirse orgullosa? Sin freno, un feroz ejército israelí arrasa al pueblo palestino con bombas y tanques, los pocos habitantes que van quedando tras el asedio por hambre. Una gota en el océano, veremos qué pasa con la flotilla Global Sumud, y cómo va a reaccionar el mundo civilizado a un previsible ataque. Dirá Netanyahu como Abascal con el Open Arms: hundir los barcos, acabar con esa gentuza.

De vuelta a este país calcinado, nos esperan unos meses sustanciosos, de toma pan y moja. Ya lo advirtió el domingo en Pontevedra Núñez Feijóo: os vais a enterar, socialistas caducos. Enloquecidos los tribunales –los jueces, por decirlo con más propiedad- puede ocurrir cualquier cosa con el Gobierno y sus muchos flancos abiertos por las denuncias de la extrema derecha vergonzante, desde Manos Limpias a Hazte Oír, bien amamantados por Vox y el PP, no nos engañemos, que nadie se chupa el dedo. Y no, no nos olvidamos de Cerdán, Ábalos o Koldo, que no es menos cierto que ahí están, inmersos, o eso parece, en despreciables asuntos. ¿Qué hay más de cien cargos del PP en los tribunales por casos de corrupción flagrante? Minucias, bulos de la extrema izquierda y el sedicente sanchismo, esa peste nauseabunda. Veremos a Moncloa peleando por sacar adelante unos Presupuestos imposibles, unos acuerdos sobre el Cambio Climático despreciados por la derecha cañí, y encontrando un no cerril a cualquier pacto que signifique un poco de oxígeno para el Gobierno. Difícil panorama, vive dios. Estamos en la viñeta de trato o muerte. Cómo nos duele el pie, pero mucho más nos dolerá cuando nos pisen no ya dicha extremidad inferior, sino hasta la mismísima cabeza, Feijóo y Abascal, clavo y martillo. Porque dejémonos de ñoñerías, que eso es lo que tendrán que decidir, en algún momento de los próximos meses, los dirigentes del PNV, Esquerra, Bildu o Junts. Y, por supuesto, de Podemos. Jueguen con las palabras, monten castells de vanas ilusiones, piensen cielos asaltados, pero vuelvan a la triste realidad, a las pedestres lentejas: esto es lo que hay, y si no afinan sus votos, nos comerán las termitas salvajes. Ustedes, Iglesias o Puigdemont –atentos a la reunión con Illa- lo saben mucho mejor que el Ojo, tan ignaro.

Es fácil saber qué puede pasar en el futuro cuando pongamos las luces largas porque ya lo entrevemos con las cortas. Trump es el Ángel Exterminador y los líderes de la extrema derecha sus trompeteros. Fuera máscaras, aquí venimos los fascistas, ataos los machos que acabaremos con los inmigrantes, los homosexuales, los sindicalistas vengativos, los intelectuales resentidos, los ateos y cualquier otro degenerado que ponga en duda nuestro glorioso pasado, desde Pelayo a la enriquecedora cristianización de los indios salvajes y el gran hallazgo de los barcos negreros y el esclavismo, limpia operación meramente mercantil. Y traemos, además, la receta para acabar con las desigualdades y la miseria: que venga el verdugo.

Es verdad que releído lo escrito, más parece una burda parodia de aquella sátira famosa de Jonathan Swift, Una modesta proposición, en la que el irlandés sugería que dado que los campesinos no podían dar de comer a sus hijos, lo mejor sería que se los vendieran a los ricos para que se los comieran. Pero no es así, es tan real como la vida misma al igual que lo eran las películas de Marco Ferreri. Tanto o más abominables son las opciones que está tomando el monstruo naranja y que secundan los Orban, Bukele, Milei, Farage o Abascal. ¿La reina del vermú? También. Y que nos llegarán, vaya si nos llegarán, si no ponemos más pronto que tarde pie en pared y decimos basta, esta gentuza no va a arrancarnos los avances sociales que la humanidad ha logrado, ¡al fin!, a costa de siglos de sangre, sudor y lágrimas. O sea, que con su permiso, agrupémonos todos en la lucha final.

Porque hay, además, y ahora hablamos de luces largas, todo un movimiento de dimensiones gigantescas, impulsado por esas fuerzas reaccionarias mundiales, magníficamente pagado por los milmillonarios magnates de la tecnología, su gran soporte, en el que cualquier fantoche con pretensiones intelectuales se alza como el gurú del siglo XXI, qué cabeza privilegiada, que sagacidad la de ese gran visionario que es, por ejemplo, Curtis Yarvin, un pisaverde yanqui que vende la moto de la modernidad que representa la dictadura corporativa frente a una democracia moribunda. O sea, lo mejor, un Mussolini, viene a decir el chisgarabís Yarvin. Así que el petimetre cuenta desenfadado sus ocurrencias de la más vulgar extrema derecha, multiplicada su locuacidad por los millones de altavoces de las redes sociales de esos milmillonarios, y todos los papanatas de medio mundo –los de aquí, también, faltaría más- se aprestan a saludar a mente tan aventajada, ya quisiera Aristóteles, con grandes alharacas y ridículas loas. Hagamos el constructo a medida de las ideas que acunan al movimiento MAGA de Trump: lo mejor y más eficiente es que un tipo muy formado y muy listo decida por toda la sociedad, lo que traducido políticamente significa todo el poder para tipos de mano dura que no tiemblen para poner orden ante tanto desharrapado que afea nuestro idílico paisaje. Todos derechitos por el buen camino. ¿Problemas con la democracia? Algunos ¿Y con las dictaduras? Todos. Degradación política y moral. A otros perros con esos huesos. Puafff.

Las cortas dan miedo, las largas, pavor,

Adenda. De tapadillo y en mitad de agosto, España ardiendo, el Gobierno ha continuado su labor de blanqueamiento de la vergüenza de Cuelgamuros, que ellos llaman -¡qué creativo puede ser el lenguaje cuando se intentan ocultar tropelías!- resignificación de un pomposo Memorial. La verdad de la vaina es que allí seguirá, símbolo del colaboracionismo más ruin de la Iglesia Católica con el franquismo, esa dictadura sangrienta, la infame cruz de 152 metros de altura y 46 de anchura, manchando de ignominia la bellísima sierra de Guadarrama. Y habrá montones de misas y decenas de benedictinos pululando por los inmensos pasillos de aquella aberración arquitectónica. Finalmente la Iglesia ha hecho, como siempre, lo que le ha salido de las sotanas y el Gobierno, tan obediente, ha dicho amén.

Propuesta del Ojo. Hágase, para honrar a los miles de comunistas allí enterrados de mala manera, trasladados desde fosas comunes en bulldozers, una hoz y un martillo para lucir junto a la cruz, de 152 metros de altura y 46 de ancho. Por ejemplo. Y pensemos en una lona negra descomunal con la A mayúscula dentro de un círculo, también hay miles de anarquistas allí sepultados, de tamaño suficiente para tapar las virtuosas estatuas religiosas.

¡Qué distinto perfil serrano ofrecería tal resignificación!