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105 años del primer viaje del Tenerife

Imagen del Sporting Club Tenerife, con el trofeo que le acreditaba como tricampeón regional.

ACAN

Santa Cruz de Tenerife —

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El 13 de abril de 1915, una multitud de aficionados acudió al muelle de Santa Cruz para despedir a la expedición del Sporting Club Tenerife. Era la primera gira de un equipo de fútbol canario a la Península. Recibida la invitación para jugar en Sevilla y Cádiz “contra los representativos de las dos capitales andaluzas”, la directiva acordó que la sociedad “costearía el viaje de los señores jugadores, titulares y suplentes”, mientras que los gastos derivados de la estancia los pagarían sus adversarios. Y así, tras recibir un homenaje en el hotel Aguere de La Laguna por haber obtenido su segundo título regional consecutivo, esta vez ante el Marino grancanario, la expedición blanquiazul embarcó en el vapor 'Delfín', un vetusto buque construido treinta años antes en los astilleros de Belfast (Reino Unido) con el nombre de 'Optic' y que había sido adquirido por la Sociedad de Navegación e Industria. Y por si algún lector tiene curiosidad, en la actualidad es un maravilloso pecio que permanece hundido, a muy poca profundidad, junto a las costas de Nerja (Málaga).

El cansancio del viaje no impidió que, en su primer partido, el Tenerife goleara al campeón andaluz, el Sevilla FC. Según una crónica, por 0-6; según otra, por 1-5. En cualquier caso, una victoria contundente lograda con un once formidable: Maximino Acea; Benítez de Lugo, Manuel Cabrera; Joaquín Feria, Miguel Bello, Benito Gorrín; Jorge Davidson, Arsenio Franquis, Francisco Peraza, Miguel Corbella y Aquilino del Pino. Y aunque no hubo coincidencia en el resultado, los cronistas de la época sí se pusieron de acuerdo al elogiar el juego blanquiazul, empezando por su portero, Maximino Acea, que se aficionó a este deporte mientras estudiaba en Inglaterra y que, “amparado en su estatura, dominó el juego aéreo”, mostrándose también “muy seguro en el blocaje”. Y también había hueco para destacar la fuerza de Gorrín, “capaz de recorrerse todo el campo sin dar muestra alguna de cansancio”, la habilidad del diminuto Corbella o los precisos pases de Miguel Bello, formado también en Londres.

Eso sí, los mayores halagos se los llevó Francisco Peraza.

Eso sí, Peraza no sólo asombró a los sevillanos con sus increíbles remates de cabeza, sino que, según las malas lenguas, también asombró esa noche a las sevillanas con su simpatía en las casetas de la Feria. Sea como fuere, don Francisco no fue de la partida al día siguiente, en el choque de revancha ante el Sevilla, esta vez reforzado con jugadores de otros equipos para eludir un nuevo correctivo. De esa forma, el campeón andaluz evitó la paliza, pero no la derrota (0-1). Y el día 20 de abril, ya en Cádiz, el Tenerife cerraba la gira ante una verdadera selección de toda Andalucía, que al fin pudo lograr el triunfo ante un conjunto que a la mañana siguiente debía embarcar de nuevo hacia la Isla, para llegar el 24 de abril al muelle de Santa Cruz. Allí, un gran número de aficionados y una banda de música le dispensaron una calurosa bienvenida al Tenerife tras dejar bien alto el pabellón del fútbol insular en su primera gira por la Península.

(*) Capítulo del libro ‘El CD Tenerife en 366 historias. Relatos de un siglo’, del que son autores los periodistas Juan Galarza y Luis Padilla, publicado por AyB Editorial.

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