España arrolla a Grecia
El desliz ante Croacia ha reactivado al máximo los cinco sentidos de los campeones del mundo. La Grecia de este Europeo dista bastante de la que disputó la final mundialista. El equipo es idéntico salvo por la ausencia del alero del Dinamo de Moscú Antonis Fotsis, pero su estado de forma hace un año era mejor.
Sigue siendo un equipo temible y lleno de buen baloncesto, sólo que menos entonado. Si a eso se le añaden las ganas de revancha que guardaba desde la final de Tokio, toda precaución por parte de los anfitriones parecía poca para una velada de la que dependía el modo de encarar el camino pendiente hacia cuartos de final.
Y la mejor forma de tomar todos los cuidados posibles que conoce el equipo de José Vicente Hernández es ponerse a jugar como sabe, con mucha intensidad ante su aro y muy fresca y rápida sobre el contrario. La fórmula de su éxito. La llave para llegar donde quiere.
El hilo defensivo lo hilvanó de carrerilla y así bloqueó las incursiones helenas durante más de tres minutos. En ataque, sin embargo, tardó en arrancar. Lo hizo por medio de Carlos Jiménez, que anotó cinco de los seis primeros tantos españoles en la génesis de un parcial de 10-0 (10-2).
El cinco de Pepu empezaba a sentirse cómodo consigo mismo. La vuelta de Juan Carlos Navarro, ausente por lesión toda la primera parte, y el ingreso en pista de Jorge Garbajosa, recibido con una cerrada ovación, terminaron de destapar la circulación de ataque.
Navarro anotó un triple nada más entrar, por si se le había olvidado. Si él lo pasa bien, España disfruta. Y España ha sabido sacar conclusiones de la derrota frente a Croacia. Le picaba el orgullo y nada mejor que sacarse la espina ante el rival que defiende título en el Europeo y que luce la plata mundial.
Al mando desde el inicio
Ocho puntos marcaban la diferencia al final del primer cuarto (23-15). Sin excesos anotadores, pero con criterio para buscar buenas opciones y un grado de acierto razonable, la selección tomó posesión del juego.
Logró lo que quería y, más aún, lo que necesitaba. Sentirse de nuevo un equipo dominador, un grupo que obliga a moverse al rival al ritmo que quiere, un bloque capaz de parar reducir la producción del excelente arsenal que capitanea Panagiotis Giannakis a dieciocho puntos después de diecisiete minutos de juego -veinticuatro al descanso y nueve en el segundo cuarto-.
Es decir, prácticamente a un punto por minuto. Ahí, la distancia para España ya rondaba los veinte (34-18) y el mítico entrenador heleno hacía otra llamada desde la banda para cortar la escalada local y recomponer filas.
Los griegos necesitaban encontrar la forma de romper el entramado defensivo español o corrían el riesgo de encajar otro repaso como el de Tokio en la final del Mundial 2006. Pero lo que se encontró al regresar a la pista fue una perdida de balón seguida de contragolpe, la correspondiente canasta -a cargo de Navarro-, y otra pérdida coronada con un alley-hoop de Pau Gasol.
Grogui al descanso
Para acabar, Alex Mumbrú engatilló un triple frontal. La bocina del descanso cortó la tormenta sobre la canasta helena. El equipo de Giannakis entró grogui al vestuario(45-24). Le sonó a música celestial.
El reposo causó un efecto positivo en los griegos. Les inyectó fuerza en las piernas para proteger la canasta. También aclararon conceptos en la otra mitad del campo. No obstante, nada de eso hizo mella en el cuadro español. Intenso atrás y creativo en la anotación, consolidó un margen en torno a la veintena que lo campeones de Europa apenas movían pese a estar más metidos en faena.
Diecisiete cifraban la distancia entre los reyes del mundo y de Europa en espera del último periodo (56-39). Difícil, pero no imposible para los helenos. Menos imposible aún si al mando de las operaciones se encuentra Theo Papalukas. Es decir, que los chicos de Pepu aún debían certificar su buen partido antes de levantar los brazos al cielo.
El repunte griego estaba cantado. A nadie podía coger desprevenido. Y a nadie pilló por sorpresa. España tenía claro que aún debía esforzarse en defensa para conjurar la magia de Papalukas, que obra milagros en auténticos desiertos, y amarrar un triunfo vital porque ahora, a falta de jugar contra Rusia y de que los rusos jueguen contra Croacia, vuelve a tener opciones de ser primera de grupo.
Ficha técnica
España (76)Grecia (58)
España (23+22+11+20)
Grecia (15+9+15+19)
Árbitros
Incidencias