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El último partido en Gran Canaria de Quique Setién

Quique Setién en su último partido en el Estadio de Gran Canaria.

Iván Alejandro Hernández

Las Palmas de Gran Canaria —

En la temporada pasada, el último partido en casa en el Estadio de Gran Canaria, también en la penúltima jornada y con el equipo salvado, tuvo como aliciente la despedida de Juan Carlos Valerón, ya que el fútbol desplegado por los amarillo y su rival, el Athletic de Bilbao, acabo con un 0-0 sin más historia.

En 2016 la Fan Zone acogió un día especial para los aficionados, al igual que este año con Caco Senante y Los Gofiones, pero en aquella ocasión la afluencia del público fue mucho mayor, tanto a las afueras como en el Estadio (27.423 espectadores contra el Athletic de Bilbao por los 22.268 del encuentro frente al FC Barcelona).

La despedida de esta temporada, sin ningún homenaje por parte del club, fue la de Quique Setién. El preparador cántabro se mostró contento en 2016 por haber dado “carpetazo en casa a una temporada extraordinaria”, y pronosticó que “quedará en el recuerdo, pase lo que pase en el futuro”.

Esta vez, antes de jugar contra los blaugranas, declaró que aceptaría, con resignación, la reacción del público hacia su persona, tras todo lo sucedido con su renovación y las declaraciones de Miguel Ángel Ramírez, en las que llegó a afirmar que se arrepentía de no haber destituido al técnico cuando se negó a seguir en el club.

Ese futuro del que hablaba Setién aún no ha llegado, ya que tras anunciar la megafonía su nombre el público lo recibió con una mezcla de pitos y aplausos. Su equipo mostró una mucho imagen mejor a la del partido contra el Atlético de Madrid en casa, plantando cara a un gigante como el FC Barcelona y él, con cada patadón de su equipo, realizaba gestos de enfado hacia el jugador.

Con el pitido final, el preparador cántabro se retiró rápido, pero volvió a salir con los jugadores para despedirse de la afición que se quedó en la grada Ultra Naciente. Entre los clásicos cánticos “cómo no te voy a querer si te he visto jugar en Segunda B”, los incondicionales gritaron “Quique, Quique” varias veces.

El técnico, que aún le queda un partido al frente de la UD Las Palmas, reconoció en rueda de prensa que el cariño y el reconocimiento de la afición le ha producido satisfacción y se ha alegrado de que hayan juzgado en base a toda la temporada y no solo con lo ocurrido al final.

Lo más importante que él deseaba, cuando se presentó en rueda de prensa, siente que lo ha conseguido. No ya cumplir el objetivo de la permanencia, o hacer soñar con Europa a un equipo en su segundo año en Primera División, sino dejar “un buen recuerdo como un entrenador honrado y trabajador”.

Tal vez, en el futuro del que hablaba Setién, se recuerde recuerde a esta UD Las Palmas con aquel gol de Kevin Prince-Boateng en El Madrigal, máxima expresión de su estilo de juego, o cómo le jugaron al Real Madrid en el Santiago Bernabéu. Y quizá, el final amargo de temporada quede en el olvido.

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