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Pepe Mel relevará a Óscar Cano en su segunda etapa en el CD Tenerife

Pepe Mel, tras ser presentado como entrenador del Tenerife en 2001

ACAN

Santa Cruz de Tenerife —

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José Mel Pérez (Madrid, 28/2/1963) será el entrenador que sustituya en el CD Tenerife a Óscar Cano, destituido por sorpresa este domingo tras solo cinco jornadas al frente del representativo, según informó una hora después el programa El Chiringuito citando al periodista Marcos Benito. Pendiente de la confirmación oficial, Mel afrontaría su segunda etapa como técnico del Tenerife, al que dirigió en Primera División en el curso 01-02 hasta ser cesado tras la jornada 26.

Mel será el séptimo entrenador que desarrolle más de una etapa en el representativo tras Carlos Muñiz (52-54 y 54-56), Vicente Gimeno (59-60 y 61-61), Joseíto (65-66 y 81-82), Martín Marrero (86-88 y 03-04), David Amaral (02-04, 05-06 y 10-11) y José Luis Oltra (07-10 y 18-19).

El entrenador madrileño se hará cargo de la plantilla blanquiazul el próximo martes después de que el club alterara la programación semanal adelantando el día de descanso a este lunes, cuando tiene prevista su llegada a la Isla y la presentación oficial. Se encontrará un equipo disminuido de potencial tras el mercado veraniego, con su capitán y jugador guía Aitor Sanz convaleciente de una lesión desde junio y colista en la clasificación de la Segunda División: un empate y cuatro derrotas, la más reciente en el campo del Éibar (1-0).

A expensas de su declaración de intenciones inicial, Mel manejará un grupo que casa poco con el estilo de juego con el que puso las bases para el ascenso de la UD Las Palmas. Con seiscientos partidos a la espalda en el fútbol profesional español (además de otros 246 y 92 goles como futbolista, moldeado en el Real Madrid Castilla), queda por ver si consigue adaptar su idea a las características de sus jugadores o si hace de la necesidad virtud.

En la casa amarilla, Mel no consiguió colocar a la Unión Deportiva en su sitio natural (dos novenos puestos en las campañas que completó tras un duodécimo en la 18-19, cuando sustituyó a Paco Herrera), pero quedó en el recuerdo su apuesta por el fútbol de conducción y posesión y, especialmente, su valentía para lanzar al profesionalismo a jóvenes sin pulir.

Por encima de todos, el tinerfeño Pedro González, Pedri, al que hizo debutar en Segunda División con solo 17 años. “Estábamos con el presidente en Marbella de pretemporada, vimos a Pedri y dije: ‘mírale, ahí va el millonario, pero todavía no lo sabe’”, cuenta que le apuntó a Miguel Ángel Ramírez, cuando lo incorporó al trabajo con el equipo profesional. 

Mel dio al teguestero 36 partidos en la temporada 18-19 en lo que Las Palmas, sobre la marcha, vendía al centrocampista al FC Barcelona –conservándolo cedido–en una operación que le ha reportado más de veinte millones de euros y la distinción de ser el entrenador que apostó sin dudarlo por su figura.

Pedri fue el primero de una catarata de canteranos a los que fue dando la alternativa o acabando de proyectar en lo que el club ganaba activos y los futbolistas relevancia nacional: Eric Curbelo, Cristian Cedrés, Álex Suárez, Sergio Cardona… y los tinerfeños Kirian Rodríguez y Alberto Moleiro, por citar los que han cuajado como profesionales.

Su etapa como técnico del Tenerife no es tan estimulante. Sucesor del equipo al que había ascendido a la élite Rafa Benítez en mayo de 2001, su experiencia como técnico profesional se reducía entonces a una campaña en el Real Murcia. Con 38 años pagó la novatada y un exceso verbal que hoy casi se recuerda más.

A unas horas de tomar el avión en Los Rodeos, lanzó un inoportuno pronóstico antes de una eliminatoria de la Copa del Rey frente al Lanzarote. “Vamos, comemos, jugamos, ganamos y volvemos”. Esa misma noche, el Tenerife cayó en Arrecife por un humillante 5-1 y agrandó el divorcio con la afición.

Con un equipo más limitado que el que había manejado Benítez, Mel ya proponía un fútbol atrevido. Los resultados en la Liga no lo acompañaron –alguna declaración añadida, otra vez fuera de lugar, tampoco– y fue destituido a doce jornadas del final, con el equipo colista, al caer (2-0) ante el Rayo Vallecano. Luego llegó Javier Cemente, pero tampoco evitó la tragedia.

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