El Tenerife aprueba al peso el primer parcial del curso

Nacho Gil celebra el tercer gol del Tenerife

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —
5 de octubre de 2025 02:34 h

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El penalti provocado por Enric Gallego, que luego falló, colocó al Tenerife en la realidad de un partido trabado que sacó adelante porque tiene una pegada enorme que le da goles casi de la nada. Fue esta noche sabatina una suerte de primer examen parcial del curso, resuelto por los blanquiazules —más corazón que brillantez— entre el campo minado al que llevó el partido el Zamora cuando se vio en el minuto 4 con uno menos, en una plaza de la que será difícil que algún rival saque un punto si el grupo de Cervera no negocia la superioridad con esa ansiedad que pudo costarle el suspenso.

Saldrá el Tenerife de esta cita que le mantiene invicto —seis victorias seguidas que igualan las de los cursos 88-89, 92-93 y 00-01, a dos de su máximo histórico— con mucho que aprender de un éxito con un toque de épica que no esconde el sinfín de errores individuales que dieron forma a la suma de malas elecciones que le distinguieron, casi siempre un equipo superado por las prisas.

Como tantas veces en el fútbol, la combinación de penalti temprano, expulsión del oponente y tiro fallado atascó al beneficiario y agrandó al perjudicado. Héroe y villano en lo que el árbitro revisaba la jugada y convenía en la penalidad de Ismael Athuman, Enric Gallego se adornó ante Fermín con una ejecución simplona, demasiado sencilla para el portero.

De vuelta al comienzo, ahora en superioridad, el Tenerife echó de menos la tranquilidad inspiradora de Aitor Sanz, las conducciones de Nacho Gil —lejos de la banda para tratar de dar fluidez por dentro con Juanjo y Calavera atorados— y las caídas de Alassan por su flanco, amargado por la solvencia de Merchán para taparle los arranques. Ausente De Miguel en las descargas que otras veces rentaron tanto, el Tenerife solo encontró cierta salida con los pases al espacio de Landázuri —carne de traspaso revalorizada cada jornada— y se empeñó en hacer lo mismo de siempre. No sacó provecho de la superioridad y el resto lo puso el Zamora, empeñado con éxito en un cuerpo a cuerpo que acabó desquiciando a los locales y a la parroquia.

El oficio sujetó a los de Juan Sabas casi hasta el descanso, cuando de la nada de un balón peleado por Alasssan cerca de la línea de puerta quedó una pelota muerta que Juanjo rentabilizó con un pase a la corta. Gallego se apareció con un remate de área y puso un 1-0 que premió el empuje desordenado del Tenerife, un justiprecio entre la voluntad de estos por marcar y el plan —comprensible, bien orquestado— de un Zamora decidido a que pasara el tiempo sin más.

La pausa y lo que vino después reveló la insatisfacción de Cervera, tres cambios de golpe desde la caseta. Metió a León para arreglar el peor día hasta ahora de Álvaro González, sentó a Juanjo buscando más balón con Javi Pérez y cambió a Alassan por Cris Montes para atacar la banda de Merchán al pie y de fuera adentro.

La triple tacada tuvo una consecuencia inmediata. Montes no le hizo ascos a su estreno en el Heliodoro, un par de conducciones a pie cambiado que le dieron más movilidad al Tenerife y una cierta impresión de peligro hasta que el Zamora se encontró con el enésimo yerro de Zoilo —una noche decepcionante la suya, cuando no indeciso, cuando no aflojado en las disputas— y la complacencia del mismo Cris Montes a continuación, tratando de quebrar a Merchan en la frontal del área de Dani y habilitando un remate roscado al que no llegó el portero.

El 1-1 con más de media hora por jugarse devolvió al Tenerife a la realidad de los alumnos que responden mal a la pregunta clave del examen de hoy. ¿Cómo atacar un encuentro en superioridad sin que la prisa y el miedo te coman? A empujones de buena voluntad lo intentó el Tenerife, pero casi nada cambió hasta que Cervera gastó las balas que le quedaban. Quitó a Gallego y con Noel López por detrás de De Miguel amaneció el peligro por la siniestra de un jugador que con poco te da mucho. El resto lo puso, en un tramo más cercano a la respuesta correcta al examen mal atendido, este Fabricio en su primera presencia en el coliseo blanquiazul.

Quienes siguieron al brasileño en la temporada en la que condujo al filial a su ascenso a Segunda Federación no pueden extrañarse del cuarto de hora largo con el que reclamó más presencia. El chico no pierde el sitio, no deja de meter la pierna, decide el pase correcto en un segundo y siempre que puede —siempre— juega hacia adelante, desacomplejado. Arranca de seis, filtra como un ocho y le pega como un diez.

De una jugada larga que iba a camino de terminar en otro lío, nació el 2-1, un tiro seco de Fabricio que solo pudo rechazar Fermín. Cerquita andaba lo justo De Miguel para cazar un gol y tres puntos que volvieron a colocar al Tenerife en la indecisión, entre vueltas mal pensadas y peor resueltas, balones del Zamora al área de Dani y un agobio innecesario al que puso final el gol de Nacho Gil, una resolución adornada que no esconde la conclusión escrita con el rojo de las advertencias: queda mucho temario por repasar.

CD Tenerife: Dani; David, Álvaro González (León, min. 46), Landázuri, Zoilo; Alassan (Cris Montes, min. 46), Calavera (Fabricio, min. 74), Juanjo (Javi Pérez, min. 46), Nacho Gil; De Miguel y Enric Gallego (Noel López, min. 74).

Zamora CF: Fermín; Rufo, Ismael, Erik, Merchán (Álvaro Romero, min.85); Mario, Markel, Carbonell (Miki Codina, min. 57); Loren (Luismi, min. 7), Eslava (Farrel, min. 85) y Kike Márquez (Sergi, min. 85).

Goles: 1-0, min. 45+2: Enric Gallego. 1-1, min. 53: Dani Merchán. 2-1, min. 81: De Miguel. 3-1, min. 90+8: Nacho Gil.

Árbitro: Gerard Rius Riu (Comité Catalán). Expulsó a Ismael Athuman (min. 4) por derribar a Enric Gallego siendo último defensor. Amonestó a los locales Álvaro (21), Juanjo (39) y Enric Gallego (45+5) y a los visitantes Merchán (30), al entrenador Juan Sabas (32), Luismi (45+5), Miki Codina (71) y Eslava (83).

Incidencias: Partido de la sexta jornada del Grupo I de la Primera Federación 25-26. Estadio Heliodoro Rodríguez López, ante 14.095 espectadores. Técnicos y jugadores del equipo cadete que consiguió el subcampeonato de España en 1995 realizaron el saque de honor. Se guardó un minuto de silencio por la reciente muerte de padre de Balde Junior, jugador de la primera plantilla tinerfeñista.

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