El incendio de Gran Canaria castiga al queso, la almendra y la uva

Almendreros calcinados en una finca de Acusa, en Artenara.

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

Los quesos canarios no dejan de obtener prestigiosos premios y algunos de ellos han llegado a ser declarados como los mejores del mundo en diferentes certámenes internacionales. En Canarias hay numerosas queserías que siguen produciéndolo de la forma más tradicional. Sin embargo, los incendios que han afectado a Gran Canaria estas semanas han provocado que el sector primario sea el gran damnificado por el fuego y que entre los afectados se encuentren precisamente los productores de queso. Las zonas donde se practica habitualmente la trashumancia (el pastoreo del ganado en movimiento por los campos, que se había retrasado hasta el mes de octubre por la falta de lluvia) han quedado calcinadas y el ganado no tiene de dónde comer. Esto supone un importante coste económico para los profesionales del sector, que se ven obligados a alimentar a sus animales con pienso, millo, forraje...

Para hacer frente a la alimentación del ganado, las dos grandes asociaciones del queso en la isla, Asoquegran y Proquenor, están canalizando la ayuda que llega desde el Cabildo de Gran Canaria principalmente, para que el sector pueda salir de este bache y volver a la normalidad. María del Carmen Pérez, presidenta de Asoquegran, explica que, en su caso, pasó tres días de angustia en Fontanales, ya que tuvo que dejar a sus ovejas sin comer. Como consecuencia del incendio, se vio obligada además a tirar 300 litros de leche con los que contaba para su producción. Al menos, cuenta que tuvo suerte y no sufrió la voracidad de las llamas como sí que le ocurrió a la quesera Galeote, en Gáldar, con la que se están volcando estos días distintas empresas y la ciudadanía, que se ha solidarizado por las cuantiosas pérdidas de ese negocio.

“Esperemos que pare pronto esta pesadilla”, señala María del Carmen Pérez. Asegura que las 23 queserías asociadas a Asoquegran se enfrentan ahora a unos meses muy difíciles después del fuego. Lo mismo opinan desde la otra gran asociación de queseras del norte de la isla, Proquenor, que celebra no haber tenido que lamentar pérdidas de ganado. El colectivo explica que sí que se han perdido en algunas queseras enseres importantes para el ganado o para los cultivos, con los que también cuentan sus asociados, tales como mangueras y otras herramientas. “Se han tenido que refrescar las tierras con cubas de aguas”, afirman desde la asociación.

El agua es uno de los bienes que genera más costes en el campo. Por ello, los agricultores y ganaderos miran al cielo. Es cierto que desde que finaliza un incendio tan devastador como el último de los que se generó en la cumbre de Gran Canaria no son conveniente tampoco las precipitaciones intensas porque arrastran las cenizas que se encuentran en el monte. No obstante, los profesionales del campo sí esperan que, en cuanto pase el verano, llueva con fuerza y el campo vuelva a recuperar su color verde para que el ganado también pueda pastar. “Es muy triste verlo ahora todo de color negro y el olor a quemado que persiste en las queserías”, lamenta una de las profesionales del sector, que vivió con angustia que el humo pudiera llegar a los animales.

La quema de pasto no es lo único que afectará a la ganadería. La leche se ha secado en algunos de estos animales debido al estrés que les ha generado el fuego y del que tienen que recuperarse poco a poco. En el caso de las ovejas además se da la circunstancia de que dan poca leche. Es cierto que el verano no es época para ordeñarlas, sino de prepararse para el parto, explica una ganadera. Sin embargo, sí que han estado sometidas a muchos cambios, además de que ahora deben adaptarse a otro tipo de alimentación hasta que vuelva a haber zona donde pastar.

La dura espera por las almendras

Desde la Asociación de la Almendra de Gran Canaria explican que sí que han sufrido pérdidas de almendros, una especie que puede tardar entre cinco hasta diez años desde que se planta hasta que crece y luego da sus frutos. El almendro no se “regenera tan rápido como el pino canario”, asegura el secretario de esta asociación, José Juan López.

“El almendro no es papas y cebolla, hay que tener paciencia, mimarlo e invertir mucho dinero en agua y abono”, explica el agricultor. Agradece que el fuego se parara a cien metros de una gran finca de unos 1.000 metros cuadrados impregnada de estos almendros, pero lamenta que hay pequeños asociados cuyas fincas sí que sufrieron daños. En Tejeda, unas cinco o seis fincas fueron afectadas, árboles que hay que volver a plantar y tener mucha paciencia hasta que den sus frutos. Recuerda que, en los últimos años, la almendra de la isla ha ido adquiriendo un gran valor y es un reclamo en dulcerías de Tejeda principalmente, pero también en Valsequillo y otros municipios.

José Juan López explica que, en esta época, él ya había empezado a recoger almendras de hasta tres especies diferentes. El incendio lo ha paralizado todo y ha generado mucha incertidumbre en los días en los que parecía que las llamas no dejaban de devorarlo todo. A su juicio, hace falta una mejor gestión y menos burocracia para poder mantener limpio los campos. Insiste en que las personas que tienen fincas deben comprometerse a mantener sus alrededores libres de maleza. Además, opina que “Medio Ambiente y Agricultura son áreas que deben ir de la mano en el Cabildo”.

Menos uva este año

Desde el Consejo Regulador de la denominación de Origen 'Vinos de Gran Canaria' destacan que también vivieron unos momentos muy tensos por el incendio y sintieron miedo de perder fincas de cultivo de vid por el fuego. Finalmente, aunque los daños podrían haber sido mayores, sí que se han visto muy afectadas zonas de cultivo en Artenara. Allí fueron devastadas casi dos hectáreas de cultivo en las bodegas Bentayga y Lava.

Aunque cada año aumenta entre un 10 y un 20% la producción, se espera que la vendimia de este año, a pesar de ser notable, estará por debajo de los números logrados en 2018, algo que también es debido a la escasa lluvia registrada en la zona sur de Gran Canaria. “Este año recogeremos menos uvas, pero de una calidad extraordinaria”, asegura en un comunicado Ana Nanclares, gerente de Bodegas Las Tirajanas.

Menos gente en los negocios locales

La actividad económica de los pueblos afectados por el incendio se ha visto resentida también en los últimos días. En el caso de Tejeda y Artenara, los empresarios se han mostrado preocupados y han lanzado algunas campañas en las redes sociales. El volumen de visitantes ha caído en las últimas semanas, en pleno mes de agosto y cuando se celebraban fiestas en algunas zonas, como la de la Cuevita, en Artenara.

No se escucha apenas ruido en las cafeterías, en los restaurantes y otros negocios. Tampoco se ha visto a gente paseando y se ha paralizado la actividad de las pequeñas empresas de senderismo y otras actividades de turismo rural. No obstante, ahora que el incendio ha pasado a nivel 1, se puede volver a subir a la cumbre, pero con precaución y realizando un turismo y unas visitas conscientes y respetuosas con el medio ambiente, piden desde los ayuntamientos de esos pueblos que, como a Artenara, les está costando más volver a la normalidad debido a que tuberías de agua, cableado telefónico .... han sido devastados por las llamas.

Estos días, se está manteniendo con el Cabildo de Gran Canaria distintas reuniones para evaluar los daños y seguir generando alianzas. Desde COAG, Juan Hernández insiste en que la solución para prevenir nuevos incendios y evitar el abandono del campo pasa por una solución mixta y una alianza con el sector primario ya que nadie mejor que los ganaderos y agricultores conocen la zona. “La actividad agraria sirve de cortafuegos”.

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