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8 de marzo, 'Woman's Day', lo personal y la revisa Mujeres en la Isla

Manifestación feminista

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Las nietas de las brujas que la Inquisición no pudo quemar celebran el 8 de marzo en Canarias y en el mundo entero.

Lo “personal es político” es un lema de la agenda feminista.

Dar a luz o alumbrar solo lo pueden hacer las mujeres. Alumbrar es lo que hacen las mujeres en nuestras vidas y esa luz guía nuestro camino. Por eso, no hay nada más político y al tiempo nada más personal que el “dar a luz”, el parto.

La política demográfica de todos los países nos afecta directamente: en China, por ejemplo, con la política de “una familia un niño”, que ha hecho que disminuya el número de nacimientos con castigos económicos; en Europa, mientras tanto, con premios estimulantes de natalidad por niño nacido.

Con la entrada en el periodo de la industrialización masas de mujeres fueron incorporadas a la producción social en el desarrollo de la gran industria. Según Marx, “el trabajo de las mujeres y los niños fue la primera consigna de la aplicación capitalista de la maquinaria”.

Federico Engels publica su libro El Origen de la familia en 1884, un año después de la muerte de Marx. Esta obra ciertamente trata de la “emancipación de las mujeres”, pero no es la preocupación central de Engels en este libro. Para él, se trata más bien de explicar, según el método materialista, los factores que guían la evolución de las sociedades, el pasaje de una sociedad “basada en lazos de consanguinidad” (hoy hablaríamos en relaciones de parentesco) a una nueva sociedad dominada por la propiedad privada, los conflictos de clase y el Estado. “El orden social en que viven los hombres en una época o en un país, está condicionado por esas dos especies de producción: por el grado de desarrollo del trabajo, de una parte, y de la familia, de la otra. Cuanto menos desarrollado está el trabajo, más restringida es la cantidad de sus productos y, por consiguiente, la riqueza de la sociedad, con tanta mayor fuerza se manifiesta la influencia dominante de los lazos de parentesco sobre el régimen social”.

Engels denomina a esta enorme transformación como “la gran derrota histórica del sexo femenino”. De esta manera, al considerar la propiedad privada de los medios de producción como la raíz común del sometimiento de las mujeres y de la explotación de clase, Engels enlaza desde un principio la suerte de las mujeres a la de todos los oprimidos.

En la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas realizada en Copenhaguen, en 1910, Clara Zetkin (5 de julio de 1857-20 de junio de 1933), una política alemana de ideología comunista muy influyente, así como una luchadora por los derechos de la mujer, propuso, y se aprobó, la celebración del Día de la Mujer Trabajadora, que se comenzó a celebrar al año siguiente. La primera conmemoración se realizó el 19 de marzo de 1911 en Europa, más concretamente en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, desde entonces se ha extendido a otros países y continentes.

En 1972, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró a 1975 Año Internacional de la Mujer y en 1977 invitó a los Estados a declarar, conforme a sus tradiciones históricas y costumbres nacionales, un día como Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.

Así lo que se llama Día Internacional de la Mujer originalmente era Día Internacional de la Mujer Trabajadora, se conmemora la lucha de la mujer por su participación dentro de la sociedad, en pie de emancipación de la mujer y en su desarrollo íntegro como persona. Se conmemora el 8 de marzo y es fiesta nacional en algunos países. Fue institucionalizado por las Naciones Unidas en 1975 con el nombre de Día Internacional de la Mujer.

Hoy en día se es más consciente tanto del papel esencial de la mujer en todas las sociedades y a todos sus niveles, pero todavía hay quien piensa que esa problemática social no es personal o viceversa, que lo personal no es político o social.

Clara Campoamor

Con la implantación de la II República las mujeres cobraron importancia. La principal artífice del voto femenino en España, Clara Campoamor, fue una de las primeras telegrafistas que obtuvo plaza como funcionaria de Correos. Todo un símbolo del compromiso por la igualdad de género. “Solamente hay una cosa que hace un sexo solo: alumbrar. Las demás cosas las hacemos todos en común, y no podéis venir aquí vosotros a legislar, a votar impuestos, a dictar deberes, a legislar sobre la raza humana, sobre la mujer y sobre el hijo, aislados, fuera de nosotras». Son palabras escritas en El voto femenino y yo: mi pecado mortal de Campoamor, la abogada que luchó por los derechos de la mujer hasta conseguir el voto femenino en España, que pudo ejercerse por primera vez en el año 1933.

Poco después, en 1936, se alza parte importante del Ejercito con ayuda ideológica y política de la jerarquía de la Iglesia Católica, así como con ayuda militar directa de la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Mussolini. Acaba la cruenta guerra civil con la Victoria de Franco que impone un régimen que proclama querer ir “por el Imperio hacia Dios”. Y se anulan las leyes del divorcio y se impone un régimen machista con el macho como “cabeza de familia”.

Sophia Magdalena Sophie Scholl

Mientras tanto en Europa Hitler y Mussolini han desatado la Segunda Guerra Mundial. Y donde sus tropas ponen pie instalan un régimen criminal y machista. Sophia Magdalena Sophie Scholl era una estudiante alemana y luchadora de la Resistencia contra el nazismo. Junto con su hermano Hans Scholl distribuyeron octavillas contra la guerra y la dictadura nazi. Formaron el grupo la Rosa Blanca. Sophie tenía talento para el dibujo y la pintura y entró en contacto con los llamados (por Hiitler) “artistas degenerados”. Igualmente era una ávida lectora que desarrolló un creciente interés por la Filosofía y por la Teología de influencia protestante liberal. Todo ello constituía su mundo alternativo al mundo nacionalsocialista. En la primavera de 1940 finalizó sus estudios de secundaria. El tema de su examen fue La mano que mueve la cuna mueve el mundo.

Tras su detención la Gestapo colocó a una prisionera política alemana, de nombre Elsa Gebel, para espiar a Sophie con la intención de obtener más nombres de miembros del grupo. Sin embargo, Elsa en sus conversaciones cambió sus convicciones sobre la dictadura, a quienes no proporcionó información alguna. Tras la guerra, dirigió una carta a los padres de Sophie, a quienes hizo saber que, durante los últimos cinco días de la vida de su hija, le había cambiado toda su forma de pensar y marcado para siempre.

Lo “personal es político” es un lema de la agenda feminista.

Elsa Wolff Papke

Elsa Wolff Papke, una alemana llegada a Canarias durante la II República, instalada en Telde, municipio de Gran Canaria, junto a su compañero el militante comunista Juan del Peso. Ambos participaron del Frente Popular en Telde desde 1935 para la campaña electoral del año siguiente. Elsa Wolff participó directamente en las negociaciones entre terratenientes y jornaleros para hacer frente a la acuciante problemática local del paro agrícola. Por su tarea negociadora se vio acusada de comunista. Tras el levantamiento militar fue sentenciada a muerte junto al resto de compañeros comunistas, aunque sería indultada y condenada a treinta años de prisión, mientras que todos sus compañeros varones murieron fusilados. Su tiempo en prisión lo dedicó a enseñar a otras presas a leer y a escribir, se negaba a acudir a las misas y continuó celebrando el 1 de mayo.

Fue una de las pocas mujeres republicanas en Canarias que nuestro historiador Agustín Millares Cantero logró captar gracias a testimonios orales recogidos en Gran Canaria.

Con asesinatos, violaciones, humillaciones de todo tipo y constante vigilancia el franquismo aplastó todo movimiento democrático y, claro está, todo intento de reivindicación feminista. De tal manera que el marido se podía ir de putas, abandonando el hogar e hijos, pero la mujer tenía que seguir sometida al yugo y las flechas del matrimonio católico indisoluble.

La revista Mujeres en la Isla

 En ese clima, aparece en Gran Canaria, en Noviembre de 1953, como suplemento femenino del Diario de Las Palmas Mujeres en la Isla. El Diario de Las Palmasdirigido por el poeta Pedro Perdomo Acedo, albergará tal suplemento por unos 12 años. La directora es católica convencida y practicante. Pero es culta y abierta a los nuevos aires que vienen desde Europa y que acabarán plasmandose en el Concilio Vaticano II.

El grupo de mujeres, que comienza a escribir sobre asuntos dirigidos a las mujeres de este tiempo, logrará independizarse del periódico y, el 1 de enero de 1955, la publicación ve la luz como revista, independiente ya del periódico insular y con dos redactoras que se responsabilizan de la publicación: María Teresa Prats de Laplace y Esperanza Vernetta de Quevedo, a las que está vinculada María Paz Verdugo de Massieu. La revista marcaría un hito histórico, no desde el punto de vista feminista militante, pero sí como testimonio de la capacidad femenina a través de 118 ejemplares “publicados, dirigidos y coordinados por Mujeres con mayúscula”, en palabras de Maria del Carmen Reina Jiménez.

El equipo de redacción quedará formado, de manera estable, por Prats de Laplace, Gala de Reshko de Gómez, María Sanginés Fumero, María Paz Verdugo y Mercedes González de Linares.

Concentrándose en la literatura y el arte, la revista, como declara su editorial, “ofrece sus páginas a todas las mujeres: canarias residentes dentro y fuera del Archipiélago, españolas y extranjeras, para que vuelquen en ellas cuanto de bello y elevado contengan sus almas”; también mantienen secciones como Inquietudes de nuestra época, Breves notas sobre la moda, Mujer… elige tu profesión y la sección Vida de la ciudad.

En sus páginas se ofrecerá información sobre los logros de las mujeres canarias, como la trapecista Pinito del Oro o la mezzosoprano Lucy Cabrera.

No sería exagerado pensar que la influencia del obispo Pildaín y Zapiain, obsesionado con el sexto mandamiento -No cometerás adulterio-, influyó en la autora que firma Intransigente, que denosta sobre la brutal irrupción del turismo y los “estragos” que causa en la sociedad. “Insisto”, escribía en 1957 Intransigente, “en que hay que tomar medidas urgentes para educar a la población en su trato con el turista […] ¿Qué tranquilidad puede encontrar una señora o una señorita que a los pocos minutos de estar en la playa siente sobre sí la mirada animal de sabe Dios cuántos pares de ojos, insistentes, desagradables, insultantes?”. María Teresa Prats de Laplace con su hija fueron quizás las únicas que se bañaron en la Playa de Las Canteras con el llamado “bañador católico”, que era bañador de cuerpo entero con falda, tan propio de los años 1920 como ridículos, tanto es así que, en vez de rechazar las miradas hacían que los “pares de ojos” se dejaran sentir con un brillo burlón.

Pero mientras eso piensa sobre los bañadores alguna de las damas católicas, también se genera otra tendencia en una parte de la juventud, pese al bombardeo teológico constante de las Hojas de la Parroquia que semanalmente aparecen en diversas parroquias. Me refiero al grupo que formará la llamada Iglesia Cubana que pasará de un intelectual rechazo del dogmatismo clerical, a un cachondo y activo anticlericalismo enfrentándose al antigaldosianismo del obispo Pildain y pasando muchos de ellos, mas tarde, a integrarse en el movimiento democrático regionalista Canarias Libre, liderado por Fernando Sagaseta.

Antes de la formación y caída de Canarias Libre muchos de los integrantes de la Iglesia Cubana (que nada tenía de iglesia ni de religiosa) frecuentaban las charlas y conferencias que la revista Mujeres en la Isla ofrecían en el desértico panorama cultural grancanario. Yo mismo me atreví a dar una charla sobre El héroe en la historia, de Sidney Hook, en el que comparaba el papel de fundador de Jesús y el de organizador de la Iglesia de San Pablo con el papel de Carlos Marx en la teoría y de Lenin como organizador de la revolución en la práctica.

Entre las colaboraciones vemos a Lola de la Torre, a las escritoras Chona Madera, Pino Ojeda, Pino Betancor, Natalia Sosa Ayala o Lía Tavío. Asímismo la colaboración, elaborando a un nivel artístico las cubiertas de la revista, de artistas de la talla de Juan Ismael, Antonio Padrón, Felo Monzón, Santiago Santana, Jane Millares Sall, Pepita Maynadé o Virginia Solalinde.

A pesar de la época mojigata y represiva que le tocó en suerte vivir y la ideología carca del espíritu del Movimiento Nacional franquista es necesario destacar el valor intelectual de muchas de las colaboraciones. Mujeres en la Isla no era feminista ni llegaba a compartir la visión de Simone de Beauvoir en El Segundo Sexo, pero a su nivel representaba una visión no machista compartiendo y facilitando la influencia de la feminidad en la sociedad de aquellos tiempos.

En palabras de una de las descendientes de aquella pleyade de amazonas Chicha Jiménez Reina: “Mujeres en la Isla da voz en una época de silencios a todas aquellas mujeres que quisieron hablar de literatura, de poesía, de teatro, de danza, de pintura y arte y también de sociedad. Mujeres en la Isla fue una apuesta femenina pero también una apuesta social que permitió observar y, sobre todo, actuar desde otra perspectiva, aquella que les permitió ser ”insensatamente valientes“.

Volviendo al 8 de marzo, a sus orígenes y propósitos, vemos como las aguas de distintos ríos, riachuelos y fuentes llegan al mismo mar de la igualdad, libertad y fraternidad en que podemos bañarnos todos si no olvidamos que “lo personal es político”.

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