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Alemania-China: ¿políticos con corbata y negocios limpios?
El viaje a China del canciller alemán, Olaf Scholz, ha dejado en la prensa mundial fotos suyas con el presidente Xin Jinping. Fotos de los dos políticos serios y con corbata. El viaje no ha dejado contentos a todos los sectores económicos alemanes, Según los sectores de las pequeñas y medianas empresas, Olaf Scholz los ha dejado en la estacada y se ha ocupado solamente de las grandes empresas monopolistas. La delegación que acompañaba al canciller era desusadamente grande. Pero los resultados no han sido ni tan grandes ni del todo satisfactorios para el visiblemente nervioso canciller alemán. Las cuestiones sobre el tablero eran cuestiones delicadas: las guerras en Ucrania y en Oriente Medio, la subvención estatal de los productos de la República Popular china y el olvidado capítulo de los derechos humanos...
Mientras las ajustadas corbatas del chino y del socialdemócrata daban un toque occidental al encuentro, las esperanzas quedaron sepultadas y no fueron las corbatas las que impidieron que los interlocutores se tragasen los argumentos del otro; los alemanes sólo alcanzaron pequeños éxitos en los sectores de la carne y la fruta.
En el periódico Tagesspiegel, cercano a políticas centristas y liberales, se comentó que Scholz ha sido generoso con China, pero que no ha recibido casi nada a cambio y que la atmósfera de las conversaciones fueron frías y casi congeladas. Eso puede explicar que la mayoría de las fotos del encuentro muestran rostros serios, casi pétreos.
Hay que recordar que desde el gobierno “semáforo” de Berlín los del Partido Verde han expresado públicamente posturas que el gobierno de China han considerado ofensivas, especialmente la señora Annalena Baerbock (Verde), que pese a ser ministra de Exteriores no ha sido nada diplomática llamando dictador en Estados Unidos al presidente chino mientras que adula a los americanos y sus tonos son tan suaves frente al genocidio del sionista Netanyahu que casi son inaudibles.
En el encuentro actual los chinos han sido firmes en el formato de diálogo que China y Alemania mantienen entre sí y han disuelto algunas pretensiones alemanas muy fundamentales. No deben considerarse rivales nuestros estados, dicen los chinos, aludiendo a una frase que aparece en la estrategia alemana frente a China recientemente publicada del gobierno alemán. En ella se describe a China como “socio, competidor y rival estratégico”, algo que no agradó al gobierno de Pekín.
Los miembros más críticos con China asentados en el gobierno alemán “semáforo” han sido claramente excluidos de la delegación alemana. Tanto la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock (Verdes), como el Vicepresidente y ministro de Economía, Robert Habeck (Verdes), se han tenido que quedar en casa. Según el Handelsblatt, Habeck tiene previsto viajar a China en junio; lo cual si llegara a tener lugar supondría la primera vez que el político verde viaje a la República Popular.
China sigue siendo el socio comercial más importante de Alemania, aunque sólo por un estrecho margen en comparación con Estados Unidos. El Gobierno alemán se muestra escéptico sobre los aranceles punitivos que estudia actualmente la Comisión Europea ante la avalancha de importaciones de coches eléctricos y células solares chinas: “Los aranceles protectores son algo que inhibe la economía global”, afirman desde Berlín.
Varios mensajes directos e indirectos en el este como en el oeste. Dos nítidos mensajes a Pekín: la locomotora alemana, renqueante y achacosa, necesita al gigante asiático como fábrica para sus empresas y como destino para sus exportaciones; pero a la vez, Berlín dice no estar dispuesto a tolerar competencia económica desleal ya que un aluvión de productos chinos subvencionados caen en mercados europeos e internacionales; asímismo en China campea la vulneración de los derechos de propiedad intelectual. Pero desde la pandemia de covid se notaron enormes carencias productoras de Europa, y la guerra contra la Ucrania de Zelensky por Rusia, cuyo gas barato beneficiaba la economía alemana por ser más barato que el gas que querían imponer los norteamericanos del gobierno Biden, pusieron en evidencia las enormes dependencias de la Unión Europea de sus interlocutores necesarios antes y ahora proclamados rivales geopolíticos. Ha sonado la alerta. Y aunque la relación con Moscú se ha visto deteriorada por las sanciones impuestas desde la Unión Europea al Kremlin, todos los sectores políticos alemanes son conscientes de que la economía alemana necesita negociar con Rusia. La UE que empuña armas económicas y comerciales frente a Rusia en nombre de Derechos Humanos y palabrerío democrático, calla como muerto insepulto frente a los USA y frente a Israel y su genocidio antipalestino.
El negro ámbito interno alemán
Si en las relaciones internacionales la cosa está fea, en el ámbito interno de la República Federal Alemana la cosa está negra. El auge de la ultraderecha y la crisis de los socialdemócratas se suman al fin de un modelo basado en la energía barata rusa. Frente a la confianza reinante de la era Merkel, ahora el pesimismo y el miedo a lo futuro incierto frenan al motor económico germano de la UE. Y dentro del semáforo gubernamental parece reinar una pelea de gallinero, especialmente entre los verdes y los amarillos liberales.
“Una provocación política pública”
La indignación por la declaración pública de la verdosa señora Baerbock en la televisión de Estados Unidos ha sido enorme en China. Una portavoz de Asuntos Exteriores chino ha expresado enérgicamente que la “declaración” de la Berbock er “absurda y ofende gravemente la dignidad china”. Era una “abierta provocación política”. Cierto que en el lenguaje oficial, tanto chino como “occidental” siempre se habla en nombre de todo el país, aunque en realidad hablan solamente en nombre de sus gobiernos.
La Baerbock reaccionó con calma a las críticas de China. A la pregunta de si ya había recibido una protesta oficial de Pekín y cómo iba a reaccionar, la Ministra de Asuntos Exteriores respondió ya después de su semana de la ONU en Nueva York: “He tomado nota”. Incluso cuando se le preguntó más insistentemente, Baerbock no quiso hacer comentarios más detallados. Prudentemente no repitió su anterior y pública torpeza.
A mediados de junio próximo se celebrará en Suiza una cumbre llamada de Paz sobre Ucrania. El éxito de la reunión podría depender también de China, aunque resulta curioso que si se trata de lograr la paz entre dos estados o partes sólo se invite a una de las partes y se condene a la otra, El Canciller Scholz contaba con la participación de la República Popular en los días antes de su viaje a dicho país. Y la misma sonrisa o mueca que mantiene durante la conferencia de prensa en Pekín la muestra al saludar y estrechar la mano del genocida Netanyahu en Israel después de haber leído, como el mejor alumno de clase ante el maestro, una letanía de consejos de paz sin ninguna condena al genocidio continuado por el gobierno israelí y sus tropas.
El canciller federal Olaf Scholz parecía esperar que países amigos de Rusia como China, Brasil y Sudáfrica participasen también en la cumbre de paz sobre Ucrania prevista para mediados de junio. Un día antes de viajar a China, Scholz señaló que Pekín había participado en una de las reuniones preparatorias a nivel de asesores. China está considerada el aliado más importante de Rusia. Uno no sabe si la mueca con que sonríe en China y luego en Israel es ingenuidad atontada o cinismo politico de cara a la publicidad electoral. En cualquier caso el primer ministro sionista Netanyahu ha asegurado el jueves 18 de abril que ha trasladado a Estados Unidos su negativa al establecimiento y reconocimiento de un Estado palestino, y casi simultáneamente en las Naciones Unidas el representante de los Estados Unidos ha puesto veto – no su voto – al reconocimiento del Estado independiente de Palestina. “El Gobierno, bajo mi mandato, no se conformará con nada menos que una victoria total”, ha reafirmado Netanyahu cínicamente, agregando que las hostilidades se alargarán durante meses, y que Israel (o mejor dicho, su Gobierno) está dispuesta a luchar “en todos los frentes” hasta que todos los objetivos sean conseguidos. Uno de dichos frentes parece ser la destrucción total de la Gaza palestina.
Las corbatas occidentales parecen ayudar a estrechar no solo las manos, sino las gargantas y los negocios que algunos llaman sucios hechos a la luz del día.
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