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Bilingüismo exprés (3)

Silvia R. Court

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En los dos anteriores artículos de opinión se abordó el modelo denominado bilingüismo y el plurilingüismo señalando interrogantes sin resolver, sus consecuencias en el alumnado, la ausencia de una evaluación previa sobre las necesidades idiomáticas del conjunto de la población en Canarias, su relación con los sucesivos recortes presupuestarios destinados a Educación en los últimos años y la distinción entre las funciones de los especialistas en lenguas extranjeras en las Enseñanzas de régimen especial (profesorado de EOI) y del profesorado especialista en idiomas en las etapas educativas desde Infantil hasta el Bachillerato o la FP conviviendo en los centros educativos públicos con los docentes inmersos en programas CLIL, AICLE, PILE…

Cabría señalar a continuación dos elementos nuevos que ya se pueden extraer de la implantación inicial del mal llamado modelo “bilingüismo y plurilingüismo” llevada a cabo por el actual Gobierno de Canarias: el impacto de dicho modelo en las plantillas del profesorado y el papel de las familias para compensar el déficit educativo de sus hijos e hijas.

El objetivo del Plan de Impulso de Lenguas Extranjeras (PILE) es la impartición en inglés, o en el futuro en otra lengua extranjera, de cualquier materia distinta al idioma, pretendiendo que todos los centros públicos de Canarias impartan en todos sus niveles, como mínimo, el 40% de su currículo en lengua inglesa en unas etapas y el 30% en otras al alcanzar el curso 2037-2038. Esta implantación paulatina – y en cada año académico más generalizada- está produciendo ya una distinción entre los docentes que son especialistas en una asignatura –véase a modo de ejemplo Biología, Matemáticas, Educación Artística- y aquellos que además de ser especialistas han certificado obteniendo al menos un B2 y próximamente un C1 en el idioma. Este modelo no solo reporta un efecto negativo claro sobre el aprendizaje de la asignatura enseñada en inglés, es decir, el alumnado aprende menos esas asignaturas en inglés, según los estudios realizados por expertos, sino también divide a los docentes en dos categorías diferentes. A medida que el proyecto va creciendo, el profesorado no habilitado en inglés comienza a verse desplazado, a pesar de lo competentes que sean como docentes en su materia. El derecho a la elección de un determinado destino, o elección horaria o a determinados grupos correspondientes a determinados niveles educativos… no se regirá ya por la experiencia y los años de servicios prestados –por la antigüedad- ni por el nivel de la capacidad científica y didáctica, cognitiva, etcétera, necesaria para la idoneidad de la docencia. El inglés es el elemento prioritario sobre el que gira el resto del aprendizaje. Esa es la razón por la que el profesorado se ve obligado e intenta a toda costa titular en el nivel requerido de inglés. Con el PILE se juegan los enseñantes, tanto los funcionarios de carrera como los integrantes de las listas de empleo, oportunidades de empleo interino en unos casos, y/o en otros, acceso y plazas en el concurso de traslados, reducciones horarias, viajes, ofertas formativas…, e incluso complementos salariales extras, como ya ha planteado el Gobierno de Canarias y la Consejera de Educación, Soledad Monzón.

Se vislumbra un cambio en el organigrama docente y una modificación en las relaciones y condiciones laborales dependientes casi en exclusiva de la acreditación del nivel idiomático. Y no es difícil divisar en un futuro inmediato la configuración de las listas de empleo dividiendo a los integrantes de una misma especialidad conforme a la suma o no del ingrediente idiomático.

Las investigaciones y estudios realizados sobre el bilingüismo concluyen que el alumnado sufre una segregación en los centros escolares con programas CLIL, AICLE, y en un futuro inmediato PILE. Se agrupa al alumnado de acuerdo a un determinado dominio o no idiomático. En los grupos no bilingües se concentran los que tienen dificultades en el aprendizaje. Las familias de contextos sociales más desfavorecidos social, económica y culturalmente no disponen o no pueden permitirse apoyos externos. Y menos aún ayudar a sus hijos a aprender las distintas asignaturas en inglés.

El último informe de PISA recientemente publicado situaba a los territorios del Estado español en los puestos de cola a la hora de la capacidad del alumnado para la resolución de los distintos conflictos. En Canarias las cifras de abandono temprano y de fracaso escolar son de las más elevadas. ¿Acaso va a mejorar la calidad del sistema educativo y el aprendizaje del alumnado si casi todo el profesorado domina, habla e imparte su materia en inglés? Una educación pública, de calidad, democrática, inclusiva y comprensiva, compensatoria de las desigualdades sociales, creativa, crítica y alejada de meros conocimientos memorísticos no se alcanza desde esta propuesta impuesta del PILE. Otro tema diferente es cómo avanzar en el dominio idiomático del conjunto de la población en Canarias. Tal vez invirtiendo recursos materiales y humanos, abriendo nuevos espacios y circuitos externos, explorando nuevas medidas… que giren en torno a ampliar las ofertas idiomáticas y a incrementar en las plantillas el número de especialistas en lenguas extranjeras y auxiliares de conversación dentro de los horarios destinados al conocimiento y aprendizaje idiomático, sin vaciar el contenido de otras materias y poder frenar de este modo la conversión de los centros educativos en academias de idiomas.

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