El Canódromo, la petardez y el seguro profesional

He dicho reiteradamente en medios de difusión televisivos y radiofónicos que los políticos deben costearse un seguro de responsabilidad profesional ya que muchos de ellos no dudan en denominarse profesionalmente como tales.

Médicos, abogados, ingenieros, etc. estamos amparados para cubrir nuestras responsabilidades en seguros nada baratos. Hasta los futbolistas se aseguran las rodillas y los tobillos. Pero los políticos, no ¿por qué?

Visto lo visto es absolutamente desquiciante este estado de cosas.

Indignante la hipocresía, las acciones espurias a las someten al pueblo llano estos “quijotes” de panzas llenas.

No antepongamos que no todos los políticos son iguales equivalente al “que conste que no soy racista pero los negros...”. Digámoslo abiertamente.

Socialmente viven en el más absoluto descrédito y mencionar esa “profesión” es taparse la nariz; de los jugueteos con la judicatura y de las connivencias con los empresarios mejor no mencionarlo. Nos estamos cogiendo el estado de la nación con papelitos de fumar y las cosas hay que decirlas por su nombre.

Lo que han hecho y lo que nos quede por ver, en el Canódromo al que han convertido en un Cagódromo es de la exclusiva responsabilidad de quien o quienes fueron advertidos por Bernarda Barrios, por plataformas vecinales,- bravo por ellos-, del desvarío que cometían. Pero ni caso.

Incluso el gobierno actual pudo haber negociado un cambio de parcelas y evitarnos este otro tebetazo.

No nos merecemos estos desmanes, lo diga quién lo diga, ni estos políticos de tres al cuarto.

Si hay políticos honrados, los ciudadanos honrados a carta cabal, somos más. Y ya va siendo hora de que por Justicia o por vapuleo social estos indignantes servidores de la política abonen, si es una deposición fecal, o paguen con su patrimonio, lo que de manera deliberada han hecho. A fin de cuentas, somos los ciudadanos los que tenemos que pagar y esto es una injusticia de descomunal tamaño.

Así entran estos toletes (sensu estricto) a disparar con pólvora ajena y recoger la escopeta, en el ruedo nacional. Ya sabemos cómo se ponen los cuernos urbanísticos a la ciudadanía.

Hay muchas aseguradoras y reaseguradoras; cubran su desvarío con un seguro si es que este quiere o se atreve a asegurar sus actividades profesionales de “político”. Para estar fuera de tino.

Carlos Juma