Frente a los ceros energéticos, suspenso a los responsables
La ciudadanía y los sectores económicos de Tenerife estamos cansados de tantos ceros energéticos por parte de quienes tienen la responsabilidad de garantizar el suministro que pagamos en la factura todos los meses.
Recientemente la la Consejería de Transición Ecológica del gobierno canario comunicó a Endesa, filiar de la italiana Enel, como gestora de la distribución, y a Red Eléctrica, como gestora de la red de transporte, la propuesta de sanción de 10 y 30 millones de euros, respectivamente, por ser responsables del cero energético del 29 de septiembre de 2019.
¿Saben ustedes que un 65% de los expedientes sancionadores de la CNMC a las eléctricas y petroleras, con multas millonarias, los ganan las eléctricas con recursos en instancias judiciales superiores, contando para ello en sus equipos jurídicos con abogados del estado en excedencia, denominadas “gateras giratorias” según el periodista Santiago Carcar, especialista en temas energéticos, y que son tan perversas como las populares puertas giratorias?
Endesa manifiesta que recurrirá la sanción porque el problema fue en una subestación de Granadilla que pertenece a Red Eléctrica, y esta a su vez afirma que esto no va con ellos, que cumplió rigurosamente aplicando el plan de reposición del servicio con plenas garantías de calidad y seguridad, añadiendo que han hecho un esfuerzo inversor desde 2011 de unos 325,8 millones de euros en el mantenimiento, mejora y renovación de la red de transporte en Canarias, y entre 2014 y 2018 una inversión en nuevas redes en las islas de 326,3 millones, teniendo previstos otros 448 millones para 2020-2022.
Increíble el despliegue de demagogia y medias verdades… Como si el dinero hubiese salido de sus bolsillos, cuando somos los consumidores los que pagamos el mantenimiento de la red de transporte y distribución con un 19%, aproximadamente, de lo que pagamos en la factura. Somos nosotros, los de siempre, los que pagamos. Ellos hacen el esfuerzo inversor, pero esas infraestructuras eléctricas, a pesar de tanto millón invertido, no paran de producir ceros energéticos.
Igualmente pagamos el mantenimiento de los grupos y ciclos combinados a través del concepto de pago por capacidad, además de un incentivo a la inversión de unos 20.000 de euros por cada MW y año durante los diez primeros años. En consecuencia, los titulares de la central térmica están obligados a mantener los diferentes equipos de generación en perfectas condiciones de funcionamiento. ¿Por qué nunca nos enteramos de las causas reales de los apagones?
¿A quién van a engañar? ¿No saben la multinacional italiana y Red Eléctrica la causa que ha motivado el cero energético? Claro que lo conocen, marean la perdiz culpándose entre ellos y, oficialmente, seguimos sin conocer el origen del cero energético del año pasado, de graves consecuencias para los servicios y la economía de Tenerife. Dos ceros en menos de un año y cinco en los últimos once años.
No podemos hablar en esta isla de calidad y garantía de suministro, porque el origen del problema está en la privatización de la Empresa Nacional de Energía, S.A. (Endesa) que realizó Aznar en 1998. Posteriormente, ya en la etapa de expresidente, las puertas giratorias lo llevaron al consejo de administración de Endesa -Francia e Italia nunca privatizaron sus empresas eléctricas- y desde 2009 con la multinacional Enel controlando la mayoría de las acciones, los sistemas insulares canarios pasaron a manos de esta. Lo primero que hicieron fue descapitalizar y endeudar a Endesa con la compra, por debajo de su precio real, de sus activos en el extranjero. Como todo el mundo sabe, en las privatizaciones hay un difícil equilibrio entre los beneficios empresariales y la calidad del servicio y, posiblemente, esté ahí la contextualización de los apagones generales de Tenerife y otras islas.
A esta falta de transparencia hay que añadirle la injusticia de un sistema eléctrico que está cobrando en Canarias, a todos, en concepto de término de potencia (suma de las potencias contratadas) por unos 6.450 MW, cuando en realidad la potencia instalada en todos los sistemas insulares está por unos 3.300 MW y el pico de demanda en unos 1.640 MW. Es decir, todos los titulares de contratos de suministro eléctrico de Canarias estamos pagando por unos 3.000 MW de potencia, supuestamente instalada, que no existen. En buena parte de los contratos, el término de potencia significa de un 30 y hasta un 40% del total facturado. En tiempos de José Manuel Soria, que nos engañó con la historia de que las primas a las renovables eran la causa del déficit tarifario, el término de potencia se subió un 100% para incrementar los ingresos fijos del sistema y anular los efectos del ahorro y la eficiencia en el consumo. Por lo tanto, mantenemos que otro sistema de regulación más sostenible y justo es posible.
El tiempo y la frecuencia con la que se producen los ceros energéticos nos indican que no tenemos en las islas unos servicios eléctricos con la calidad y seguridad en el suministro que predican REE y la multinacional italiana. Las multas no resuelven el problema y las privatizaciones van a maximizar beneficios a costa de la calidad del servicio.
Este problema forma parte de un viejo modelo energético centralizado, contaminante y caro y que se encuentra al final de su ciclo vital. Ahora es tiempo de las renovables, de cambiar los sistemas energéticos insulares a modelos descentralizados, a cambio, también, del protagonismo que debe pasar de la gestión de la oferta a la gestión de la demanda con la participación ciudadana y de las administraciones locales, un control público como corresponde a un sector estratégico tan importante como el energético al que se incorpora una movilidad sostenible a través de la electrificación del transporte.
En consecuencia, desde la Px1NMEC proponemos:
1. Exigencia de responsabilidades a la multinacional Enel encargada de la generación y la distribución y a Red Eléctrica como regulador del sistema y gestor del transporte, puesto que están recibiendo desde nuestras facturas los recursos económicos necesarios para el mantenimiento de la calidad del servicio.
2. La base del nuevo modelo energético no son las grandes infraestructuras. Es el ahorro, la eficiencia y favorecer sistemas de generación distribuida con los que se reducen el despilfarro y los riesgos de ceros energéticos. Porque la generación, el autoconsumo y el almacenamiento están repartidos por todo el territorio insular y si falla un nodo, el resto podría seguir funcionando.
3. Por lo tanto, la solución hay que plantearla en el marco del nuevo modelo energético al que deberíamos ir mediante una transición que cambie los sistemas insulares. Un cambio que va más allá de la sustitución del petróleo por renovables. Dejar, como está pasando, los recursos energéticos renovables, que están aquí y son gratis, en manos de las eléctricas y fondos de inversión, es dar continuidad a la parte más perversa del viejo modelo y renunciar, al mismo tiempo, al papel que este sector estratégico puede tener en la reactivación y diversificación económica de las islas en el contexto de una grave crisis económica sobrevenida por la pandemia.
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