Espacio de opinión de Canarias Ahora
El laberinto palestino y Occidente
Resulta imposible acercarse a los acontecimientos sin aprehender antes la situación general de Oriente Medio. Más allá de las dramáticas imágenes sobre la lucha interna palestina. El sufrimiento de este pueblo no viene desde que Hamas ganó las elecciones, sino porque históricamente se le niega violentamente la formación de un Estado. Sin embargo, la catástrofe creció a partir de la reacción occidental ante el hundimiento del proyecto neoconservador gringo-israelí del Gran Oriente Medio. Basta con observar los resultados en tierras de Irak, Líbano y Palestina. En lugar del paraíso democrático, la desolación recorre la región. Occidente ya no sabe qué hacer. Da palos de ciego y lanza provocaciones, entre ellas la convocatoria adelantada de elecciones en Palestina. Espera, políticamente paralizada, a que la situación deje de empeorar para sus intereses. En Irak, promesas difusas de retirada de las fuerzas de ocupación que no piensa cumplir en las actuales condiciones y petición de agua por señas a Siria e Irán, antiguo eje del mal. En Líbano, Washington apenas atina a pedirle al primer ministro pro occidental Siniora, a quien abandonó durante la agresión israelí, que resista en el cargo, pero allí elude la convocatoria de elecciones por miedo a un avance de Hezbolá. En Palestina guarda silencio ante las barbaridades de Ehud Olmert en Gaza, insiste en la caracterización de terrorista para Hamas (con la complicidad pusilánime de la Unión Europea) y mira hacia otro lado cuando Ehud Olmert anuncia la posesión de armas nucleares, o tras la resolución del Tribunal Supremo de Justicia israelí según la cual sus fuerzas represivas pueden recurrir a los asesinatos selectivos de los adversarios políticos palestinos, después de 400 casos reconocidos en 6 años. La sentencia reza así: No puede establecerse a priori que toda ejecución selectiva esté prohibida por el derecho internacional. ¿Tiene el Consejo de Seguridad de la ONU algo que decir?El rey de Jordania advirtió que el peligro de guerra civil acecha a los palestinos, pero también a libaneses e iraquíes. Quizás. Pero también debe señalarse a los responsables primeros de esta tempestad sin fin, Occidente y sus aliados en la región, así como contemplar las medidas para avanzar hacia la paz. Salir de Irak, dejar de obstruir soluciones democráticas en Líbano y preparar la formación de un Estado palestino con fronteras seguras que Israel se niega a negociar. ¿Imposible? Pues sin estos primeros pasos no habrá paz ni estabilidad para nadie. Porque son precondiciones ineludibles sin las cuales el pantano pestilente de Oriente Medio progresará a costa de la vida, el bienestar, la dignidad y el futuro de millones de personas.
Rafael Morales
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