A Manolo García, un hombre del pueblo

Hombre del pueblo, porque su labor vital tuvo a éste como norte, y nunca olvidó sus orígenes. Forjado en una época y circunstancias, en las que te espabilabas o te “ibas pal carajo” como diría él con su desparpajo y socarronería propias de una generación, que se nos está yendo a cuentagotas irremediablemente, la que hizo que las calles de los barrios se llenara de chiquillería alborotada; la que nos enseñó, esas cosas que hoy suenan como sacadas de novelas decimonónicas: la familia unida, la lealtad, el honor, la palabra, el trabajo y la valentía hasta el final.

Manolo dejó una huella imborrable en la memoria colectiva, sobre todo, por su trato afable, su amistad incondicional y su generosidad, no siempre correspondida. El Carnaval fue su gran obra, construida mano a mano con sus leales colaboradores?con su gente; personas y personajes de toda índole y condición social, aunque desconfiaba de los que eran más altos que otros, precisamente porque aprendió a lidiar desde joven con los “ilustres,” como irónicamente les llamaba a los que se tiraban los pedos más altos que el culo. De todos es conocida su guerra particular con la clase política, para que no se degenerara lo que para él tenía carácter sagrado :el Carnaval, La isleta ,El castillo de la Luz..

Hombre de carácter indómito, irreductible e incombustible como un Quijote que lucha contra los molinos de viento de la adversidad, no pudo al final de su vida defenderse contra la cobarde daga que partió su corazón. Pero no fue enemigo grande y valeroso el que le hirió de muerte al final de su vida, ni en honrosa batalla siquiera, sino más bien insignificante y merecedor de lástima, pues en el campo del honor no se deben usar armas contra el amor y la ilusión de los mortales.

Sabía que le quedaba poco tiempo y andaba con prisas para organizarlo todo. un pensamiento fugaz me hizo presentir lo peor ,pero no esperaba que fuera un cinco de agosto ,el día de la virgen de las nieves de su Agaete natal en Plena fiesta de La Rama. No hubo tiempo material de clasificar sus documentos, fotos, pregones?sus memorias y la historia del carnaval que tenía la intención de entregarlas al ayuntamiento para el museo que sobre el mismo y desde hace algún tiempo se venía fraguando: al pueblo lo que es del pueblo.

Espero que algún día y con la colaboración de quienes mejor le conocieron, pueda escribir más sobre su vida y obra ,con sus luces y sus sombras como cualquier ser humano, porque en ellas se verá reflejada toda una generación y parte de la memoria histórica reciente de Canarias y de cómo un grupo de hombres y mujeres con pocos recursos y mucho trabajo e imaginación, ayudaron a transformar una sociedad a través de algo más que una fiesta de mascaritas, quizás sin ser conscientes, de la importancia que tuvo el carnaval como instrumento de transformación social en plena transición democrática.

Sólo me queda agradecer en nombre de la familia , el gesto que ha tenido el ayuntamiento de Las Palmas a través de su concejalía del carnaval y a Malena Millares por instaurar y ceder respectivamente el premio, en forma de escultura de mi padre, de una caricatura de Cho Juá, que se ha entregado a murgas y comparsas ,a los buenos chicharreros que a través de internet mostraron su pésame y su admiración, a la familia carnavalera que a través de sus murgas le dedicaron un emocionante recuerdo, a los medios de comunicación y periodistas amigos y confidentes como José Febles, Salvador Sagaseta, Santiago Betancort Brito y otros; y especialmente, al Real club Victoria que través de su junta directiva encabezada por Antonio Padrón y Paco Medina han realizado una magnífica exposición sobre la historia del carnaval en homenaje a Manolo García, mi Padre.

Kiko García