Atado y bien atado

Es tal el cainismo y el apolillamiento en el sistema judicial español que ha sentado cátedra, nunca mejor dicho, cuando el tribunal supremo a instancia de dos organizaciones fascistas de extrema derecha, decidió juzgar al único juez que se atrevió a levantar la tapa del cagadero donde todavía el franquismo está enquistado, desde la vergonzosa ley del punto final, inadmisible desde el derecho internacional y de la declaración de los derechos humanos. El mundo al revés.

Como se sabe, los delitos de lesa humanidad no prescriben, y si por razones políticas y sociales hay quien piense que las circunstancias requerían esa protección institucional a los perros de la dictadura, muchos vivos aún; actualmente no se puede sostener , ni desde una perspectiva política dentro de Europa, ni desde la higiene que requiere actuaciones del Estado para esclarecer la verdad desde los primeros juicios sumarísimos hasta los últimos del tribunal de orden público, ni tampoco desde la ética política, ni de la moral social?

Al parecer, la amenaza política del dictador de dejar las cosas atadas y bien atadas se cumple en “ocasiones delicadas” como éstas, que encondonan la justicia , y cuando pienso en la utopía, me viene a la cabeza la película Pactar con el Diablo en la que Al Pacino, haciendo de Lucifer, intentaba convencer a un abogado vanidoso (Keanu Reeves) diciéndole que Dios es un caprichoso cruel cuando dice a los hombres: mira pero no toques, toca pero no pruebes, prueba pero no saborees?

La calidad de las democracias se mide con indicadores de justicia social, transparencia y participación entre otros, y no precisamente con juicios interesados como éste.

Así que visto lo visto, muchas veces, parece que Dios además de caprichoso y cruel, es un cachondo cuando le da sombreros a los que no tienen cabeza. Así nos va.

Kiko García