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Pobre pinzón azul de Gran Canaria

Ejemplar de pinzón azul de Gran Canaria

Pascual Calabuig

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La posibilidad de enriquecer el Centro de Cría en Cautividad de Tafira, y poder rentabilizar la cuantiosa inversión que supone su funcionamiento, pasa, sin duda, por reponer las parejas del plantel, tal y como reclama, cada temporada, el Cabildo de Gran Canaria, haciendo la oportuna Solicitud de Autorización Administrativa al Gobierno de Canarias.

Este pasado 2019, la referida solicitud fue bloqueada por la Oficina de Biodiversidad de la Viceconsejería de Medio Ambiente, por enésima vez. La excusa fue que “ahora no está en vigor el Plan de Recuperación” que obligaba a ello y que, por entonces, cuando estaba en pleno vigor, se bloqueó con otras más que injustificadas artimañas. Eso sí, no hubo ningún problema para “autorizarse”, a ellos mismos, el traslocar una docena de ejemplares desde Inagua. Estos ejemplares traslocados, tal y como demuestran los datos de su posterior evolución, son enviados al matadero pues desaparecen en su gran mayoría (62%). La realidad es que, entre 2015 y 2018, la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias ha procedido a traslocar, desde Inagua a la cumbre, un total de 62 ejemplares de los que apenas 12 (19%) han permanecido en ese pinar a la siguiente primavera, incorporándose a la incipiente población allí existente, generada gracias a la cría en cautividad. Unos 11 ejemplares han vuelto de nuevo a su lugar de origen en Inagua, debido a la intensa filopatría de la especie. Pero, lo más preocupante, es que un total de 39 ejemplares de pinzón azul, el 62%, han desaparecido y se dan por muertos. Son cifras inadmisibles tratándose de pinzón azul de Gran Canaria, máxime si existe una alternativa viable que garantiza unos resultados más que aceptables, eso sí esta alternativa es realizada por personal del Cabildo y eso, al parecer, no le interesa a determinados personajes del Gobierno. Mantienen la equivocada idea de que el pinzón azul les pertenece. Prefieren insistir en la tremenda anomalía de que una tarea responsabilidad del Cabildo, según la Ley de Transferencias 111/2002, sea ejecutada por el Gobierno, solo por el capricho de unos pocos técnicos que quisieran revertir el terrible fracaso al que sometieron la cría en cautividad durante sus once años de gestión en el pasado. Con esa conducta lo que consiguen es, sin ningún género de duda, enterrarse más y más en la ignominia del “ni hago ni dejo hacer”.

Ahora, en 2020, el Cabildo ha vuelto a solicitar autorización para reponer el plantel y ser efectivos en las tareas de cría, única herramienta que se ha demostrado eficaz para crear nuevas poblaciones de pinzón azul y conquistar miles de hectáreas de pinar, repobladas hace más de 50 años y que están pidiendo, a gritos, ser pobladas por el pinzón azul como parte del ecosistema.

En la actualidad, además, resultaría imprescindible para combatir el Efecto Allee (1) en el Pinar de Caldera de Los Marteles, donde han llegado algunas pocas parejas desde Llanos de La Pez. Los pinzones azules han dicho claramente: “nos gusta el lugar” y allí están, padeciendo la endogamia propia de tan escasa población y el resto de perversos fenómenos del referido Efecto Allee.

Esperemos que, de una vez, impere la cordura, el sentido común, que el Cabildo se plante de una vez, y se desbloquee el terrible boicot que lleva padeciendo desde 2012, en que, por totalmente injustificados argumentos, fue paralizada la liberación de ejemplares criados en Tafira. La excusa, en aquel momento, fue la supuesta falta de diversidad genética de los ejemplares. Se demostraría irreal pues los datos científicos pondrían en evidencia una diversidad superior a la existente en la propia población silvestre de Inagua. Pero es que, desde entonces, esos mismos personajes de la Viceconsejería de Medio Ambiente, han maquinado, muy ilegalmente por cierto, para que no se reponga la genética en Tafira a la que estaban obligados por un Plan de Recuperación y por todo un Proyecto LFE de la Unión Europea. Soberana contradicción que habla, por sí sola, de los muy oscuros intereses, celos y envidias profesionales, que mueven a estos personajes, eso sí, estratégicamente instalados en la Oficina de Biodiversidad de un Gobierno que debe tramitar las solicitudes del Cabildo. En todo caso un comportamiento inadmisible en la Administración Pública, desarrollado, durante décadas, con la condescendencia de sucesivos gobiernos.

Lo peor es que esos técnicos de la Viceconsejería son quienes están redactando el nuevo Plan de Recuperación del pinzón azul. Miedo dan, pues han demostrado una total falta de rigor y conocimiento, equivocándose de manera clamorosa y torticera en las cuestiones realmente importantes hasta la fecha.

Sería muy interesante que se conociera el currículum vitae, plagado de monumentales errores, del “técnico no titulado” que lleva las riendas del pinzón azul en la Viceconsejería. Es el mismo que, en su día, tras once años intentando criarlos en cautividad, llegó a la conclusión, expresada en la Memoria Final del Proyecto LIFE 98NAT/E/5354, de que “por razones inherentes a la propia especie, el pinzón azul no era susceptible de ser reproducido en cautividad”. La realidad era que, por falta de conocimiento y manejo de la terapéutica veterinaria, los responsables del Proyecto LIFE esterilizaban farmacológicamente a la totalidad del plantel de cría en Tafira al inicio de cada período reproductor, provocando su infertilidad. Desde entonces, a pesar de que pronto el Cabildo demostró lo contrario, repoblando con la cría en cautividad el Pinar de Llanos de La Pez, no ha cejado en el empeño de demostrar, mediante el boicot ejercido, su aseveración de que no se pueden criar, arruinando desde su Oficina el excelente trabajo desarrollado por el Cabildo de Gran Canaria. Por favor que alguien le pare los pies a semejantes personajes y dejen que el Cabildo saque al pinzón azul de su grave peligro de extinción.

(1) El Efecto Allee y el pinzón azul de Gran Canaria

(1) El Efecto Allee y el pinzón azul de Gran CanariaEl efecto Allee descrito por el eminente ecólogo norteamericano Warder Clyde Allee (1.885-1955) consiste en que en una población de determinada especie, una vez que se alcanza un umbral muy bajo del número de individuos que la componen, lejos de aumentar por la falta de competencia, sufre una disminución debido a múltiples causas como una menor supervivencia y reproducción.

Justamente ese efecto es el que afectaba a la incipiente población de pinzón azul de Gran Canaria (Fringilla polatzeky) en el pinar de Llanos de La Pez. Apenas un par de parejas en 2007, cuando fue descubierta por los ornitólogos que, en ese momento, trabajaban en las tareas de conservación de esa especie para el Cabildo de Gran Canaria. En esos pocos ejemplares se detectaron fenómenos muy extraños que solo se explicaban por ese Efecto Allee, que actúa directamente sobre los individuos, tales como variaciones en el canto de los machos e, incluso, una hembra de pinzón azul emparejada con un macho de pinzón vulgar (F. coelebs). En ese momento en que, además, debía existir una mínima diversidad genética, el trabajo de nuestro Cabildo, aportando decenas de ejemplares de pinzón azul, procedentes de la cría en cautividad y con una diversidad genética que incluso era superior a la detectada en la población fuente de la Reserva de Inagua, resultó clave para eliminar el perverso Efecto Allee. De esta manera se consiguió la población autosuficiente y en franca progresión, superior a las 30 parejas, que existe hoy en día en ese pinar cumbrero.

Ejemplares de la población de Llanos de La Pez se mueven hacia la Reserva de Inagua y viceversa, incluso quedándose en su nuevo pinar para criar, con lo cual ya podría hablarse del inicio de una metapoblación.

Pero también algunos pinzones azules de la cumbre se han movido hacia el Este, llegando al excelente pinar de Caldera de Los Marteles, donde en la actualidad existen unas dos parejas que han decidido criar por allí durante los últimos años, señal de que ese pinar es perfectamente apto para la especie. Una situación similar a la que ocurría en Llanos de La Pez y que ya hemos descrito. Dado el éxito obtenido con la liberación de ejemplares, procedentes de la cría en cautividad, en ese pinar, no podemos entender cómo no se actúa de manera similar incorporando un nuevo territorio al pinzón azul. Sin duda, visto el rigor del boicot a la cría en cautividad que padecemos por parte de la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias, nos hace pensar que anteponen intereses espurios a la conservación del pinzón azul de Gran Canaria. Si alguien conoce alguna causa real para justificar la no reposición de parejas en el Centro de cría de Tafira, con las que criar con eficacia, y repoblar nuestros pinares le rogaría me lo explicara.

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