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Retratados
Lo bueno que tienen algunas votaciones, como la que hace unos días se celebró en el Congreso de los Diputados para saber si la exhumación de Franco era respaldada por la cámara, es que de paso nos enteramos de qué pie cojea cada partido político. Cada diputado se retrata.
Solo las derechas nacionales, al contrario de las nacionalistas y las soberanistas, no votaron a favor del desentierro del cadáver del dictador en el Valle de los Caídos. La derecha nacional se puso de acuerdo para abstenerse en la simbólica pero a su vez sintomática votación.
Ciudadanos (la derecha naranja) había decidido hace unos meses votar a favor de la exhumación de Franco pero ahora Albert Rivera está amulado con Pedro Sánchez después que se rompiera el pacto entre ambos para el gobierno frustrado al no ser respaldado por las demás fuerzas políticas a derecha e izquierda de los dos protagonistas.
La derecha naranja escribe fino y la derecha azul cristal escribe normal. El PP, la otra derecha nacional en el Congreso de los Diputados, también se abstuvo, por lo que hay que deducir que ninguna de las dos lo tiene claro en relación al mausoleo del Valle de los Caídos, algo que resulta normal entre la derecha que respaldó y aplaudió al militar golpista gallego cuando acabó con la Segunda República y con cientos de miles de españoles tirados y enterrados malamente en las cunetas.
En un asunto como el desentierro de Franco, abstenerse es de cobardes. Hubiese sido preferible que votaran negativamente, que es lo que parece que les pide el cuerpo, y de hecho así lo hicieron dos diputados del PP, aunque posteriormente justificaron su voto por una presunta equivocación. Pero lo cierto es que hay veces que te traiciona el subconsciente.
En Canarias, sin ir más lejos, Coalición y el PP se acaban de abstener en la votación que quita el título de Hijo Adoptivo a Franco en el municipio tinerfeño de San Juan de la Rambla. La alcaldesa de Güímar, también propone trasladar el monumento a Franco desde Santa Cruz a su municipio y se queda tan pancha.
Esta alcaldesa, que suma los votos de sus vecinos invitándolos a acudir a los platós televisivos de 'Sálvame', es el claro ejemplo de la Canarias profunda y analfabeta. Que una política de este exiguo calibre se permita llamar dictador al presidente del Gobierno de España, a la vez que deifica a Franco, dice mucho de su baja estofa y su evidente calaña.
Pablo Casado debería ficharla junto con Marta Sánchez, la primera para lanzar vivas a Franco y la otra como abanderada del himno nacional. Solo nos faltaría ver al presidente del PP gritar 'viva el rey' después de visitar a su cuñado en la cárcel.
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