Espacio de opinión de Canarias Ahora
A la tercerita
El anuncio de Zapatero ha sido un revulsivo. A pesar de que los resultados de las encuestas suelen coincidir con las simpatías editoriales del medio que las encarga y publica, que arrima el agua a su molino, reflejan ya que algo ha cambiado. Aunque no sé yo si tanto como para la espectacular remontada psocialista que refleja el último sondeo del diario “Público”. Este periódico ha publicado otros anteriores con victoria del PP por goleada; sin embargo, ahora registra que, en apenas un mes, el PSOE ha recortado los trece puntos de ventaja pepera y la ha dejado en dos y rozando ya el empate técnico, que, debo confesarles, no sé en qué consiste pero queda bonito aludirlo.
Quiero decir que la marcha de Zapatero despertó las esperanzas de la militancia psocialista y de los votantes ya resignados a que les metan derechona en vena. Rubalcaba y Chacón, que podrían enfrentarse en las primarias, tienen que ver con esa supuesta inversión de tendencia y hay quienes piensan que de ir juntos en la lista electoral, Rajoy saldría derrotado por tercera vez. A la tercerita, pudiera decirse.
Las urnas dirán. De momento, está claro que algo así temían los peperos y que por eso pedían elecciones anticipadas; para aprovechar la marea de las encuestas favorables. Nadie con un poco de sentido común ve conveniente convocar elecciones en medio de una crisis porque hubieran paralizado o retrasado la toma de decisiones importantes. En este sentido conviene decir, dejando a un lado la discusión de si las medidas de Zapatero son o no las que se necesitaban (y justas para quienes las sufren en su pellejo), lo cierto es que frente a ellas nada concreto ofrece el PP; salvo su afirmación de que lo haría mejor. Lo que para mí significa la amenaza de apretar en la misma línea con mano aún más dura. Al optar Zapatero por recetas liberales, no podía el PP contradecirlas, de modo que aprovechó su impopularidad para enterrar más al Gobierno, ocultando, al propio tiempo, que su idea es ir más lejos en recortes, privatizaciones y demás que constituyen, no lo olvidemos, el núcleo de su ideología económica. Necesitaba el PP elecciones anticipadas, no fuera a invertirse la tendencia favorable al poner el paso del tiempo de manifiesto la engañifa de su doble lenguajes y reservas mentales.
El doble juego lo repite el PP en materia antiterrorista. A pesar de los éxitos de Rubalcaba, que ha logrado debilitar a ETA hasta extremos nunca vistos, sigue acusando al Gobierno de conchabo con los asesinos y presentó la puesta en libertad y huida de Troitiño como prueba. Ha querido pasar por decisión del Gobierno ponerlo en la calle cuando es cosa de los jueces, a los que competen esas decisiones. Con olvido, ya ven, de que Rajoy se vio en la misma tesitura con Josu Ternera y alegó exactamente lo que ahora Rubalcaba: la ilegalidad de someter a vigilancia policiaca a quien la Justicia ha puesto en libertad. Era de ver cuan complacidos se mostraron los miembros de la cúpula pepera en la última manifestación de las víctimas del terrorismo al oír lo de “Rubalcaba, a prisión”. Aunque igual su complacencia se debió a que no pedían su envío al paredón, como en otros tiempos; algo han avanzado. Se hizo notar, por cierto, la ausencia de Rajoy que en ese doble juego deja a otros acariciar al electorado ultra para no mancharse las plumas de la moderación y no perder votos de unos ni de sus contrarios.
Anda el PP entre la mentira, la manipulación y la esquizofrenia, lo que, unido a su negativa a cerrar filas con el Gobierno frente a la crisis económica, podría pasarle factura si no consigue forzar elecciones anticipadas. De no conseguirlas, corre el riesgo de que el paso de los meses ponga en evidencia que para llegar a La Moncloa está dispuesto a hundir el país. Lleva ocho años desacreditando a las instituciones, agravando cuando no creando conflictos con notable aporte a la crispación que tanto ha contribuido al hartazgo ciudadano; y como guinda de la tarta anda Aznar por esos mundos de maestro repostero advirtiendo a los inversores de los graves riesgos que corren en España, a la que negó, hace poco, capacidad para hacer frente a la deuda exterior. Hay quien lo considera por ello “traidor”, pero me interesa más subrayar en cuanta medida responde a ciertas características de la derechona española de siempre, la que es hoy el PP. Una sería la de creerse los propietarios del país y que como tales pueden hundirlo porque yo con lo mío hago lo que me da la gana.
Consecuencia de lo anterior el empute ante unos advenedizos que les han expoliado el poder y a los que debe combatirse con todo. La otra, considerar la política asunto exclusivo de las elites de partidos que ven en la democracia un inconveniente molesto al obligarles a cumplimentar cada cuatro años el trámite de las elecciones. De ahí para abajo, están los estúpidos españoles a los que no ofenden en su inteligencia porque se supone que no la tienen. Para la derechona, somos bobos y Europa acaba en los Pirineos. En su cara norte.
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