Tomás Morales en su centenario
Tras la conmemoración del centenario del fallecimiento de Benito Pérez Galdós en 2020, entramos de lleno en 2021 con la evocación del centenario del fallecimiento de otro de los grandes escritores grancanarios. El próximo 15 de agosto se cumplen cien años de la muerte de uno de los escritores más importantes que ha dado esta tierra: Tomás Morales. Nacido en la localidad grancanaria de Moya en 1884, es autor de una obra cumbre de la literatura hispánica, Las Rosas de Hércules (publicada en dos tomos entre 1919 y 1922). Tomás Morales representa, junto con Alonso Quesada y Saulo Torón, la cumbre del movimiento literario modernista de nuestras islas. Numerosos estudiosos de su obra coinciden en que es también uno de los mejores exponentes de dicho movimiento en todo el mundo hispánico, perfecto heredero del legado de Rubén Darío.
Independientemente de la proyección que el poeta tiene en el mundo de la literatura, dentro y fuera de las islas, en un momento como éste, a las puertas de su centenario, es necesario recordar la importancia capital que tiene para nuestra sociedad y nuestra cultura. El nombre de Tomás Morales nos acompaña desde hace muchos años a cada paso que damos por la isla. Una de las arterias principales de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, en pleno distrito estudiantil, lleva su nombre. El instituto dedicado a su memoria está justamente en esa zona, así como la pequeña plazoleta ubicada frente al Campus del Obelisco, con un magnífico busto del poeta realizado por el gran escultor Victorio Macho. Uno de los más famosos botes de vela latina de la ciudad se llama Tomás Morales. No solo en la capital de la isla podemos recordar a cada paso su nombre: de ruta por el norte, en Agaete, localidad donde se casó y donde vivió unos años, encontramos el Paseo de los poetas, con el conjunto escultórico de Saulo, Alonso y Tomás. Y, ya en Moya, se ubica la casa natal del escritor, en la plaza que lleva su nombre, hoy un magnífico museo perteneciente al Cabildo de Gran Canaria.
Pero, además de esos elementos que nos hacen rememorar a nuestro escritor, ¿qué significa realmente su figura para nuestra isla? Una relectura de sus libros nos sirve como un verdadero espejo en el que mirarnos. El espíritu de su legado sigue vigente, intacto, como si de un visionario se tratase. La modernidad de Tomás Morales está en que lo que cantaba hace más de cien años es la esencia de lo que somos hoy en día. Supo decir con bellas y justas palabras lo que somos y lo que queríamos ser. Los “Poemas del mar” cantan el desarrollo del puerto de La Luz, el trajín de sus barcos, el motor económico de la isla, símbolo de progreso y de apertura al exterior. Su “Canto a la ciudad comercial” es fiel reflejo de la ciudad cosmopolita, moderna, desarrollada y multicultural que hoy conocemos: “Ciudad de los ritos comerciales / abierta a los cuatro puntos cardinales”. La “Oda al Atlántico” es el canto más poderoso que se ha escrito a este océano en el que vivimos, que marca nuestras vidas y condiciona nuestra forma de ser, abierta, solidaria, curiosa. Pero el poeta no olvidó los campos de la isla, rememorados en su tierra natal en “Vacaciones sentimentales”, ni la antigua selva de Doramas, verdadera reliquia ecológica y espiritual de la isla, cuyos restos en los Tilos de Moya canta con dolor, ni tampoco la parte antigua de Las Palmas de Gran Canaria, el barrio de Vegueta, al que le dedica unos poemas en los que ensalza la casa canaria, sus gruesos muros, sus amplios patios y corredores de tea, su pila de agua, la casa de los antepasados: “Tienes luz de familia, tienes paz de santuario / claramente embebida de cosas interiores: / para soñar o amar, albergue extraordinario”.
Tomás Morales también ha proyectado nuestra tierra y nuestra cultura más allá del archipiélago. Nos ha colocado, gracias a la calidad de su palabra, en el panorama de la cultura universal. Traducidos muy tempranamente al inglés, al alemán y al francés, sus poemas figuran en numerosas antologías y repertorios bibliográficos de todo el mundo. Rubén Darío publicó sus versos en la revista francesa “Mundial Magazine”, que dirigía desde París. En los tratados de literatura su obra se estudia en el contexto literario que corresponde.
En esta coyuntura, el Cabildo de Gran Canaria junto con otras instituciones e iniciativas privadas y con el asesoramiento de expertos en la materia, quiere estar a la altura de las circunstancias. Máxime teniendo en cuenta que el autor, en su faceta menos conocida, llegó a ser consejero y vicepresidente del Cabildo desde abril de 1920 hasta su fallecimiento, recordado por un talante político siempre dialogante y en pro del fortalecimiento de la institución insular como garante de la descentralización administrativa. Pero sobre todo debemos estar a la altura de su nombre porque nuestra institución insular es la propietaria de la Casa Museo Tomás Morales, adquirida en 1966, reformada con el máximo respeto bajo la dirección de Santiago Santana y abierta al público desde 1976.
La dirección de la casa-museo trabaja desde enero de 2017 en una nueva etapa que se ha ido consolidando los últimos años. En mayo de 2017 tuve la oportunidad de inaugurar la más importante exposición plástica de José Hurtado de Mendoza, sobrino nieto de Pérez Galdós y gran amigo de Tomás. Desde entonces, el museo ha hecho un enorme esfuerzo en remozar las salas expositivas y actualizarlas, en organizar muestras bibliográficas o artísticas trascendentales, en diseñar seminarios con importantes intelectuales, en publicar libros y catálogos relacionados con su ámbito de actuación, en adquirir nuevos fondos bibliográficos sobre el modernismo. Nos consta que su biblioteca y archivo son de los más relevantes de la isla, con varios miles de volúmenes y documentos (en vías de digitalización) especializados en literatura. Antes de la llegada de la pandemia, la red de centros educativos con los que colaboraba la casa-museo había contribuido decisivamente a la divulgación de la obra de Tomás Morales. Ahora, en una reconversión necesaria y ágil al mundo digital, podemos ver a través de sus redes numerosas entrevistas, seminarios online y charlas de jóvenes especialistas sobre temas literarios.
La Casa-museo es el gran centro de divulgación y conservación de la obra de Tomás Morales, además de lugar para la investigación en los estudios modernistas y espacio de dinamización cultural. Dada la magnitud y la proyección de su patrimonio, está llamada a convertirse plenamente en el centro de estudios modernistas del que seguro todos lo canarios y canarias podremos enorgullecernos en los próximos años.
La cultura canaria sigue viva y comprobamos la enorme potencialidad que contagia a quienes la cultivamos, la compartimos y la disfrutamos. Su fortaleza nos aporta sentido y energía a quienes nos sentimos isleños y necesitamos esas referencias para entender, explicar y crear en Canarias. Siempre la cultura nos ha humanizado y en tiempos tan trágicos como los que vivimos, con más razón. Y Tomás Morales ha contribuido decisivamente a valorar y apreciar este insustituible legado cultural.
Nuestro compromiso con la figura de Tomás Morales es de justicia. El propio Cabildo, a la muerte del poeta, encargó el mausoleo con la escultura modernista (también de Victorio Macho) que hoy podemos visitar en el cementerio de Vegueta. A partir de este próximo 15 de agosto tenemos que honrar su figura. La Consejería de Cultura de este Cabildo, que liderará los actos principales del centenario coordinando muchas de las actividades con el Ayuntamiento de la Villa natal del poeta, irá desgranando poco a poco las acciones diseñadas a tal fin. Desde el Cabildo de Gran Canaria se lo debemos al poeta, la ciudadanía se lo debe, por todo lo que ha hecho y sigue haciendo por nuestra cultura después de su muerte.
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