Espacio de opinión de Canarias Ahora
La vuelta de la UD a Primera División
Estando en el Estadio de Gran Canaria en el partido con el Levante me acordé del primer encuentro que jugó la Unión Deportiva en la máxima categoría nacional, en imágenes algo difusas y perdidas en el tiempo, porque en 1951 tenía siete años y los recuerdos en esos tiempos se evaporan. Pero si tengo en la memoria que fui con mi padre y sus amigos desde el Puerto de la Luz, y que el Estadio Insular estaba lleno a reventar, y que aquel 9 de septiembre de 1951 fue un día caluroso, pegajoso. Para empezar la Liga tocó nada menos que el Real Madrid, y se perdió por 1-4, con una desafortunada actuación del portero Viera, que tuvo que ser sustituido por González, que tampoco ofrecía muchas garantías. En realidad hasta que no llegó Pepín en enero de 1952, el talón de Aquiles de la UD estuvo en la portería, cubierta por González y Gorrín, tampoco este último con muchos aciertos.
Refiriéndome de nuevo al partido inaugural de la Liga 51-52, y del debut amarillo en la Primera División, hay que consignar en primer lugar el equipazo que tenía el Real Madrid, que aunque todavía no figuraba Alfredo Di Stefano en sus filas, no obstante reunía un plantel de excelentes jugadores. En aquella ocasión se alinearon: Alonso II; Clemente, Hon, Alonso I; Muñoz, Montalvo: Joseito, Olsen, Pahiño, Molowny y Cabrera. Dos canarios en sus filas, Molowny y Cabrera, dos exmarinistas que luego triunfarían en el Real Madrid. En ese encuentro Las Palmas jugó con Viera (González); Castañares, Juanono, Yayo; Tatono, Elzo; Manolín, Polo, Tacoronte, Peña y Cedrés. Eran los mismos jugadores que habían conseguido el ascenso frente al Málaga en julio de ese mismo año, pero sin Manolo Montes en la portería, que había sido traspasado al Atlético de Madrid.
Los goles del equipo blanco los marcaron Pahiño (3) y Luis Molowny, y el de la UD lo consiguió Cedrés. Mal comienzo indudablemente en esta primera experiencia en Primera División, y el público salió del Insular bastante cabizbajo. A modo de recordatorio decir que esa temporada se bajó a Segunda División junto al Atlético de Tetuán, y luego se tuvo que esperar dos temporadas para retornar a la máxima categoría del fútbol español, que consiguió en Tenerife en la temporada 53-54. Toda la critica coincidía que con los porteros Viera, González y Gorrín en la primera vuelta era prácticamente imposible alcanzar la permanencia, y Pepín llegó en la segunda vuelta, en el mes de enero, debutando contra el Celta en el Insular, pero la carga negativa era ya demasiado fuerte.
En esta ocasión del primer partido en Primera División en el Gran Canaria (segundo de la Liga) la jornada empezó a las dos y media de la tarde con una comida en La Marinera a la que fuimos invitados los cuatro periodistas más veteranos, jubilados, y medallas de oro de la UD, Pascual Calabuig, Segundo Almeida, Antonio Cruz, y el que suscribe y junta estas letras. Más que la comida, que estuvo excelente y muy marinera, en donde el anfitrión Nicolás Ortega volvió a confirmar la calidad de los géneros que allí se cocinan, lo que en realidad para mí fue inolvidable constituyó la charla con los directivos de la UD, el Levante y los entrañables compañeros periodistas de tantos años. De directivos presentes en el almuerzo estaban por la Unión Deportiva Las Palmas su presidente Miguel Ángel Ramírez, Vicepresidente, Nicolás Ortega, director general de Gestión, Patricio Viñayo, y el director de Comunicación, Larry Álvarez; y por el Levante, su presidente, Francisco Javier Catalán; presidente de Honor, Francisco Fenollosa, consejeros, Miguel Ángel Ruiz y Padro Catalán, y el director de Comunicación, Alberto Gil.
En la comida se habló de fútbol, lógicamente, y Miguel Ángel Ramírez sacó una vez más su gran capacidad dialéctica a relucir, con exposiciones en ocasiones en mi opinión discutibles, pero todas ellas muy profundas y de gran interés, y sostuvo con Francisco Javier Catalán una animada charla con interioridades de los clubes de fútbol que fueron muy instructivas para los periodistas presentes. Una vez más comprobé el buen fichaje de Larry Álvarez por parte de la Unión Deportiva, y me permití decirle que lo veía mejor de amarillo que con la gaviota del Partido Popular, a lo que me respondió con una sonrisa muy diplomática, pero creo que ha nacido entre nosotros una buena amistad, pese a las diferencias políticas, y puedo decir y digo que es una persona con la que da gusto hablar. De Patricio Viñayo no debo hacer muchos elogios, porque los lectores más avezados saben que fuimos compañeros en “La Provincia”, pero me parece justo resaltar el panegírico que le hizo Miguel Ángel Ramírez por la labor que está haciendo, y Patricio que estaba a mi lado casi se puso colorado. Muy simpático fue el detalle del presidente del Levante, Francisco Javier Catalán, que sabía del nacimiento de Pascual Calabuig en Valencia, en el Cabañal, barrio del equipo azulgrana valenciano, y le dijo “tú eres de los nuestros”, y Pascual le contestó: “En Valencia viví 20 años, en Gran Canaria llevo 50, y a la Unión Deportiva la llevo en el corazón”.
Después de la comida, con una amplia sobremesa, rian para el Gran Canaria, y me llevó Pascual Calabuig en el coche que había alquilado en el aeropuerto, pues vino desde Lanzarote como casi siempre a ver a su Unión Deportiva Las Palmas. Y no vean como conduce Pascual, con sus 90 años, para 91 en octubre próximo. Me dio bastante moral ver a este histórico periodista “¡Pues no faltaba más”! conduciendo el coche hasta el estadio. De la charla con Pascual, Segundo y Antonio, no vean ustedes todo lo que repasamos, y el golpe de Cruz Domínguez fue decirme que era el benjamín de los periodistas jubilados. Se me olvidaba decirles que la Unión Deportiva empató con el Levante a cero goles, pero de esto ya les da detalles mis jóvenes colegas. Me quedo con la gran aventura humana de haber estado con estos periodistas y dirigentes del fútbol, desde el mediodía hasta casi la media noche.
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