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Populistas y populares

Rafael González Morera

Cada cierto tiempo le doy vueltas incluso al diccionario de la RAE, y me estrujo el cerebro, que uno es un poco torpe, para desentrañar las diferencias entre populistas y populares. He llegado a la conclusión que populistas son aquellos dirigentes que se creen que son el ombligo del mundo, y entre ellos están Felipe González, José María Aznar, Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, y un largo etcétera de altos cargos del PPSOE. No puedo dejar de citar a Esperanza Aguirre, una de las mayores populistas del Partido Popular, aniquiladora de mendigos, gurteliana por todas las esquinas de la Comunidad de Madrid, ferviente defensora de la tauromaquia y al que no le guste los toros como en mi caso afirma que no es español, azote permanente de Podemos y demás rojos del lugar, caballo de troya dentro de su partido, y ojo Mariano que si puedo te saco los idem. En realidad el término populista no está recogido en el RAE, y es de una gran ambigüedad, utilizado por los periodistas derechosos para atacar a Podemos sembrando la confusión populista entre el pueblo popular. Populista puede ser un político de izquierda, de centro, de derecha, porque es una definición peyorativa y caben todos dentro del mismo saco populista, y tal.

Me tropiezo con la vecina del quinto en la plazoleta de Farray, que viene con una bandera republicana de la festividad del Primero de Mayo, y le cuento mis cuitas entre populistas y populares. Me corta radicalmente. “Usted lo que tendría que hacer es un análisis de los populosos, y dejar tranquilos a los populistas y populares. Creo que realmente los que no son de fiar son los populosos, que para mi entender son los que en un pueblo grande adquieren el carácter de cacique y dos silbos gomeros, un populoso es sin duda alguna Casimiro Curbelo, que en La Gomera domina en plan popular y populista toda la isla, hasta el punto que marchándose del PSOE va a conseguir ganar el 24 de mayo por goleada, dejando a los populistas de Pedro Sánchez y la Patricia Hernández en la calle y sin llavín. Entre los sociatas, otro que destaca en plan no se sabe si populoso o populista es José Miguel Rodríguez Fraga, del PSOE, que tiene un cuento caciquil popular en el sur tinerfeño de nunca acabar. Para seguir con ejemplos canarios, otro populoso es Francisco Sánchez, alcalde de Mogán y cuatro góndolas, que todavía sigue en el machito y eso que está imputado, perdón, investigado según los nuevos modos justicieros y tal, y no le digo nada de la populosa María del Carmen Castellano, alcaldesa de Telde y dos faycanes. España está llena de populosos, y está en manos del pueblo popular dejarlos fuera de combate”.

Al llegar a este punto amenazo a mi vecina del quinto con mandarme a mudar a El Charcón a darme un baño para refrescarme de tanto rollo popular, populista y populoso, pero trata de rematarme con una filípica final. “Espere que le digo otro par de cositas, mire, ahora mismo en Podemos hay un exlíder, Juan Carlos Monedero, que es el mayor ejemplo de personaje populoso y popular, de gran ejemplo de honestidad política, porque no hay ningún caso en la política española de un dirigente de alto nivel que dimita de la dirección, se quede como militante de base en el Círculo de su barrio, y además le haga unos elogios tremendos a su jefe de fila en una carta pública de alto valor intelectual, que por cierto el periódico El País no ha tenido la dignidad de publicar. Además las últimas noticias es que va a colaborar incluso en la campaña electoral con el partido y con sus Círculos intelectuales. ¿Ha hecho lo mismo el PSOE con Griñán y Chaves?. Ni hablar. Ahí están todavía en el Senado, cenando opíparamente. ¿Y el Partido Popular conoce entre sus cargos la palabra dimisión? No hace falta que le haga la lista de ”populares, populistas y hasta populosos“ que se aferran a las poltronas en el PP y no hay quién les quite sus chollos, salvo que el pueblo despierte. Por el contrario con respecto a Monedero, Pablo Iglesias ha dado muestras de ser un populista de mucho rango, porque en el argumentario que ha distribuido a todos los dirigentes de comunidades autónomas pide que no se hable de la República, de Venezuela ni del bolivarismo y tampoco de los bolivarianos, ni de la historia de Simón Bolivar El Libertador, tampoco del socialismo, ni del 11M y la Puerta del Sol, y sí poner énfasis en la transversalidad y en la centralidad, pero no en el centralismo democrático de los partidos comunistas, ni de coña, y si es posible no insistir mucho en que Podemos es un partido de izquierda para no asustar a los votantes más conservadores, que la única forma de quitarle votos al PPSOE es recalcar que Ada Colau, Tania Sánchez, Monedero, Anguita y hasta el mismísimo Alberto Garzón, de IU, son demasiado rojos y partidarios de nacionalizar y socializar a los bancos, a las empresas eléctricas, a todo el IBEX 35, y hasta a la Iglesia Católica, sí, sí, socializar a la Iglesia Católica, quitarle las subvenciones y ponerles impuestos hasta por decir misa. Rojos, que son unos rojos peligrosos, y Pablo Iglesias está dispuesto a ser un nuevo converso”.

En este punto extremista de la filípica me fui a El Charcón de mi querida playa de Las Canteras a remojarme por fuera, y luego con unos amigos me remojé por dentro un tanto confuso y con las ideas extraviadas, que ya no sabe uno a quién votar o botar. Por supuesto no al PPSOE.

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