Dice la Real Academia Española de la Lengua que su función limpia y da brillo y esplendor al idioma castellano. Cada día se afanan los académicos por adaptar el lenguaje a los nuevos tiempos, a la vez que intentan que los usuarios no se alejen mucho de las esencias del legado de Cervantes. Los periodistas y los medios de comunicación desempeñamos un papel trascendental en el respeto a esas normas de entendimiento, y en ese lote de “periodistas” deberíamos incluir a los servidores públicos que dedican su tiempo a informar desde las instituciones de las cosas que se hacen en ellas. Hay una responsable de comunicación, de nombre Acerina, que a pesar de llamarse igual que una fibra para trabajos especiales de limpieza, ni limpia, ni da brillo, ni mucho menos esplendor, al castellano. Más bien diríamos que lo deja empañado.